Sufren m¨¢s agresiones, pero progresan m¨¢s que los hombres: este es el perfil de la africana en Europa
Las mujeres migrantes dicen padecer menos privaciones que sus hom¨®logos masculinos y acceder con mayor facilidad a los servicios pero son objeto de m¨¢s delitos
Se percibe ya: las migraciones se est¨¢n feminizando y aumentan por parte de un colectivo muy concreto: mujeres de pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo que han recibido una educaci¨®n y deciden emigrar a otros desarrollados para seguir progresando en su formaci¨®n. Suponen la mitad de los 272 millones de personas que se desplazan alrededor del mundo, pero a la hora de estudiar las experiencias de esta masa, se ignora la realidad de ellas y se toman solo la masculina como norma.
En este contexto, un grupo de investigadores de la divisi¨®n africana del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se puso a recabar datos para redactar un ambicioso informe publicado este lunes sobre la relaci¨®n entre el desarrollo y la inmigraci¨®n clandestina africana hacia Europa. Y aunque esta investigaci¨®n no estaba especialmente pensada en ellas ni para ellas, que ya suponen 24 de los 47 millones de emigrantes que residen en Europa occidental y del sur, los autores han calificado los hallazgos como "sorprendentes". "Ganan m¨¢s que los hombres, presentan niveles menores de privaciones y tienen m¨¢s acceso a servicios sociales y mejores alojamientos", ?indica en conversaci¨®n telef¨®nica Mohamed Yahya, director de la investigaci¨®n.
La muestra
La investigaci¨®n se centra en quienes decidieron trasladarse a Europa por razones econ¨®micas, no tanto buscando ayuda humanitaria o protecci¨®n, y se realiz¨® con 3.069 migrantes mayores de 18 a?os provenientes de 43 pa¨ªses africanos y residentes en 13 pa¨ªses europeos. Un 25% del total reside en Espa?a, siendo este el porcentaje mayor, y en concreto en Alicante, Barcelona, Lepe Lleida y Valencia. Solo el 23% de los encuestados eran mujeres pese a que los investigadores afirman que hicieron "grandes esfuerzos en asegurarse de que ellas estuvieran debidamente representadas".
?En sus conclusiones, los autores se?alan la necesidad de mejorar la inclusi¨®n de las mujeres en las investigaciones sobre movilidad para asegurar que las pol¨ªticas migratorias respondan a los objetivos de igualdad de g¨¦nero. "Deducimos y concluimos que se debe a que hay un contexto menos patriarcal en Europa que el contexto africano, por lo que las condiciones para progresar son m¨¢s favorables. Otra raz¨®n es que muchas vienen con hijos o los tienen en Europa, y eso les da un mayor y mejor acceso a los servicios sociales que el que tienen los varones", a?ade?Yahya .
Frente a la victimizaci¨®n constante desde la que se ve a las emigrantes africanas, ellas dicen sufrir menos privaciones que sus hom¨®logos masculinos y acceder con mayor facilidad a los servicios. Tambi¨¦n residen en lugares mejores y ganan m¨¢s dinero. "Las mujeres que respondieron a la entrevista se mostraron particularmente motivadas, determinadas y conscientes de sus capacidades personales", dice el informe.? No obstante, no se puede obviar que tambi¨¦n sufren m¨¢s agresiones sexuales y otros delitos. Pero ellas han llegado m¨¢s lejos, superando incluso barreras de g¨¦nero, normas patriarcales en sus casas y diversos tipos de explotaci¨®n. Este es el retrato robot de una mujer africana en Europa.
M¨¢s educaci¨®n que las que se quedan
Varias investigaciones ya han demostrado que quienes emigran suelen estar mejor preparados que quienes se quedan. Solo el 16% de los encuestados no hab¨ªa recibido ninguna educaci¨®n o no hab¨ªa acabado la educaci¨®n primaria, mientras que entre los dem¨¢s, tanto hombres como mujeres estudiaron una media de nueve a?os.
Entre las mujeres, la diferencia con sus pares es mayor: presentan una media de cinco a?os m¨¢s en el sistema educativo frente a los hombres, con tres. "Se puede deducir que el aumento del acceso a la educci¨®n para las ni?as ha expandido mucho los horizontes y aspiraciones", indican los autores.
Helen, nigeriana en Italia
No esper¨¦, lo asum¨ª y encontr¨¦ mi camino a Italia. Llegu¨¦ en 2014 y todav¨ªa estoy tratando de navegar. No tengo muchas quejas sobre estar aqu¨ª. A veces me siento aceptada y otras veces me siento extranjera. Los principales problemas que tengo son las barreras para integrarme en la sociedad, especialmente por las barreras idiom¨¢ticas si quieres estudiar o solicitar un trabajo. Afortunadamente, pude encontrar un trabajo como secretaria en una agencia gubernamental. Tambi¨¦n canto y escribo, as¨ª que soy voluntaria en un centro de refugiados como directora del coro y peino para ganar dinero extra.
Ellas se van por la familia o para escapar de abusos
Porque influyen en la decisi¨®n de emigrar, porque financian el viaje o porque esperan remesas por parte del pariente desplazado, la familia desempe?a un papel clave. Entre las mujeres, m¨¢s de la mitad esgrimieron esta ¨²ltima raz¨®n como la principal a la hora de decidirse, seguida de estar m¨¢s cerca de seres queridos y de la intenci¨®n de obtener mejor educaci¨®n. En el caso de los hombres, m¨¢s que ellas aseguran que emigran por dinero, y menos por asuntos familiares y educaci¨®n. Ellas, adem¨¢s, esgrimen la huida de un matrimonio forzado, de relaciones abusivas, de la mutilaci¨®n genital o de abusos sexuales para hacerlo.
Emigrar es m¨¢s caro si eres mujer
Emigrar a Europa supone un desembolso de dinero considerable, y para ellas m¨¢s: pagan de media 3.900 d¨®lares frente a los 2.370 de los hombres. Influye en buena medida la sensaci¨®n de inseguridad ante los riesgos de la ruta, que llevan a las mujeres a "comprar protecci¨®n". Adem¨¢s, los varones suelen trabajar durante el viaje y ellas no. Sin embargo, tambi¨¦n las mujeres suelen recibir m¨¢s apoyo econ¨®mico de su familia para pagar el viaje, y solo un 24% de ellas se lo autofinancia.
Ganan m¨¢s que los hombres
Diversos estudios anteriores ya revelaban que quienes emigran ten¨ªan en el pa¨ªs de origen unos ingresos m¨¢s altos que quienes quieren quedarse en su pa¨ªs o solo est¨¢n pensando en irse. Y la mayor¨ªa trabajaba o estudiaba. Llegados a Europa, los migrantes experimentan mayores tasas de desempleo y de inseguridad laboral que los nacionales, complicaciones para obtener un permiso de trabajo y tambi¨¦n discriminaci¨®n racial. De todos los entrevistados, el 38% estaba ganando dinero y m¨¢s de la mitad con permiso laboral, una proporci¨®n que es ligeramente mayor entre las mujeres.
Tal y como reflejan los patrones globales y africanos sobre la brecha salarial, en los pa¨ªses de origen las mujeres ganan de media un 26% menos que los hombres. Sin embargo, en Europa ganan un 11% m¨¢s que ellos. Este es un salto significativo que sugiere que las africanas han logrado escalar barreras espec¨ªficas por cuesti¨®n de g¨¦nero. "Se puede suponer que su mayor probabilidad para lograr un permiso de trabajo ha contribuido directamente a este resultado".
Carole, camerunesa en Francia
Nunca fui a la escuela porque mi padre cre¨ªa que deb¨ªa centrarme en cuidar la casa y prepararme para el matrimonio. Pero siempre supe que estaba equivocado. Sab¨ªa que si no pod¨ªa leer o escribir, su lugar en la vida no tendr¨ªa sentido. En mi comunidad, las mujeres y las ni?as que asist¨ªan a la escuela estaban mucho mejor que las que no.
La idea de dejar mi pa¨ªs nunca me hab¨ªa pasado por la cabeza. Pero luego, conoc¨ª a algunos amigos que me animaron. Dijeron que ganar¨ªa mucho dinero peinando el cabello en Europa e incluso aprender¨ªa otras habilidades. Y as¨ª, dej¨¦ Camer¨²n y termin¨¦ en Argelia, donde pas¨¦ dos a?os. Es un pa¨ªs desafiante para los negros por su nivel de racismo. Mientras estaba en Argelia, tuve un beb¨¦ y cuando ten¨ªa solo tres meses me embarqu¨¦ en el viaje a Europa. Pasamos tres d¨ªas viajando por mar. Hac¨ªa mucho fr¨ªo y no ten¨ªamos chalecos, ni mantas, ni protecci¨®n, y muy poca comida. Ni siquiera recomendar¨ªa a mi peor enemigo este viaje.
Aterric¨¦ en Italia y pas¨¦ seis meses muy dif¨ªciles en un campamento. Fuimos maltratados, nos dieron alimentos en mal estado y recibimos atenci¨®n m¨¦dica inadecuada cuando est¨¢bamos enfermos. Las condiciones eran inhumanas. Al final, llegu¨¦ a Francia. Me gusta aqu¨ª. Mi deseo es obtener mis documentos de trabajo y capacitarme en algo m¨¢s que peinar el cabello. Pase lo que pase, s¨¦ que mi hijo tendr¨¢ un futuro mejor que yo.
En sus pa¨ªses de origen, la mitad de las mujeres migrantes trabajaba en el sector de los servicios, generalmente como dependientas. Entre las ocupaciones mayoritarias de las que llegan a Europa est¨¢n las labores de limpieza, cuidado de hogar, ni?os o ancianos, atenci¨®n sanitaria, peluquera y, por ¨²ltimo, trabajo sexual (un 5% frente al 0% en origen).
Env¨ªan m¨¢s dinero... cuando no lo tienen
Cuando preguntas a un inmigrante por qu¨¦ se march¨®, no suele esgrimir una sola raz¨®n, pero ayudar a la familia casi siempre est¨¢ entre las principales. Lo demuestran los datos de env¨ªo de remesas: en 2017 fueron enviados 25.300 millones de euros a ?frica desde Europa, un 36% del total recibido.
A pesar de las dificultades, la mayor¨ªa de los migrantes env¨ªa dinero a casa, y no hay diferencias de g¨¦nero. Pero d¨®nde s¨ª las hay es entre quienes no tienen dinero y a¨²n as¨ª, se buscan la manera para hacer llegar algo: un 24% de mujeres frente a un 15% de hombres.
M¨¢s violencia contra las mujeres
Las mujeres son mucho m¨¢s conscientes que los hombres sobre los peligros de emigrar de manera irregular. Durante la investigaci¨®n, los autores escucharon diversas historias de extorsi¨®n y acoso, y un 12% m¨¢s de mujeres que de hombres aseguraron que los peligros experimentados fueron mayores de lo que esperaban. Esto se explica porque las mujeres y las ni?as que viajan de forma clandestina son m¨¢s susceptibles de ser violadas y explotadas sexualmente por compa?eros de viaje, por contrabandistas o por personal o reclusos de los centros de detenci¨®n de migrantes. La petici¨®n de sexo como moneda de cambio ante favores tambi¨¦n es recurrente.
Los riesgos no acaban al llegar al pa¨ªs de destino. M¨¢s mujeres que hombres fueron v¨ªctimas de alg¨²n delito en los seis meses previos a la encuesta. De entre las v¨ªctimas, casi un tercio sufrieron alg¨²n tipo de agresi¨®n sexual. En otros estudios ya se ha demostrado que el miedo a la deportaci¨®n o al arresto, las barreras ling¨¹¨ªsticas y la falta de informaci¨®n impiden a las mujeres informar sobre casos de violencia, explotaci¨®n y abuso sexual.
Menos privaciones y m¨¢s satisfacci¨®n
Vivian, nigeriana en Espa?a
Mis padres decidieron enviarme a Espa?a para trabajar.? Mi t¨ªa y su esposo me recogieron en una estaci¨®n de trenes de Madrid y me pidieron que les entregara todos mis documentos. Pronto supe la verdad: estaban dirigiendo una red de tr¨¢fico sexual. Nunca imagin¨¦ que alguien en quien confiaban mis padres estar¨ªa involucrado en la trata. Rechazaba clientes y casi no ganaba dinero, as¨ª que mi t¨ªa decidi¨® que me ir¨ªa a Valencia y buscar¨ªa trabajo para devolver el dinero del viaje a Espa?a: 20.000 euros. Al llegar me acogieron en una casa que me hab¨ªa recomendado y descubr¨ª que el resto de chicas eran tambi¨¦n trabajadoras sexuales a las ¨®rdenes de mi t¨ªa. No era una vida para m¨ª, pero no ten¨ªa otra opci¨®n: sin mis papeles, no pod¨ªa solicitar trabajos formales.
Despu¨¦s de unos meses, conoc¨ª a un hombre que me ayud¨® a pagar mi deuda. Despu¨¦s, cort¨¦ todos los lazos con ella. Tuve mi primera hija en 2003, y la segunda siete a?os despu¨¦s. Mi pareja y yo nos separamos despu¨¦s.
Han pasado casi 20 a?os desde que vine a Europa, y he pasado por un infierno. Hab¨ªa d¨ªas que est¨¢bamos sin casa y sin nada para comer. Pero mis hijas son mis mayores bendiciones. Ahora estoy estudiando. Quiero proteger a las ni?as que est¨¢n en riesgo de trata y tambi¨¦n quiero luchar por los derechos de los migrantes.
Numerosas organizaciones y activistas han documentado la marginaci¨®n y discriminaci¨®n sufridas por migrantes en Europa, algo que puede afectar a su bienestar f¨ªsico y psicol¨®gico. Todos los entrevistados afirman haber pasado por situaciones dif¨ªciles relacionadas con no tener suficiente para comer, sentirse inseguro en el lugar donde vive, no tener acceso a tratamientos m¨¦dicos y quedarse sin dinero. En todos los casos, las mujeres los han vivido en menor proporci¨®n que los hombres y tambi¨¦n afirman en m¨¢s casos que han tenido acceso a distintos servicios. Ellas est¨¢n m¨¢s satisfechas que ellos en cuanto a su bienestar financiero, social, emocional y su seguridad personal.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.