Asedio a las aulas

Las siete universidades p¨²blicas catalanas est¨¢n siendo sometidas a una presi¨®n improcedente, que merma los derechos de los universitarios y corroe su prestigio institucional. La huelga pol¨ªtica indefinida decretada desde ayer ¡ªen protesta por la sentencia del proc¨¦s¡ª por dos sindicatos estudiantiles cuyos afiliados suponen una ¨ªnfima parte del conjunto cosech¨® resultados irregulares seg¨²n los centros y un seguimiento en promedio m¨¢s bien flojo, pero en algunos lugares, como en la Universitat Pompeu Fabra, la acci¨®n coercitiva y agresiva de piquetes impidi¨® la libre circulaci¨®n de los alumnos y la libre asistencia a clase.

Al fracaso relativo de esta semihuelga impuesta por m¨¦todos de presi¨®n inadmisibles se le une, sin embargo, el ¨¦xito de un asedio que es todav¨ªa m¨¢s grave para el esp¨ªritu de un centro dedicado, por principio, al conocimiento y la raz¨®n: la aprobaci¨®n por varios claustros de ins¨®litas facilidades para los estudiantes deseosos de hacer esa huelga. El cambio de los procedimientos de calificaci¨®n, sustituyendo la presentaci¨®n peri¨®dica de trabajos y la evaluaci¨®n continua a lo largo de cada semestre por una calificaci¨®n final, es una p¨¦sima idea, producto adem¨¢s de una voluntad sectaria.

Es p¨¦sima porque vulnera el sistema evaluador de Bolonia y recorta la seguridad jur¨ªdica de los afectados; porque rompe la homogeneidad de aplicaci¨®n de un m¨¦todo v¨¢lido para todas las universidades europeas, en perjuicio de la comparaci¨®n de saberes y aptitudes por la que tanto se ha luchado, y porque quiebra la igualdad de trato, al manejar homog¨¦neamente actitudes dispares, la de quienes optan por no asistir a clase y la del resto, aunque en algunos casos se haya remitido la decisi¨®n ¨²ltima a las facultades. Y porque, en fin, no es gratis. Estas ¡°facilidades¡±, contra lo que sostiene el rector de Girona, no se otorgan ¡°sin que ello suponga un perjuicio para nadie¡±. Es al rev¨¦s; perjudican a todos, al deteriorar el prestigio de todas las instituciones universitarias y sentar un precedente insidioso: ?acaso no se podr¨¢ alegar como motivo para ¡°facilitar¡± otras huelgas la ¡°excepcionalidad¡± a la que ahora se ha recurrido?

Lo extraordinariamente negativo es que todo esto suceda en un escenario en el que, una vez m¨¢s, no se respetan los derechos de amplios sectores: la huelga no ha concitado mayor¨ªas; la violencia ha hecho aparici¨®n en las aulas, y algunas autoridades acad¨¦micas (no todas) se han dejado arrastrar por el clima que agitan los responsables de la Generalitat, incitando o disculpando el desorden. Lo propio de la Universidad es generar pensamiento y criterios propios, respeto de la pluralidad, libertad de ideas y de c¨¢tedra, y no el sometimiento a idearios excluyentes y discriminatorios.

Ya el manifiesto universitario contra la sentencia del Tribunal Supremo sobre el proc¨¦s desbord¨® la cr¨ªtica leg¨ªtima de una resoluci¨®n judicial y vulner¨® el principio democr¨¢tico de respeto a la independencia de los jueces, mediante imputaciones exorbitantes. En la Universidad de Lleida se acompa?¨® tambi¨¦n de acuerdos para declarar personas non gratas a personajes p¨²blicos como el jefe del Estado, el magistrado Manuel Marchena y la delegada del Gobierno en Catalu?a. Malas credenciales para defender la autonom¨ªa universitaria y los otros privilegios necesarios para esta instituci¨®n. Es la propia Universidad la que debe demostrar que acredita merecerlos.