Las calles despiertas del mercado de Saint Louis
La nutrici¨®n en las ciudades es uno de los mayores retos para el futuro. Las migraciones a zonas urbanas, el cambio clim¨¢tico, la p¨¦rdida de biodiversidad o el aumento de la obesidad marcan el devenir del planeta. Contamos desde el epicentro de un municipio africano de 250.000 habitantes c¨®mo se alimenta su poblaci¨®n
En el mercado de Sor de Saint Louis se mira, pero no da tiempo a ver. Pasan tant¨ªsimas cosas en lo que enfoca la vista que no se puede percibir de una vez el traj¨ªn, el trasiego, el ajetreo, el ir y venir de carretillas, de mujeres y hombres cargados con bolsas, cajas, sacos y cubos de pescado, frutas, verduras, gallinas, productos de cocina, del ba?o, ropas, zapatos o electrodom¨¦sticos¡ Es una postal de color en movimiento que despunta desde las primeras horas del alba, cuando los vendedores ambulantes van cogiendo sitio en la calle formando filas con el espacio justo para que se pueda transitar. Los que tienen sus establecimientos fijos cuidan la disposici¨®n de sus productos para que queden ordenados en las estanter¨ªas y la se?ora que vende dulces caseros para el primer desayuno coloca su sillita ef¨ªmera en una esquina para servir a los m¨¢s madrugadores.
La realidad supera al sentido de la vista en estas tres hect¨¢reas al aire libre a la orilla del r¨ªo Senegal donde se compran y se venden los productos que alimentan a una ciudad de m¨¢s de 250.000 personas y que aumenta a un ritmo del 2,5% cada a?o. Sigue as¨ª la tendencia de crecimiento de las ciudades del mundo, donde las migraciones marcar¨¢n los desaf¨ªos para abastecer a sus habitantes de forma sostenible y segura. En las zonas urbanas reside el 55% de la poblaci¨®n mundial, y est¨¢ previsto que para 2050 aumente hasta el 68%. En particular, en ?frica y el sudeste asi¨¢tico, donde se concentran el hambre y la pobreza.
¡°Si cultivamos, tenemos ingresos y participamos en temas de infancia, de salud, de alimentaci¨®n, de electricidad¡ Luchamos as¨ª por nuestra autonom¨ªa, contra la pobreza, contra la migraci¨®n forzosa...¡±, dice la agricultora Maimouna Diop en su huerto de la regi¨®n de Saint Louis, donde las mujeres senegalesas participan con fuerza en el sector y proveen a la ciudad de arroz, tomates, cebollas o hibisco entre otras decenas de frutas, verduras y cereales en una cadena corta de distribuci¨®n.
Disponer de alimentos frescos, de cercan¨ªa, nutritivos y salubres es una de las mejores alternativas ante los retos que marcan el cambio clim¨¢tico y sus sequ¨ªas, lluvias err¨¢ticas, acidificaci¨®n del agua, las p¨¦rdidas de suelos y de biodiversidad. Se suma adem¨¢s la dependencia de las importaciones de alimentos, la oscilaci¨®n de los precios o el avance de los productos ultra procesados, malsanos, cargados de az¨²cares, sales y grasas, que provocan el aumento del sobrepeso y las enfermedades en todas las latitudes del planeta.
En la regi¨®n de Saint Louis, la diabetes ya afecta a un 10,4% del pa¨ªs, la zona con el ¨ªndice m¨¢s alto. "Es necesario cambiar los sistemas alimentarios en profundidad. La alimentaci¨®n es medicaci¨®n", se?ala el profesor Ismael Thiam, jefe del departamento de Alimentaci¨®n y Nutrici¨®n en la Universidad Gaston Berger de Saint Louis. Se?ala que habr¨ªa que trabajar en los ¨¢mbitos de la antropolog¨ªa, de la salud, pol¨ªticos, sociales, econ¨®micos y medioambientales.
El profesor conoce bien las calles del mercado de Sor de Saint Louis, donde su atm¨®sfera tambi¨¦n excede al sentido del olfato. El olor a frutas y verduras frescas de los puestos embriaga la escena hasta encontrar de frente el hedor que impregna hasta la garganta los charcos de agua y restos de pescado de d¨ªas anteriores que emanan como efluvios del suelo. Es este recinto el epicentro por el que pasan la mayor¨ªa de los productos que despu¨¦s ir¨¢n a los comensales de las casas, los restaurantes o los puestos callejeros de esta ciudad embellecida por una isla de edificios de colores que es Patrimonio Mundial de la Unesco, que fue el punto de asentamiento de los primeros colonos franceses en 1659 y donde se instal¨® la primera capital de Senegal y Mauritania hasta 1957.
La l¨ªnea ferroviaria que construyeron en la d¨¦cada de 1880 de Dakar a Saint Louis qued¨® despu¨¦s inutilizada, pero la estaci¨®n de tren, de estilo art dec¨®, mantiene a¨²n parte de la esbelta estructura que dio origen a este mercado. "Con el tiempo se instal¨® cerca una oficina de correos que empez¨® a flanquearse con puestos de abarrotes y vendedores que abastec¨ªan de productos a la poblaci¨®n, y as¨ª poco a poco fue creciendo y creciendo esto hasta lo que es hoy", cuenta Boubacar Diop, secretario del Comit¨¦ de Empresas del Mercado de Saint Louis. Ahora, ese local donde llegaban las cartas y paquetes es un tienda de coloridas telas que regenta Fatou Gaye con el orgullo de trabajar en un establecimiento hist¨®rico, a simple vista convencional. "Desde aqu¨ª sali¨® todo y para nosotros es muy interesante trabajar en este espacio¡±, dice Gaye orgullosa en uno de los establecimientos del mercado de Sor.?
Se ubica en un recinto del que apenas hay datos del n¨²mero exacto de locales que lo componen, ni tampoco de las personas que van cada d¨ªa a poner sus productos encima de un trozo de saco en el suelo y pagan 100 francos CFA (15 c¨¦ntimos de euro) por ocupar la v¨ªa. El Comit¨¦ de Empresas del Mercado de Saint Louis estima que puede haber unas 600 tiendas fijas, de las cuales, 200 ser¨ªan de productos alimenticios. Este mercado se suma a otros dos de una hect¨¢rea cada uno, el de Guet Ndar, de antes de la independencia, ubicado en la isla; y el de Pikine, el m¨¢s nuevo.
El pescado es el producto m¨¢s c¨¦lebre de esta ciudad para la que la pesca es una se?a de identidad, una manera de entenderla y configurarla, una profesi¨®n que mueve y beneficia a m¨¢s de 30.000 personas entre mujeres transformadoras del g¨¦nero, porteadores, empleados de transportes, de la f¨¢brica de hielo, de vendedoras en el mercado y los faenadores que trabajan en los 3.000 cayucos con los que cuenta el municipio.
En Saint Louis no hay cadenas de supermercados ni grandes superficies, ni franquicias de multinacionales. Cada producto que se requiera, ya sea de nuevas tendencias como la salsa de soja o el aceite de oliva, o los m¨¢s conocidos y tradicionales, se encontrar¨¢n en las laber¨ªnticas calles del mercado, sus pasadizos, sus puestos callejeros o sus restaurantes. Los comerciantes que han apostado por instalar un frigor¨ªfico y pagar la electricidad que se requiere para conservar las mantequillas, los embutidos, los quesos o las carnes coinciden en destacar que es una buena inversi¨®n. ¡°El pollo lo vendo m¨¢s a los restaurantes, pero tambi¨¦n a la gente, sobre todo los s¨¢bados¡±, se?ala Thierno Gueye, que indica que el foie de vaca que despacha proviene de Canad¨¢. Pescado fresco, seco y ahumado, mostaza, mayonesa, galletas o bebidas llegan desde Mauritania o Dakar, y a su vez, pueden proceder, importados, de otros lugares.
En estanter¨ªas altas hasta el techo, ordenadas por m¨®dulos, o directamente apiladas en el suelo por la rapidez de su venta, abundan las bebidas espirituosas, las cervezas o las miles de botellas de agua mineral que se consumen en la ciudad, aunque el 90% de la poblaci¨®n toma agua del grifo. Bebidas, estas s¨ª, de grandes cadenas internacionales y senegalesas, que se mezclan con los jugos naturales de baobab o hibisco.
Estos, en ocasiones, se venden en botellas ya usadas que se encargan de recoger de la basura y vender los ni?os talib¨¦s, menores mendigos que inundan las calles de esta ciudad. Para ganar algunos francos tambi¨¦n llevan las bolsas pesadas a los mayores o cargan cubos de hielo para mantener el pescado fresco a los clientes en una ciudad donde, a la ausencia de grandes c¨¢maras frigor¨ªficas, se suma a la escasez de almacenes y a la falta de un aparcamiento para los camiones, que se estacionan para su descarga en medio del tinglado de colores, olores y sabores, frente a la antigua estaci¨®n de tren.
"Tenemos el proyecto de hacer un mercado renovado con dos o tres plantas. Estamos hablando con empresas para que lo construyan y luego con los alquileres ir pagando el edificio", se?ala Aly Sine, director de servicios t¨¦cnicos del Ayuntamiento de Saint Louis, que reconoce la necesidad de informaci¨®n y datos para gestionar el abastecimiento de la ciudad. "No sabemos los camiones que entran, ni la cantidad de comida, ni de bebida, ni las personas que trabajan, ni en los puestos ni en la calle", informa Sine.?
La limpieza, la gesti¨®n de los residuos org¨¢nicos y de pl¨¢stico, el orden de los establecimientos o el control de la venta ambulante son otras de las solicitudes de los comerciantes a los pol¨ªticos en las reuniones que fomentan la participaci¨®n y la gobernanza en la ciudad. "Hay que sensibilizar, a los ciudadanos, a los pol¨ªticos, a los vendedores... sin la concienciaci¨®n de cada uno, esto no se modifica", concluye en profesor Thiam, que organiza talleres por iniciativa propia con asociaciones, ONG, y estudiantes para que su mensaje se difunda por doquier.
Tendencias de futuro
En las zonas urbanas se encuentra uno de los mayores desaf¨ªos para conseguir una alimentaci¨®n sostenible, nutritiva y segura:
- El 80% de todos los alimentos producidos en el mundo se consumen en ciudades. Y a su vez, el 80% de las personas que los generan, ¡ªlos campesinos, los pueblos ind¨ªgenas, las comunidades tradicionales, los pescadores, los agricultores de monta?a y los pastores¡ª, son m¨¢s vulnerables al hambre.
- Las ¨¢reas urbanas cubren solo el 3% de la superficie del planeta, pero consumen entre 60% y 80% de la energ¨ªa mundial. Emiten alrededor de 75% de las emisiones de efecto invernadero y usan m¨¢s de 75% de los recursos naturales.
- Los alimentos ultraprocesados, altos en grasas, sales y az¨²cares, el sedentarismo y otros factores provocan cada vez m¨¢s obesidad. Esta enfermedad aumenta en todas las latitudes y ya alcanza las 830 millones de personas, lo que supera a los 821 millones de subalimentados.
- De las 6.000 especies de plantas que se cultivan para obtener alimentos, menos de 200 contribuyen de manera sustancial a la producci¨®n alimentaria mundial, y nueve representan el 66% del total de la producci¨®n agr¨ªcola.
- La inocuidad alimentaria (que los productos lleguen a los consumidores salubres y sin contaminar) se perfila como un desaf¨ªo internacional para evitar 420.000 muertes y 600 millones de casos de enfermedades al a?o en el mundo.
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