Solo hay una renta b¨¢sica
Algunos pretenden sustituir el Estado de bienestar por la renta b¨¢sica. Dan gato por liebre
El belga Philippe van Parijs, uno de los creadores de la idea de la renta b¨¢sica, ha declarado: ¡°Dar una renta b¨¢sica a todos, incluso a los ricos, no es mejor para ellos, que pagar¨¢n la suya de sus propios ingresos y tambi¨¦n la de otros. Los m¨¢s pobres ser¨¢n los beneficiados. Recibir¨¢n un subsidio con la seguridad de que dispondr¨¢n de ¨¦l en cualquier situaci¨®n, incluso cuando est¨¦n trabajando como asalariados o aut¨®nomos, o cuando dejen voluntariamente un trabajo ingrato¡± (EL PA?S, Ideas del 13 de octubre). Se aproxima la campa?a electoral, renacen los programas pol¨ªticos y en ellos la demanda de distintos tipos de ingresos condicionados para los ciudadanos y las familias con m¨¢s necesidades materiales. Estos ingresos no son la renta b¨¢sica universal (RBU) o la renta b¨¢sica de ciudadan¨ªa (RBC). Esta renta es un sistema de seguridad social en el que todos los ciudadanos, por el mero hecho de serlo, reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones, tanto si quieren trabajar como si no, si se es rico o pobre, sin depender de otras fuentes de renta y sin importar con quien se conviva.
La Red Renta B¨¢sica, con el profesor Daniel Ravent¨®s al frente entre otros, lleva muchos a?os intentando introducir esta idea en el coraz¨®n de la agenda p¨²blica, con todos los problemas que lleva consigo (el fundamental, aunque no el ¨²nico, su forma de financiaci¨®n). Pero fue el socialista Jordi Sevilla, en el a?o 2002 (antes de la existencia de Podemos), quien defendi¨® la RBC y la incrust¨® en el circuito del sistema. Dice Sevilla (Reforzar el bienestar social: del ingreso m¨ªnimo a la renta b¨¢sica, Observatorio Social de La Caixa, 2019) que lo hizo bas¨¢ndose en la propuesta del fil¨®sofo belga Van Parijs, seg¨²n la cual alguien que se muere de hambre no puede ser libre; acompa?ada de la tesis de John Rawls sobre el paquete de bienes b¨¢sicos que debe garantizarse a todo el mundo en una sociedad justa; y tambi¨¦n la del fil¨®sofo liberal Von Hayek, quien defend¨ªa el deber moral del Gobierno, en una sociedad libre, de proteger a los ciudadanos contra las privaciones graves mediante una renta m¨ªnima garantizada.
La RBU se ha puesto de actualidad porque es una posibilidad de adecuar la econom¨ªa (o m¨¢s exactamente el mercado de trabajo) al progreso tecnol¨®gico, a las nuevas realidades digitales, a la robotizaci¨®n que parece indicar que en el futuro inmediato nunca habr¨¢ empleos para toda la poblaci¨®n activa y que muchos de los que se generan lo hacen en unas condiciones estructurales de precariedad. La cuarta revoluci¨®n industrial est¨¢ afectando a la cualificaci¨®n de los asalariados, a los modos de trabajar, a los esquemas retributivos y, sobre todo, a la cantidad necesaria de trabajo. Se trata de separar el trabajo de la subsistencia humana; que el trabajo no sea la ¨²nica fuente de obtenci¨®n individual de rentas. El Estado de bienestar, en su actual configuraci¨®n (y m¨¢s con los ataques que sufre), puede ser desbordado por las necesidades crecientes y, en cualquier caso, no ha sido capaz de contener el incremento de la desigualdad en nuestro pa¨ªs.
En el estudio citado, Daniel Ravent¨®s recuerda la filosof¨ªa central de la RBC: solo la independencia material que puede lograrse a trav¨¦s de la renta b¨¢sica dar¨ªa al ciudadano las posibilidades de ser totalmente libre, ya que el trabajo asalariado ya no es garant¨ªa de salvarse de la pobreza. Y hace una distinci¨®n fundamental a la hora de confrontar la idea que cada fuerza pol¨ªtica o social (patronales y sindicatos) tiene de la RBC: mientras unos defienden su compatibilidad con los servicios universales como la educaci¨®n, sanidad, dependencia, etc¨¦tera, propios del Welfare State, otros proponen la renta b¨¢sica como sustituto parcial o total de los mencionados servicios p¨²blicos universales en especie. Es decir, pretenden desmantelar al Estado de bienestar a cambio de una renta b¨¢sica, como propone el analista Charles Murray en las p¨¢ginas de The Wall Street Journal.
Sepamos lo que defiende cada uno.
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