?Tsunami (Anti)Democr¨¢tico?

Cada vez que un reportero habla de Tsunami Democr¨¢tico, por decirlo al modo de las redes sociales, muere un gatito. Expresado de un modo m¨¢s tradicional, cada vez que se dice Tsunami Democr¨¢tico, se hace puntuar al independentismo. Durante todo el proc¨¦s, una de sus victorias constantes ha sido la ret¨®rica propagand¨ªstica vertebrando su discurso sobre 'democracia', 'derecho a decidir', 'urnas', 'gente de paz', 'libertad'¡­. frente al cual poca ¨¦pica pod¨ªa oponerse con legalidad, tribunales, cientocincuentaycinco o incluso estado de Derecho, por aquello de sonar a Estado. Han sabido vender su ins¨®lita revoluci¨®n contra una democracia liberal con excelentes publicistas y tambi¨¦n propagandistas sin escr¨²pulos desde las c¨¢tedras en EE UU a los banquillos de la Premier League, todo regado con esos fondos p¨²blicos que ya suman condenas por malversaci¨®n. La ¨²ltima aportaci¨®n ha sido el Tsunami Democr¨¢tico mientras invad¨ªan un aeropuerto, saboteaban v¨ªas, bloqueaban v¨ªas medulares y boicoteaban otros servicios.

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EDITORIAL | Destino escrito

El almac¨¦n de ideas

Esta misma semana, mientras se desencadenaba ese mal llamado Tsunami Democr¨¢tico, las tropas turcas iniciaban la operaci¨®n Fuente de Paz. Naturalmente una campa?a militar para masacrar a los kurdos se digiere mejor con la etiqueta Fuente de Paz. Y ya se sabe que la reiteraci¨®n de ciertos sintagmas (aquello de las mil veces goebbelsianas) acaba por generar realidad. O como m¨ªnimo nutre lo que Faye llam¨® "principio de creaci¨®n de aceptabilidad". Esos envoltorios son muy de la escuela americana, y es f¨¢cil recordarlo en las operaciones de los noventa, desde la invasi¨®n de Panam¨¢ en 1989 denominada Causa Justa o de Somalia en 1992 con el r¨®tulo de Restaurar la Esperanza¡­ hasta la Libertad Duradera tras el 11-S. Nada nuevo en los lenitivos ret¨®ricos. Por eso es un imperativo democr¨¢tico resistirse a usar las etiquetas para moldear los marcos mentales.

De la Revoluci¨®n de las Sonrisas al Tsunami (Anti)Democr¨¢tico, huelga se?alar que se trata de estafas conceptuales. Pero en el proc¨¦s, el Estado siempre perdi¨® la batalla de la comunicaci¨®n. Ellos "se presentaban como un nacionalismo c¨ªvico" mediante "conceptos sencillos de entender" que les daban una p¨¢tina "moralmente superior". Los entrecomillados son de El golpe posmoderno de Daniel Gasc¨®n. El optimismo antropol¨®gico de Zapatero y la apat¨ªa marianista facilitaron aquello. No es f¨¢cil desmontar esa realidad paralela (en la que han logrado excluir la idea misma de la legalidad) pero es necesario. Moncloa ha mejorado en la proyecci¨®n internacional, pero en el interior arrastra el lastre de la moci¨®n frankensteiniana, y m¨¢s con la derechas pujando en la subasta electoralista: ?Ley de Seguridad Nacional! ?La veo y subo al 155! ?Yo subo a estado de excepci¨®n!... Juzgado, y bien juzgado el golpe del 1-O, hay tarea pol¨ªtica, pero con pocas expectativas hasta el 10N. Hasta entonces, al menos, ser¨ªa lo suyo no seguir perdiendo la batalla de la comunicaci¨®n aceptando usar el Tsunami Democr¨¢tico. De momento ya se ha agotado la existencia de gatitos.