Sue?os o golpetazos
Resulta asombroso que, por un pu?ado de votos, no hubiera un coro de cuatro voces que impugnara la cantidad de simplezas antidemocr¨¢ticas que solt¨® Abascal
Una de las ventajas de la democracia liberal es que digiere mal los productos de laboratorio y, contra lo que proclama la propaganda simplista de la izquierda, especialmente digiere mal los dise?ados desde los aleda?os del poder. Es obvio que el poder penetra con facilidad en los partidos, pero fracasa cuando se inventa un producto electoral. Al menos en Espa?a. Fracas¨® la Operaci¨®n Roca en los a?os ochenta y fracasa la Operaci¨®n Ciudadanos en el nuevo siglo (me proteger¨¦ diciendo eso de¡ salvo sorpresa may¨²scula). Es verdad que artefactos electorales de todo tipo y muy distintos han triunfado en los ¨²ltimos a?os. Pero triunfan activando la tecla del populismo y su conexi¨®n con disfunciones del sistema percibidas y sufridas por una amplia mayor¨ªa que, ante la desesperanza, est¨¢ dispuesta a votar sue?os o golpetazos en la mesa. En cambio, al poder en sentido estricto y su apuesta peri¨®dica por la tecnocracia, se le nota la falta de masa cr¨ªtica detr¨¢s.
El debate a cinco de la Academia de la Televisi¨®n dej¨® claro que Vox est¨¢ dispuesto a ofrecer todos los golpetazos en la mesa que hagan falta. Contra la separaci¨®n de poderes, las autonom¨ªas, las bases fiscales del Estado de bienestar, los inmigrantes, el feminismo y la Constituci¨®n de 1978 que impide hacer cualquiera de las propuestas que Santiago Abascal anunci¨® sin r¨¦plica de los otros cuatro debatientes, salvo alg¨²n chispazo de confrontaci¨®n por parte de S¨¢nchez o Iglesias. Como novedad, el l¨ªder de Vox se aventur¨® en el terreno de los desheredados del mundo. Por suerte, todav¨ªa, se le nota mucho m¨¢s seguro y con mayor conocimiento cuando habla de su Espa?a una y grande que cuando describe la desigualdad en los barrios. Para jugar a Le Pen, a¨²n necesita entrenar.
Lo que resulta asombroso es que, por un pu?ado de votos, no hubiera un coro de cuatro voces que impugnara en ese plat¨® la cantidad de simplezas antidemocr¨¢ticas que solt¨®, con eficacia, el l¨ªder de Vox. Vuelve a comprobarse que los asesores electorales solo est¨¢n pendientes de la frontera de voto de hoy, sin mirar al desastre pol¨ªtico de ma?ana. Que los l¨ªderes les obedezcan retrata nuestro tiempo. Todos hemos afrontado el dilema de ignorar o desmontar las recetas de la extrema derecha, pero cuando las encuestas la sit¨²an como tercera fuerza en el Congreso, el dilema desaparece.
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