C¨®mo cambiar el peor destino de las migrantes
Los europeos debemos pensar qu¨¦ responsabilidad tenemos en la trata de mujeres extranjeras con fines de explotaci¨®n sexual
La trata de personas con fines de explotaci¨®n sexual sigue siendo muy desconocida para la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n, y eso a pesar de que los medios de comunicaci¨®n sirven de eco cada vez que sucede un evento relacionado, o una persona es tratada. Tal y como est¨¢ definida, supone una de las mayores violaciones de los derechos humanos, porque las personas que se ven envueltas en ella vivir¨¢n un episodio de esclavitud sin parang¨®n en los tiempos actuales. Muchas mujeres y adolescentes que miran a Europa como un sue?o y una oportunidad de prosperidad, aventura o conocimiento se ver¨¢n atrapadas, destrozando su sue?o de bienestar europeo, por las redes de tratantes.
Las ni?as y las mujeres que son v¨ªctimas de trata son, en su gran mayor¨ªa, extranjeras. Proceden de pa¨ªses en desarrollo, con niveles de vida de subsistencia, con muchas carencias e importantes caracter¨ªsticas de vulnerabilidad en muchos de los casos. Estas organizaciones migratorias esclavistas las captar¨¢n, las enga?ar¨¢n, las trasladar¨¢n a los pa¨ªses con mayor demanda de mujeres para el mercado de la prostituci¨®n y las explotar¨¢n hasta que se hayan lucrado lo suficiente. En ocasiones, el l¨ªmite es muy alto, dura a?os, lo que impide a las mujeres recordar c¨®mo empezaron en la prostituci¨®n.
Adem¨¢s, esta actividad es una de las que m¨¢s dinero pueden mover en el mundo. Y todo ese dinero no es para las mujeres que se ocupan de esta actividad, sino que un importante n¨²mero de intermediarios, legales o ilegales, viven de ellas. No todas las prostitutas en Espa?a son tratadas, pero a todas se las estigmatiza como tales impidi¨¦ndoles oportunidades.
Las ni?as y las mujeres v¨ªctimas de trata son, en su gran mayor¨ªa de pa¨ªses en desarrollo, con carencias e importantes caracter¨ªsticas de vulnerabilidad
Los europeos debemos pensar qu¨¦ responsabilidad tenemos en la trata porque, aunque los autores directos del delito sean redes u organizaciones criminales, no debemos obviar otras responsabilidades sobre las que debemos reflexionar. Una de ellas es la demanda de servicios sexuales. No es circunstancial que sean los hombres los que paguen por sexo y sean las mujeres las que oferten servicios sexuales. Por eso debemos analizar este fen¨®meno desde la perspectiva de g¨¦nero. La oferta existe porque hay una demanda. Una demanda que no cuestiona qui¨¦n le ofrece esos servicios. No considero que haya que castigar a la demanda, pero s¨ª concienciarla, hacerla reflexionar y captarla como aliado contra la trata. ?C¨®mo vamos a luchar contra la trata con fines de explotaci¨®n sexual si el mercado del sexo en un negocio tan lucrativo y demanda caras y cuerpos nuevos sin cuestionarse de d¨®nde y c¨®mo vienen?
Y otra corresponde a nuestras leyes antimigratorias. Si para entrar en Europa, una zona de seguridad, riqueza y desarrollo personal y social, se requiere un pasaporte, una visa y una demanda de empleo, estamos poniendo puertas al campo. Esto no es viable ni posible desde ambos lados de la frontera. Por una parte, los empresarios europeos necesitan trabajadores para sus empresas que no son abastecidas por los trabajadores locales, por muchas razones que no podemos analizar en este espacio.
Por otra, estamos fomentando que para algunas mujeres la ¨²nica posibilidad de entrar y cumplir sus sue?os sean las redes de tratantes, ya sepan o no que vienen a ejercer la prostituci¨®n, porque entre aquellas que lo sab¨ªan desde el principio, nunca se les dijo las condiciones a las que estar¨ªan sometidas. Y eso que, en otros casos, la situaci¨®n de esclavitud que vivir¨¢n en Europa y en Espa?a ser¨¢ mejor que las condiciones de vida de sus pa¨ªses de origen, que tambi¨¦n nos debe hacer cuestionar c¨®mo est¨¢ distribuida la riqueza en el mundo. Estoy pensando en aquellas mujeres y adolescentes de Nigeria, Camer¨²n, Guinea, Ghana o Costa de Marfil, por citar a los principales pa¨ªses de flujos migratorios de mujeres para la trata. ?Tienen otra posibilidad de entrar en Europa las mujeres subsaharianas si no es mediante las redes de trata pagando una deuda entre 40.000 y 80.000 euros? Me temo que no. Esto nos deber¨ªa hacer reflexionar sobre nuestros muros separatistas.
Carmen Meneses Falc¨®n es doctora en Antropolog¨ªa social y cultural de la facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE.
Este art¨ªculo pertenece al trabajo que se est¨¢ realizando en el proyecto de investigaci¨®n del I+D+I de Ministerio de Econom¨ªa y Competitividad Visibilizando a las v¨ªctimas de trata: actuando contra la trata de mujeres con fines de explotaci¨®n sexual, con referencia: CSO2014-55209-P.
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