D¨ªa de Todos los Santos: c¨®mo hablar de la muerte a los ni?os

El d¨ªa 1 de Noviembre se celebra el D¨ªa de Todos los Santos en Espa?a, una jornada en la que las familias suelen acudir a los cementerios para dejar flores y acicalar las tumbas de sus seres queridos. Y esta situaci¨®n puede propiciar en los ni?os la curiosidad hacia la muerte. ?C¨®mo actuar con relaci¨®n a las dudas de nuestro hijo en torno al fin de la vida? Seg¨²n los expertos, los progenitores tendemos a proteger a los menores de los males del mundo y la parca no se escapa de ello, pero la muerte es parte de nuestro ciclo vital y los peque?os no pueden ser ajenos a ella. Adem¨¢s, seg¨²n aseguran, lo mejor es abordar el tema con naturalidad y evitar sobreprotegerles.

¡°A veces, el temor a lo desconocido puede ser todav¨ªa peor que la propia realidad¡±, explica Miriam Escacena, de la Guia Montessori de Comunidad Infantil. "Frases como "el abuelito se ha dormido para siempre¡± pueden no ser las m¨¢s acertadas, ya que, aunque se construyan con la intenci¨®n de no asustar, podemos generar un miedo a quedarse dormido que no ser¨ªa nada saludable¡­ El d¨ªa en el que una p¨¦rdida llegue al entorno cercano, nuestros hijos tendr¨¢n derecho a despedirse y transitar el duelo", contin¨²a. Seg¨²n mantiene, la mejor manera es hacerlo acompa?ando y validando las emociones de los m¨¢s peque?os, ya que forman parte de nuestro proceso vital como seres humanos (en la literatura infantil encontramos verdaderas joyas que nos pueden servir de apoyo, como es el caso de Blancanieves).

Por eso, es necesario ¡°hablar sobre ello de una manera transversal desde la infancia, para poder acompa?ar al ni?o correctamente en el proceso de conocer, entender y aceptar la muerte como algo natural e intr¨ªnseco a la vida¡±, explica Betzb¨¦ Lillo, de Montessori Canela. Esta experta incide en que, seg¨²n qu¨¦ edad tenga el peque?o, percibir¨¢ el final de la vida de una manera u otra: ¡°Hasta los cinco a?os tienen conciencia sobre ella y la suelen ver como un hecho reversible, influenciados por los cuentos y las narraciones infantiles. Entre los seis y? los nueve, comienzan a ser conscientes de la irreversibilidad del proceso, aunque no suelen tener conciencia real de que pueda ocurrirles a ellos o a sus seres queridos¡±. Lillo a?ade que es alrededor de los 10 a?os cuando los peque?os se dan realmente cuenta de que fallecer es el final de la vida, ¡°y de que les puede pasar a ellos¡±, incide. ¡°Es en este momento cuando la idea de la muerte puede resultarles angustiosa y ser¨¢ importante ayudarles¡±.

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Los consejos que proponen las expertas consultadas para abordar el tema de una forma poco traum¨¢tica son que los padres dejen a los ni?os indagar sobre la muerte; que les expliquen qu¨¦ rituales se realizan en las distintas culturas o las diversas cosmovisiones existentes al respecto, entre otros. En definitiva, transmitirles que fallecer es parte de la vida.

Ante una situaci¨®n de muerte a la que tenga que enfrentarse el ni?o, Lillo considera que lo m¨¢s aconsejable es que este pueda sentirse seguro a trav¨¦s de un v¨ªnculo s¨®lido con los adultos de referencia: ¡°Hablando con ellos lo m¨¢s claro posible, pero ajust¨¢ndose a su edad. As¨ª conseguiremos acompa?arlos emocionalmente en el proceso de la p¨¦rdida¡±. En caso de que este proceso se alargue demasiado "y el peque?o presente dificultades (para alimentarse, descansar o retomar sus rutinas), es aconsejable pedir ayuda a un especialista que pueda guiarnos".

Adolescentes y muerte

Los adolescentes ven muy lejana su propia muerte. Ellos se sienten ¡°inmortales¡±, explica Patricia Guti¨¦rrez, de Convivir con un adolescente. Para ella, esta etapa vital se caracteriza por la experimentaci¨®n, sin tener en cuenta la gravedad de las consecuencias que puedan derivarse de sus decisiones: "Ellos no miden el riesgo. No por inconsciencia, sino por desconocimiento. Y los padres somos los encargados de contarles los riesgos de ciertas conductas como el consumo de drogas, la falta de protecci¨®n en las relaciones sexuales...".

Normalmente, los j¨®venes se enfrentan a la realidad de la muerte cuando fallece un familiar o un amigo. "Ah¨ª es cuando suele acabar esa idea de inmortalidad y empieza a cuestionarse: '?Y si me hubiera ocurrido a m¨ª?", a?ade Guti¨¦rrez. "Hay que acompa?arles en el duelo. Es importante abrir un espacio para la expresi¨®n. Por ejemplo, preguntarles cosas como si sienten tristes o le echan de menos. Y siempre hay que procurar estar muy atentos a sus emociones, permitirles tiempo y espacio para que manifiesten c¨®mo se sienten", prosigue la experta.

Seg¨²n Guti¨¦rrez, los adolescentes aprenden de nosotros, sus modelos: "No es momento de hacernos los fuertes, si nos sentimos apenados". M¨¢s importante que hablar, es que nosotros expresemos c¨®mo estamos, nuestro propio dolor y tristeza: ¡°Un ejemplo es con frases como "A m¨ª tambi¨¦n me da pena y le echo de menos. Los padres tambi¨¦n somos vulnerables, igual que ellos, y mostr¨¢rselo en estas ocasiones hace que se quiten presi¨®n sobre ellos mismos y expresen todas las emociones que llevan dentro", concluye.