De Frankenstein a la Gran Coalici¨®n

?Y si S¨¢nchez acert¨®? Esta pregunta ret¨®rica se repite estos d¨ªas entre los dirigentes socialistas, aparentemente aliviados, dando por supuesto que s¨ª acert¨®. Les basta la hip¨®tesis?de la sentencia del TS con Podemos en el Gobierno, en particular los comunes con sus irreprimibles coqueteos sentimentales hacia el independentismo, y adem¨¢s ERC en el ticket. Tal vez necesitados de alicientes ante unas encuestas m¨¢s inciertas e inquietantes de lo deseable, se impone la lectura de la ¨¦tica de la responsabilidad: el PSOE no pod¨ªa ni deb¨ªa haber actuado de otro modo. Pero¡­ ?y si realmente acert¨®?

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S¨¢nchez va a tener que disputar la precampa?a en terreno ajeno; quiz¨¢ no exactamente hostil pero s¨ª ajeno. Parafraseando a Lakoff, va a tener que pensar en el elefante. La cuesti¨®n de la unidad territorial de Espa?a, las tensiones independentistas y la seguridad ciudadana es un pack completo del marco de la derecha. Y ese es el contexto en el que tiene que desenvolverse su hoja de ruta de aqu¨ª al 10-N. De momento ya ha optado por el eslogan ¡°Ahora Espa?a¡± replicando el ¡°?Izquierda o derecha? Espa?a¡± del PP, ¡°Espa?a en marcha¡± de Cs y ¡°Espa?a siempre¡± de Vox. Su mensaje del cumplimiento ¨ªntegro de las penas apelando a la legalidad es inequ¨ªvoco. Los mensajes a Europa tampoco se prestan a ambig¨¹edades.

S¨¢nchez, tras la sentencia con la que sin duda contaba en la ecuaci¨®n para ir a una repetici¨®n electoral, acaso tiene una oportunidad. La pol¨ªtica espa?ola arrastra una d¨¦cada de fracaso, entre el aventurerismo delirante del independentismo descarrilado de los cauces democr¨¢ticos y la falta de reacci¨®n del PP con el marianismo en el t¨²nel del proc¨¦s. La oportunidad de S¨¢nchez es aparecer como el ¨²nico cauce para el desbloqueo. Frente al independentismo cerril bajo la l¨®gica puigdemoniaca pero tambi¨¦n frente al discurso de la derecha en el que prevalecen ecos del viejo nacionalismo central, trata de ofrecer un mensaje firme pero tambi¨¦n posibilista, de ah¨ª que sus mantras ya sean "firmeza democr¨¢tica, serenidad, proporcionalidad y unidad". La idea es que esto se perciba, desde la ciudadan¨ªa, como un planteamiento racional entre el exceso de irracionalidad. Claro que eso requiere confiar en ¨¦l, y es su punto m¨¢s d¨¦bil tras mudar demasiadas veces de t¨¢ctica.

Con Catalu?a abocada a un?desorden revolucionario en manos de los CDR y de un oscuro tsunami callejero sin poderes p¨²blicos dispuestos a ejercer su funci¨®n, es necesario que aparezca el Estado. S¨¢nchez sabe que tiene que liderar la respuesta, con una imagen clara de liderazgo, de ah¨ª las citas de hoy, enviadas antes a la prensa que a los destinatarios. Asumiendo el previsible desmarcaje de Iglesias, ¨¦l va a situarse al frente del constitucionalismo, por m¨¢s que Cs y PP cuestionaran eso durante el curso anterior a partir de la moci¨®n de censura. Claro que S¨¢nchez marcar¨¢ distancia con el 155, al que se aferra Cs con la desesperaci¨®n de naufragar en las encuestas incluso sorpasado por Vox. El PP ha moderado el tono aunque esgrime la Ley de Seguridad Nacional y actuar contra Torra, y as¨ª lo ha mantenido Casado en Moncloa. Todo apunta, en fin, a una salida electoral con tendencia a retornar hacia el bipartidismo imperfecto, y ese es el flanco de la soluci¨®n en una situaci¨®n delicada para Espa?a que requiere estabilidad. El tr¨¢nsito de Frankenstein a la Gran Coalici¨®n.