Sin embargo

Ya lo s¨¦. Me van a decir que ustedes ya votaron en abril, que entonces ganaron las elecciones, que les han robado esa victoria y no tienen por qu¨¦ votar otra vez. Lo s¨¦. Me dir¨¢n que no se puede vivir en un pa¨ªs donde la impunidad es la norma, donde las responsabilidades no se asumen, donde nadie reconoce sus errores. Eso tambi¨¦n lo s¨¦. Y que por qu¨¦ va a importarles a ustedes que gobierne la derecha si a la izquierda le trae sin cuidado, si se dedicaron a jugar al ajedrez en vez de tomarse el poder en serio, si dejaron pasar meses antes de sentarse a negociar y se divirtieron como locos publicando tuits para echarse las culpas mutuamente, cuando deber¨ªan haber pactado la investidura de inmediato para repartirse los cargos despu¨¦s, como hace la derecha con tanto ¨¦xito. Me dir¨¢n todo eso, y hasta que en una esquinita de su coraz¨®n alienta el deseo de ver a Casado presidente para que S¨¢nchez e Iglesias paguen por lo que han hecho. Porque est¨¢n ustedes hartos de votar con un cuchillo en la garganta, de perdonar lo imperdonable, de tragarse sus palabras. Esto ¨²ltimo lo s¨¦ tan bien, que llevo dos meses prometi¨¦ndome a m¨ª misma que nunca escribir¨ªa esta columna. As¨ª que no discuto sus razones, al contrario. S¨¦ que tienen toda la raz¨®n, y sin embargo, voy a pedirles que renuncien a ella. Que se arrastren una vez m¨¢s hasta su colegio electoral, que metan dos papeletas en dos sobres y un sobre en cada urna. Porque ya no importa lo que se merecen los candidatos. Ahora, lo ¨²nico que importa es lo que se merecen los espa?oles. Y ni ustedes ni yo nos merecemos ver a Abascal y a Ortega Smith sentados en un Consejo de Ministros. Eso es lo que nos estamos jugando, y por eso les pido que, sin esperanza, sin alegr¨ªa, sin ilusi¨®n, voten ustedes el pr¨®ximo domingo.