?Por qu¨¦ las mujeres disfrutan m¨¢s del sexo bajo el socialismo?
Un vistazo a la ¨²ltima obra de Kristen Ghodsee y una reflexi¨®n sobre c¨®mo la igualdad de g¨¦nero ha avanzado siempre que se le han puesto l¨ªmites al mercado
Escucho, en la inauguraci¨®n del curso acad¨¦mico del Instituto de Estudios Sociales Avanzados, a la siempre brillante M.? ?ngeles Dur¨¢n reivindicar los cuidados como el gran desaf¨ªo pol¨ªtico y social del siglo XXI. Su an¨¢lisis es certero y doloroso, pero las posibles salidas que plantea al callej¨®n en el que nos encontramos distan de ser pac¨ªficas y sobre todo realistas. Es evidente que, junto a otros compromisos personales y pol¨ªticos, la soluci¨®n pasa por unas pol¨ªticas p¨²blicas que pongan la vida en el centro y que, por lo tanto, valoren tambi¨¦n la riqueza, invisible como dice Dur¨¢n, del cuidado. Mucho me temo que este programa tan ambicioso, y que lamentablemente no ocupar¨¢ mucho espacio en las luchas electorales que soportaremos este oto?o, vuelve a darse de bruces contra la que constituye la ra¨ªz ¨²ltima de la discriminaci¨®n estructural que sufren las mujeres y que no es otra que la alianza entre patriarcado y capitalismo. No creo que, sin superar la divisi¨®n sexual del trabajo, que como bien dice Mar¨ªa Pazos es la marca econ¨®mica del orden patriarcal, y sin revolucionar los objetivos de las pol¨ªticas econ¨®micas, en sentido feminista claro, sea posible llegar a un modelo de convivencia en el que los hombres dejemos de aprovecharnos del trabajo que las mujeres hacen para satisfacer nuestros deseos y necesidades. Solo mediante esa revoluci¨®n ser¨¢ posible dotar de contenido sustantivo a conceptos que, como los de conciliaci¨®n o corresponsabilidad, de momento solo sirven para parchear los agujeros negros de nuestras democracias.
He pensado mucho en estas cuestiones al leer el libro de la experta en estudios de Rusia y Europa del Este, Kristen Ghodsee, que con el sugerente t¨ªtulo de Por qu¨¦ las mujeres disfrutan m¨¢s del sexo bajo el socialismo. Y otros argumentos a favor de la independencia econ¨®mica?[puedes leer un extracto del libro en este enlace] nos aporta muchas claves de c¨®mo la igualdad de g¨¦nero ha avanzado siempre que se le han puesto l¨ªmites al mercado. Su punto de partida est¨¢ ¨ªntimamente relacionado con lo que la cuarta ola feminista est¨¢ subrayando: ¡°El capitalismo no tiene problemas en mercantilizar el sexo, ni siquiera en aprovechar las inseguridades que existen en las relaciones para vendernos productos y servicios que ni queremos ni necesitamos. Las ideolog¨ªas neoliberales nos hacen ver nuestros cuerpos, nuestra atenci¨®n y nuestros afectos como objetos que comprar y vender¡±.
El libro de Ghodsee, en el que nos va recordando figuras femeninas de los pa¨ªses de la ¨®rbita socialista que no suelen estar presentes en nuestro imaginario de grandes referentes, confirma lo que a estas alturas deber¨ªa ser una evidencia, al menos si se han hecho las convenientes lecturas de teor¨ªa feminista y muy especialmente de las economistas que analizan la realidad con conciencia de g¨¦nero. ¡°El capitalismo no regulado es malo para las mujeres y si adoptamos algunas ideas del socialismo la vida de estas mejorar¨¢. Cuando se lleva a cabo de forma adecuada, el socialismo fomenta la independencia econ¨®mica y mejora las condiciones laborales, la conciliaci¨®n laboral y familiar y, s¨ª, incluso las relaciones sexuales¡±.
La autora nos ofrece m¨²ltiples ejemplos de c¨®mo en aquellos pa¨ªses en los que se han desarrollado pol¨ªticas garantizadoras de derechos sociales y econ¨®micos, y que por tanto han puesto trabas a la sacrosanta libertad de los mercados, han permitido una mayor independencia de las mujeres en un contexto de mejores condiciones en general para la clase trabajadora. Como bien se nos recuerda en este libro, la emancipaci¨®n de las mujeres fue uno de los objetivos presentes en casi todos los reg¨ªmenes basados en el socialismo de Estado. De hecho, en casi todos ellos se redujo la dependencia econ¨®mica de las mujeres respecto de los hombres. Ahora bien, y esto es algo que Ghodsee deja claro de las primeras p¨¢ginas, ello no quiere decir que ese programa se consiguiera del todo o que no hubiera aspectos negativos. Entre otras cosas, fue mayoritaria la resistencia de los hombres a participar en el trabajo dom¨¦stico y la crianza, adem¨¢s de que en ninguno de estos pa¨ªses se promovieron los derechos de las mujeres con la finalidad de favorecer su individualidad, sino que m¨¢s bien su eje de referencia fue el doble papel asignado como trabajadoras y madres en el sostenimiento de la naci¨®n. Ahora bien, a nadie se le escapa c¨®mo el derrumbe del socialismo de Estado en 1989 y la llegada triunfante del neoliberalismo, ha provocado que ¡°las europeas del Este vuelvan a ser mercanc¨ªas que se compran y que se venden, y cuyo precio viene determinado por las veleidosas fluctuaciones de la oferta y la demanda¡±.
A trav¨¦s de seis cap¨ªtulos en los que la autora aborda cuestiones esenciales como el trabajo, la maternidad, el liderazgo, el sexo o la ciudadan¨ªa, el libro editado por Capit¨¢n Swing nos pone en evidencia que cuando hablamos de revoluci¨®n feminista lo estamos haciendo tambi¨¦n de la necesidad de pol¨ªticas redistributivas que persigan la justicia social. Solo mediante la superaci¨®n de la l¨®gica depredadora del neoliberalismo y de la liberaci¨®n de las garras de un mercado basado en la compra y venta de deseos, ser¨¢ posible no solo la realizaci¨®n del horizonte igualitario sino tambi¨¦n de un modelo de convivencia en el que los seres humanos podamos ser mucho m¨¢s felices, incluidas nuestras relaciones afectivas y sexuales. No hay que olvidar c¨®mo el capitalismo mercantiliza casi todos los aspectos de nuestra vida privada y de c¨®mo los cuerpos y la sexualidad de las mujeres ¡ªpornograf¨ªa, prostituci¨®n, vientres de alquiler¡ª contin¨²an siendo el territorio donde patriarcado y capitalismo campan a sus anchas. Todo ello, no lo olvidemos, legitimado por la fantas¨ªa de la libertad de elecci¨®n. No es que Kristen Ghodsee plantee un retorno a reg¨ªmenes socialistas que acabaron convertidos en farsas autoritarias, sino que lo que reivindica es un sistema en el que las libertades individuales no puedan desentenderse de la fuerza equiparadora que permite la igualdad material. O, dicho de otra manera, un Estado Social sin sesgos de g¨¦nero.
El eco de mujeres como Rosa Luxemburgo, Flora Trist¨¢n o Clara Zetkin, o de otras menos conocidas como Inessa Armand o Nadezhda Krupskaya, impregna unas p¨¢ginas en las que es imposible no recordar la habitaci¨®n propia de Virginia Woolf o incluso la apasionada vindicaci¨®n del sufragio realizada por Clara Campoamor. Porque Ghodsee, en las conclusiones del libro, llama la atenci¨®n sobre el poder del voto de las mujeres y hace un llamamiento para que a trav¨¦s de las urnas sea posible iniciar si no una revoluci¨®n s¨ª al menos la apuesta por un compromiso efectivo con la emancipaci¨®n de las mujeres. La cual tambi¨¦n pasa, como dir¨ªa la enorme Alessandra Kollontai, por inventar otra manera de relacionarnos, en la cama y fuera de ella, ellas y nosotros. Un objetivo que, como ya advirtiera la autora de Autobiograf¨ªa de una mujer sexualmente emancipada, deber¨ªa ocuparnos y preocuparnos a quienes todav¨ªa estamos bien lejos de ¡°hombre nuevo¡± con el que la mujer emancipada pueda al firmar un pacto sin jerarqu¨ªas. Solo as¨ª podremos gozar todas y todos de un Eros alado en el que la conexi¨®n borre todo rastro de dominio en el amor, en el sexo y en la vida.
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