Renato Cisneros: ¡°Un hijo te salva de la mediocridad¡±
En 'Alg¨²n d¨ªa te mostrar¨¦ el desierto', el autor indaga en un viejo dilema: ?es compatible el oficio de escritor con la tarea mental y f¨ªsicamente agotadora de criar a un ni?o?
El escritor peruano Renato Cisneros llega agitado a nuestra cita en la sede que Penguin Random House tiene en la Calle Luchana de Madrid. Tras saludarnos y servirnos un vaso de agua, le comento que me tomo el encuentro m¨¢s que como una entrevista como una charla entre padres que han buscado en la literatura, ¨¦l como escritor y yo como lector, explicaciones y validaciones emocionales a una experiencia ambivalente como ninguna otra, repleta de claros y oscuros, pero que sin embargo tiene tendencia a la cursiler¨ªa, el sentimentalismo y la autoayuda. No hay asomo de esa cursiler¨ªa en Alg¨²n d¨ªa te mostrar¨¦ el desierto, un diario de paternidad valiente y real como la vida misma que se lanz¨® primero en formato audiolibro (narrado por el propio autor) y que ahora llega en papel de la mano de Alfaguara. En sus p¨¢ginas, Cisneros desnuda sus miedos (a no estar preparado, a perder su espacio) y muestra sin edulcorar sus tics machistas heredados y los arrebatos ego¨ªstas de un escritor que indaga en un viejo dilema: ?Es compatible el oficio de escritor con la tarea mental y f¨ªsicamente agotadora de criar un hijo? M¨¢s de dos a?os despu¨¦s de ser padre reconoce no tener a¨²n una respuesta clara. Puede que quiz¨¢ no la haya.
PREGUNTA. Tengo que confesar que tom¨¦ con un poco de miedo tu libro. Tem¨ªa que fuese a reproducir el discurso de la buena madre, la madre perfecta, cari?osa y siempre disponible pero en versi¨®n paterna, y que fuese a caer en la cursiler¨ªa.
RESPUESTA. Cuando escrib¨ª a?os atr¨¢s la novela sobre mi padre, la posibilidad de caer en el melodrama tambi¨¦n era alt¨ªsima. En aquel entonces me ayud¨® mucho a controlar esa sentimentalidad autom¨¢tica que brota cuando uno empieza a escribir sobre un ser querido el hecho de leer libros sobre ese subg¨¦nero, lo que me permiti¨® entender que la clave estaba en hablar de ¨¦l como si fuese un personaje literario, como si no fuese mi padre. En este caso fue distinto porque la experiencia ocurr¨ªa al mismo tiempo que la escritura. Me di tiempo, no obstante, para leer a otros escritores hablando de sus hijos, b¨¢sicamente para intentar encontrar un tono que me alejara de lo excesivamente sentimental y que al mismo tiempo me permitiese alternar varias ideas para que el libro tuviese alg¨²n punto de ensayo sobre temas como el exilio, la transformaci¨®n que implica la paternidad, la masculinidad¡ Adem¨¢s, est¨¢ luego mi experiencia, que se vuelve sombr¨ªa, un poco deprimente, y que acaba empapando al libro.
P. Yo te lo agradezco, porque parece que sobre la maternidad/paternidad se est¨¢ imponiendo un discurso digamos muy Mr. Wonderful, de que todo tiene que ser maravilloso, cuando no todo ni siempre lo es necesariamente en esa experiencia. Hay una frase tuya muy buena al respecto, escrita curiosamente antes de ser padre: ¡°Los hijos son una bendici¨®n misteriosa. Te inyectan vida, te usurpan vida¡±.
R. Es una presunci¨®n que uno empieza a tener durante la espera y que confirma r¨¢pidamente, porque tu vida tal y como la ten¨ªas dise?ada cambia dr¨¢sticamente y la mayor parte de tu energ¨ªa dejar de estar dedicada a cosas que te interesan a ti como sujeto, para centrarse en sostener esa vida que acaba de brotar y que depende exclusivamente de ti y de la madre.
P. Y qu¨¦ responsabilidad esa certeza.
R. A m¨ª una de las cosas que m¨¢s me impact¨® fue el sentido de la responsabilidad que vino con la paternidad. Yo nunca antes me hab¨ªa sentido responsable de nada. Si algo fallaba, siempre hab¨ªa una forma de apa?arse y corregirlo. Incluso en mi labor como periodista. Pero con los hijos no. Con los hijos uno se cuida de fallar por ese sentido de la responsabilidad, aunque pronto te das cuenta de que ser padre consiste en fallar todo el tiempo.
P. Alg¨²n d¨ªa te mostrar¨¦ el desierto es un libro muy personal, en el que expones y, sobre todo, te expones mucho. A m¨ª me parece muy valiente. Y ya s¨¦ que en el libro dices que ¡°uno debe escribir sobre el dolor que siente m¨¢s pr¨®ximo¡±, pero ?no te daba algo de miedo desnudar as¨ª tu paternidad?
R. S¨ª, por supuesto que s¨ª. Nada con este libro ha sido f¨¢cil. Ni escribir el diario, ni publicarlo, ni defenderlo despu¨¦s. En alg¨²n momento pens¨¦ en hacer ficci¨®n m¨¢s cl¨¢sica, recurrir a metodolog¨ªas m¨¢s convencionales, pero luego en la relectura me daba cuenta de que eso no se sosten¨ªa, as¨ª que volv¨ªa a mi idea inicial, que era escribir lo m¨¢s fiel a las cosas tal y como ocurrieron o como yo creo que ocurrieron. As¨ª que s¨ª, me dio p¨¢nico y pudor escribir el libro, pero hacerlo de otra manera me hubiese hecho sentir un impostor.
P. Te pregunto lo del miedo porque t¨² no haces precisamente un retrato elogioso de ti. Todo lo contrario, muestras sin medias tintas tu lado ego¨ªsta, los tics machistas heredados, cuentas tu miedo a perder tu espacio, tu sitio, a no estar preparado para ser padre.
R. Escribir sobre todos esos temas es muy inc¨®modo. Yo escrib¨ªa y borraba sin parar, fraseaba de otra manera para que no sonase tan machista, tan primitivo, tan bruto, pero al final me di cuenta de que los pensamientos hab¨ªan aparecido en mi cabeza de esa manera y que tratar de editarlos o edulcorarlos iba a ser quiz¨¢ muy ¨²til para mi madre o para mi esposa cuando me leyesen, pero no para el lector al que yo creo que est¨¢ dirigido el libro.
P. Es que mostrar el miedo y los defectos parece que est¨¢ mal visto.
R. Totalmente. Tengo la sensaci¨®n de que hay una suerte de mandato social y cultural seg¨²n el cual los hombres, cuando son padres, deben tener todo menos miedo: deben ser tipos confiables, que proyectan aplomo y seguridad; y yo siento que no, que es un momento que te transforma y en el que hombres y mujeres tenemos derecho a sentir miedo.
P. A m¨ª me ha removido tu diario como en su d¨ªa, salvando las distancias, me removi¨® El nudo materno de Jane Lazarre. Se ha escrito bastante sobre la relaci¨®n entre escritura y maternidad, pero poco sobre la relaci¨®n entre escritura y paternidad. ?No hemos sabido ver los hombres el potencial literario de esta relaci¨®n?
R. Yo creo que hay en esa relaci¨®n un terreno completamente f¨¦rtil para interpretaciones literarias. La criatura por venir genera un primer espacio de ausencia en el que al hijo ya se le espera, el hijo ya existe de alguna manera, tiene un cuarto, un nombre que le espera para nombrarlo, una familia que tiene unas expectativas¡ Ese espacio de ausencia es sumamente f¨¦rtil para pensamientos y reflexiones que a veces un escritor puede traducir en frases con sentido que acompa?en a otras personas que quiz¨¢s est¨¢n viviendo ese momento sin luces, completamente nublados.
P. En un momento dado t¨² mismo reconoces que, cansado de los libros de autoayuda, buscaste libros de otros escritores que abordaran esa relaci¨®n como una forma de validar las emociones y miedos que estabas sintiendo. Tambi¨¦n, para buscar la respuesta al viejo dilema de si es compatible el oficio de escritor con la tarea mental y f¨ªsicamente agotadora de criar un hijo. ?Tienes ya una respuesta al dilema?
R. No, para nada (risas). Por un lado, es evidente que el escritor cede su terreno al padre: las horas que antes yo dedicaba a escribir, documentarme y leer son muchas menos. Tambi¨¦n duermo menos y distinto, mi ¨¢nimo cambia, y todo eso parece atentar contra el escritor creativo que antes era y contra mi metodolog¨ªa de trabajo. Pero, por otro lado, la experiencia de la paternidad saca de uno cosas que ninguna otra experiencia extrae. Es como una especie de laboratorio continuo que te sorprende arrojando nuevos datos sobre ti. Creo que es una experiencia absolutamente ¨²til para un escritor, que te enriquece. Y todo ello pese a esos momentos oscuros de dudas, porque enfrentarse a esos pensamientos negros es combustible para alguien que escribe.
P. En ese sentido, me ha gustado mucho eso que escribes de que literatura y paternidad comparten un instinto can¨ªbal: pueden darte luz, pero a cambio arrancan algo de ti. ?Qu¨¦ arrancado la paternidad de tu interior a cambio de la luz de tu hija?
R. La experiencia de tener una ni?a me ha permitido lidiar con mi ego¨ªsmo y tambi¨¦n con mi machismo. Yo siempre me he autodefinido como una feminista en construcci¨®n. Es decir, un machista por estructura que quiere erradicar de s¨ª las taras machistas con las que creci¨®. Creo que tener una hija en estos tiempos es una oportunidad magn¨ªfica para tratar de empatizar desde el minuto uno con la psicolog¨ªa femenina y comprender por qu¨¦ el mundo les resulta tan hostil desde el principio. No que te lo cuente tu madre, o tu novia, o tu hermana, sino verlo a trav¨¦s de los ojos de tu hija. No hay nada m¨¢s ¨²til y did¨¢ctico para un hombre que quiere dejar atr¨¢s sus taras machistas.
P. Y para terminar, al final del libro dices que pese a tener 42 a?os, constatas que en m¨¢s de un sentido eres igual que el Renato de treinta o veinte. ¡°Uno envejece pero no cambia. O no tanto. O no tan radicalmente¡±. Sin embargo, antes de ser padre ya dejaste anotada una idea que has citado antes: que los hombres tambi¨¦n vamos cambiando durante el embarazo de nuestras parejas, ¡°no desde el metabolismo, s¨ª desde el inconsciente¡±. ?En qu¨¦ te ha cambiado la paternidad?
R. Me ha vuelto un tipo mucho m¨¢s sensible, m¨¢s comunicativo, quiero creer que menos ego¨ªsta, tambi¨¦n m¨¢s refunfu?¨®n, aunque el mal car¨¢cter ya ven¨ªa de antes, no se lo puedo atribuir a mi hija (risas). Pero, sobre todo, como digo en el libro, creo que un hijo te salva de la mediocridad.
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. Puede sonar un poco idealista lo que te voy a decir, pero siento que cuando un hijo desarrolla admiraci¨®n por ti o dice algo que para ti es importante, uno siente que est¨¢ justificado en el mundo. Y quiz¨¢ sea cursi, pero cuando mi hija dice que soy escritor me lo creo mucho m¨¢s que cuando me lo dicen los cr¨ªticos, los lectores, los colegas. Te ves tan reproducido en una criatura que depende de ti que te sientes justificado por el solo hecho de que ella te diga ese tipo de cosas. Tomas una mayor conciencia de ti mismo.
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