Cinco castillos espa?oles que me fascinan
Edificaciones de este tipo en Espa?a hay muchas. Estas cinco est¨¢n entre mis favoritas porque se alzan aisladas en parajes de gran belleza y te trasportan sin tener que echarle imaginaci¨®n a siglos pasados
Castillo de Almod¨®var del R¨ªo (C¨®rdoba)
La silueta perfecta del castillo de Almod¨®var del R¨ªo es la obra personal del conde de Torralva, quien hacia 1901 acometi¨® una ingente labor de restauraci¨®n coste¨¢ndola de su propio bolsillo en vez de desmontarlo y vender sus sillares como piedra de construcci¨®n, como hicieron otros nobles. La magn¨ªfica fortaleza-palacio es una de las mejor conservadas de Andaluc¨ªa y se asoma al r¨ªo Guadalquivir. Tiene un marcado estilo g¨®tico-mud¨¦jar y fue mandado construir por Enrique II en el siglo XIV sobre un antiguo fort¨ªn ¨¢rabe. Pedro I el Cruel traslad¨® su corte aqu¨ª. Las salas est¨¢n ambientadas con maniqu¨ªs que ayudan a comprender el d¨ªa a d¨ªa en una fortaleza medieval.
Castillo de La Calahorra (Granada)
Guadix es una de las ciudades m¨¢s peculiares de Granada. Pero muy pocos viajeros saben que a pocos kil¨®metros de all¨ª se extiende una comarca no menos singular ¡ªel marquesado del Cenete¡ª a la sombra de un castillo at¨ªpico: la fortaleza-palacio de La Calahorra. Esta corona con sus cuatro torreones rematados por c¨²pulas un cerro alomado a los pies de Sierra Nevada. El castillo fue mandado construir por don Rodrigo de Vivar y Mendoza, conde del Cid y marqu¨¦s del Zenete. La construcci¨®n del baluarte militar empez¨® en 1509 a cargo de ingenieros espa?oles. Pero el marqu¨¦s, que estaba al tanto de las modas allende los Pirineos, encarg¨® la parte palaciega a arquitectos de Italia. Adem¨¢s, no repar¨® en gastos: todos los m¨¢rmoles fueron tra¨ªdos ex profeso desde ese pa¨ªs. Un fabuloso palacio renacentista de gustos italianos en lo m¨¢s profundo de Andaluc¨ªa en el que el primer marqu¨¦s de Zenete solo pudo vivir 11 a?os, entre 1512 ¡ªcuando concluyeron las obras¡ª y 1523. En 1910, un rico estadounidense intent¨® comprarlo para desmontarlo pieza a pieza y llevarlo a su rancho, costumbre muy en boga entre la ¡°nobleza¡± norteamericana de principios de siglo XX. En el interior destaca el claustro renacentista, con profusi¨®n de m¨¢rmoles de Carrara y el artesonado de madera de todas las estancias, que es el original de 1509.
El primer impulso de la mayor¨ªa de visitantes que llega al castillo de Loarre es dar unos golpecitos con los nudillos en la fachada para comprobar que es de verdad y no un decorado de cart¨®n-piedra. Pero en efecto: es real. Y los nudillos se resienten al chocar con la dura siller¨ªa de roca caliza levantada en el siglo XI por el rey navarro Sancho el Mayor para fortificar la inestable frontera pirenaica frente al enemigo musulm¨¢n de la llanura oscense. De forma milagrosa, este castillo altivo y solitario sobre un espol¨®n de roca ha llegado a nuestros d¨ªas como el mejor ejemplo de arquitectura civil y militar rom¨¢nica, con un grado de conservaci¨®n que levanta envidias en medio mundo. Gracias a su corta historia como punta de lanza del reino aragon¨¦s el baluarte qued¨® al margen de grandes refriegas y asedios por lo que sus recios muros, sus dos torres almenadas, la del Homenaje y la de la Reina, el recinto conventual o la bell¨ªsima iglesia rom¨¢nica apenas sufrieron agresiones y han llegado hasta nuestros d¨ªas como una joya de la arquitectura rom¨¢nica europea.
El castillo de La Mota domina desde un cerro el entramado urbano de Alcal¨¢ la Real. Es la poblaci¨®n y la fortaleza m¨¢s importante de lo que ahora llamamos Ruta del Califato y que no es otro sino el camino hist¨®rico que un¨ªa C¨®rdoba con Granada. Casi nada. Una de las rutas comerciales y militares m¨¢s importantes y transitadas de Al-Andalus. Por eso La Mota es el baluarte m¨¢s impresionante y de mayor valor hist¨®rico-art¨ªstico de la comarca. Solo hay que ver su estampa en la distancia, rodeado de un mar de olivos, para comprenderlo. Todo empez¨® sobre un castro ind¨ªgena en el que los invasores ¨¢rabes levantaron una ciudad amurallada, dotada de medina, mezquita y alcazaba. En 1341 Alfonso XI lo siti¨® y conquist¨®. El mismo rey castellano-leon¨¦s mand¨® levantar una abad¨ªa en su interior y reforz¨® sus defensas, que fueron de vital importancia en los 151 a?os en los que Alcal¨¢ resisti¨® como avanzada de la frontera cristiana ante el reino nazarita de Granada. La gran iglesia abacial de Santa Mar¨ªa la Mayor, que a¨²n domina el conjunto, se termin¨® de levantar en 1620. A su paulatino abandono hubo que sumar los destrozos de la invasi¨®n napole¨®nica, en la que result¨® gravemente da?ada su estructura. La fortaleza alberga hoy el centro de interpretaci¨®n de la Vida en La Frontera.
Castillo de V¨¦lez Blanco (Almer¨ªa)
El castillo de V¨¦lez-Blanco es uno de los m¨¢s bonitos de Almer¨ªa. Pero quien quiera verlo completo deber¨¢ de cruzar el Atl¨¢ntico. Sobre una roca que domina este pueblo del norte almeriense sigue despuntando majestuoso la fortaleza renacentista que fue residencia oficial del marquesado de los V¨¦lez, cuyos dominios se extend¨ªan por Almer¨ªa y Murcia. Se trata de uno de los mejores ejemplos de castillo-palacio del siglo XVI. Pero su delicado claustro hecho con m¨¢rmol blanco de Macael, una de las joyas del renacimiento andaluz, fue adquirido en 1904 por un rico norteamericano y trasladado por piezas hasta EE. UU. Ahora se exhibe en el Museo Metropolitano de Nueva York. Ten¨ªa (o sigue teniendo, solo que en la Gran Manzana) 16 metros de largo por 13,5 de ancho y dos alturas de galer¨ªas con arcos rebajados y columnas, am¨¦n de una decoraci¨®n de estatuas cl¨¢sicas. De la fortaleza actual llama la atenci¨®n sus siete torres, el patio de caballer¨ªas que conecta con un puente levadizo que da paso a la puerta principal, acceso a la zona noble y el palacio. El castillo es un laberinto de salas, escaleras y pasadizos, con una ornamentaci¨®n muy superior a la que se espera de un recinto castrense. El castillo de los V¨¦lez es la ense?a de esta comarca del norte de la provincia, una Almer¨ªa at¨ªpica de monta?as, bosques y castillos donde suele nevar todos los inviernos que nada tiene que ver con los desiertos costeros de Cabo de Gata.
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