Comportarse como adultos
Los espectadores m¨¢s interesados en el filme de Costa-Gavras deben ser los nuevos comisarios europeos
Le¨ªdo: el primer discurso de Christine Lagarde como presidenta del Banco Central Europeo lo dar¨¢ en Berl¨ªn en la entrega de un premio al exministro de Finanzas alem¨¢n Wolfgang Sch?uble. ¡°En su discurso se espera que Lagarde alabe la trayectoria del premiado y no d¨¦ mensajes sobre pol¨ªtica monetaria¡±. Escasos ciudadanos, m¨¢s all¨¢ de los alemanes y sus socios, compartir¨¢n el entusiasmo sobre Sch?uble, el mayor fundamentalista de la pol¨ªtica que asol¨® Europa durante la Gran Recesi¨®n, y que gener¨® tantos sufrimientos.
Mucho menos los griegos, principales afectados de la misma. Una liaison entre el director de cine Costa-Gavras (Z, La confesi¨®n, Desaparecido, Estado de sitio, La caja de m¨²sica, Am¨¦n¡) y el que fuera ministro de Finanzas heleno en los peores momentos de la crisis, Yanis Varoufakis, ha parido una muy interesante pel¨ªcu?la, Comportarse como adultos, en la que se describen no s¨®lo los sacrificios cotidianos y la entusiasmada llegada de Alexis Tsipras al poder (las im¨¢genes son de hace apenas cuatro a?os y parece un siglo), sino, sobre todo, la despiadada sucesi¨®n de reuniones del Eurogrupo que imponen a los griegos, sin un solo d¨ªa de tregua, la dictadura de la austeridad e ignoran cualquier signo de humanidad y compasi¨®n. Con dos personajes centrales en la elaboraci¨®n de aquella pol¨ªtica: el entonces presidente del Eurogrupo, el holand¨¦s Jeroen Dijssel?bloem, y el citado alem¨¢n Sch?uble, que sit¨²an a Grecia en el dilema central: o aceptan sus condiciones, o el pa¨ªs ser¨¢ expulsado del ¨¢rea euro; o memorando de entendimiento (el c¨¦lebre MoU), o grexit.
La pel¨ªcula es reflejo del pol¨¦mico pero apasionante libro del mismo t¨ªtulo (Comportarse como adultos; Deusto), que Varoufakis public¨® al dimitir de su cargo de ministro griego y romper con Tsipras, que no aparece en el filme precisamente como un ¡°h¨¦roe de la retirada¡±, sino que es engullido por los intereses cruzados de la troika (Banco Central Europeo, Comisi¨®n Europea y Fondo Monetario Internacional) y del Eurogrupo. Defiende el economista que al asumir la cartera de Finanzas de un pa¨ªs con un problema cr¨®nico de deuda y que se encontraba en medio de un choque brutal con sus acreedores ¡ªlas instituciones y los Gobiernos m¨¢s poderosos de Europa¡ª, se convirti¨® en testigo presencial de las particulares circunstancias y de las causas directas del descenso del continente a una ci¨¦naga de la que puede no salir en mucho tiempo. Por ello, los m¨¢s interesados en ver la pel¨ªcula deben ser la nueva presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, y su colegio de comisarios.
Varoufakis, que es el narcisista h¨¦roe de la pel¨ªcula (y de sus memorias), y el m¨ªtico director griego Costa-Gavras, representante del mejor compromiso pol¨ªtico y con el vigor creativo intacto a sus 86 a?os, describen c¨®mo un pa¨ªs peque?o y completamente arruinado decide enfrentarse al Goliat de Europa para escapar de la condena a prisi¨®n por sus deudas, pero que al final termina encajando una derrota no por honrosa menos demoledora. El economista cita a John Kenneth Galbraith, cuando dec¨ªa: ¡°En pol¨ªtica hay ocasiones en que debes estar en el bando correcto y perder¡±. Y actualiza su mensaje con la siguiente reflexi¨®n: mientras el denominado establishment liberal se lleva hoy las manos a la cabeza ante la avalancha de noticias falsas que propagan los voceros de la alt-right y el propio Trump, es conveniente recordar que, en el a?o 2015, ese mismo establishment puso en marcha una feroz campa?a que consisti¨® en tergiversar la realidad y difamar a un gobierno proeuropeo elegido en las urnas y que es miembro de la Uni¨®n Europea.
En 2015 gana las elecciones y gobierna en Grecia el primer partido a la izquierda de la socialdemocracia desde la II Guerra Mundial. La pel¨ªcu?la, que no es un documental sino una ficci¨®n, muestra sobre todo la respuesta fracasada de Europa a la crisis helena, con los juicios sumar¨ªsimos en el interior del Eurogrupo y la rigidez sin fisuras de Sch?uble (nadie podr¨¢ acusarle de incoherente) y de su pelele Dijsselbloem.
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