Esopo de Macuspana
L¨®pez Obrador, a trav¨¦s de una f¨¢bula, denunci¨® un golpe de Estado, fragu¨¢ndose en contra de su Gobierno, un asunto que, de ser cierto, no deber¨ªa ser tratado antes en las redes sociales
Hace unos d¨ªas, el presidente de M¨¦xico, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, nos recomend¨® a todos sus gobernados, mientras sosten¨ªa una flor de bugambilia entre los dedos, leer una de las f¨¢bulas m¨¢s famosas de Esopo: Las ranas pidiendo rey.
¡ªPara un pol¨ªtico que adora los gestos y s¨ªmbolos del poder, no es menor hablar sosteniendo una bugambilia, flor que en el sureste se utiliza para curar diversos virus, cuando estos atacan un cuerpo, y cuyo arbusto crece en forma de enredadera, en torno del cuerpo de otra planta, que es reducida a sost¨¦n por las espinas de la bougainvillea¡ª.
La recomendaci¨®n que L¨®pez Obrador nos hizo cerraba un par de tuits que, como menos, deber¨ªan ser considerados extraordinarios, pues no eran otra cosa que la denuncia de un golpe de Estado, fragu¨¢ndose en contra de su Gobierno, de la sociedad mexicana y de nuestra democracia: un asunto que, de ser cierto, deber¨ªa ser tratado, antes que en las redes sociales, en los tribunales m¨¢s altos de nuestro pa¨ªs, sin demora alguna y sin falsedades.
¡ª"?Qu¨¦ equivocados est¨¢n los conservadores (saber a qui¨¦nes se refiere es complicado, pues as¨ª ha llamado a cualquiera que no tenga un carnet de Morena) y sus halcones (por tradici¨®n, pensar¨ªamos en sectores del Ej¨¦rcito, apoyados desde EE UU)! Pudieron cometer la felon¨ªa de derrocar y asesinar a Madero porque este hombre bueno, ap¨®stol de la democracia, no supo, o las circunstancias no se lo permitieron, apoyarse en una base social que lo protegiera y respaldara (a Madero, de hecho, fue posible derrocarlo, entre otras razones, porque abandon¨® a sus bases sociales: basta con acordarse de Villa y Zapata).
"Ahora es distinto (caray, vaya descubrimiento pol¨ªtico, social e hist¨®rico, vaya aseveraci¨®n atrevida y llena de osad¨ªa). Aunque son otras realidades (?es distinto aunque son otras realidades?, ?en serio? Y yo que cre¨ªa, m¨¢s bien, que era distinto, precisamente, porque son otras realidades) y no debe caerse en la simplicidad de las comparaciones (porque la simplicidad en las comparaciones en las que no debe caerse y que estoy criticando aqu¨ª son, precisamente, la simplicidad de las comparaciones que estoy llevando a cabo aqu¨ª, en estos tuits), la transformaci¨®n que encabezo cuenta con el respaldo de una mayor¨ªa libre, consciente, justa y amante de la legalidad y la paz (como todos los amantes, al parecer, la mayor¨ªa libre, consciente y justa de nuestro pa¨ªs se ha infatuado de aquello que no es m¨¢s que una reacci¨®n qu¨ªmica a cuya realidad no puede acceder: la legalidad y la paz, justo las dos cosas que m¨¢s falta, adem¨¢s de igualdad, hacen en M¨¦xico), que no permitir¨ªa otro golpe de Estado.
"Aqu¨ª no hay la m¨¢s m¨ªnima oportunidad para los Huertas (esto lo asevera, obviamente, el mismo presidente que no ha hecho m¨¢s que empoderar al Ej¨¦rcito, no solo entreg¨¢ndoles la vigilancia que deb¨ªa tocarle a los cuerpos policiales, a trav¨¦s de la Guardia Nacional, una Guardia Nacional que, para colmo, en vez de estar protegiendo a los ciudadanos en aquellos sitios en donde el crimen organizado funciona como Estado, est¨¢ cazando inmigrantes en la frontera sur de nuestro pa¨ªs, sino tambi¨¦n al convertir a este Ej¨¦rcito en una empresa privada, cuyos negocios van desde las pipas hasta las constructoras), los Franco, los Hitler (alguien deber¨ªa aclararle al presidente historiador de M¨¦xico, que el genocida alem¨¢n, por desgracia, no lleg¨® al poder a trav¨¦s de ning¨²n golpe de Estado, sino despu¨¦s de dividir a la sociedad alemana y de imponer como valores el militarismo, la vigilancia de unos ciudadanos a otros, el encono entre iguales, el se?alamiento y la demonizaci¨®n de las diferencias y un ambiente generalizado de desconfianza y de terror, a trav¨¦s de la creaci¨®n, cuando no de la mera invenci¨®n, de enemigos por doquier) o los Pinochet. El M¨¦xico de hoy no es tierra f¨¦rtil para el genocidio (esta frase, esperemos que la guarde y que la vuelva a utilizar, el se?or presidente, si puede y si se atreve, cuando le toque imponer por la fuerza sus megaproyectos de desarrollo, tales como el Corredor Transitsm¨ªco o el Tren Maya) ni para canallas que lo imploren (los ¨²nicos que parecer¨ªan implorar un genocidio en nuestro pa¨ªs, se?or Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, son los empresarios mineros, los talamontes, los grandes constructores y los mercaderes de la energ¨ªa el¨¦ctrica, con quienes su Gobierno parece estar feliz de hacer negocios, a costa de los territorios de los pueblos originarios y en nombre de una idea de desarrollo propia del siglo XX, que tanto le gusta). Por cierto, les recomiendo leer la f¨¢bula de Esopo Las ranas pidiendo rey"¡ª.
Y as¨ª vuelvo al lugar donde empec¨¦: como el ciudadano consciente y obediente que intento ser a veces, tras leer los tuits de L¨®pez Obrador ¡ªel presidente por el que vot¨¦ y el presidente por el que no me arrepiento de haber votado (las dem¨¢s opciones representaban lo mismo que ahora nos gobierna, pero sin los contados aciertos de la actual Administraci¨®n, que a pesar de su esquizofrenia latente est¨¢ desmontando ciertos aspectos, por menores que estos sean, del sistema neoliberal y del complejo entramado de la mega corrupci¨®n)¡ª, corr¨ª a mi librero, saqu¨¦ el libro de Esopo y rele¨ª la f¨¢bula mencionada, en la que las ranas de un estanque, cansadas de la anarqu¨ªa en la que viven, le piden a Zeus que les mande un rey justo: el dios, sin embargo, les manda como rey un grueso le?o, un madero que, primero, al caer sobre el agua generando un fuerte ruido, asusta a los peque?os anfibios, quienes, muy pronto, tras salir de su temor y de su asombro, comienzan a brincar sobre el madero inm¨®vil, que ha tra¨ªdo consigo una quietud que desespera a las ranas y que las lleva a burlarse de su rey y a despreciarlo.
Poco tiempo despu¨¦s, el desprecio que las ranas sienten por su rey se convierte en un parad¨®jico sentimiento de autodegradaci¨®n, que despu¨¦s es de humillaci¨®n pura. Los peque?os anfibios se convencen entonces a s¨ª mismos de que Zeus se ha burlado, por lo que recurren nuevamente al dios, solicit¨¢ndole que corrija lo que ha hecho. Zeus, muy a su manera, es decir, a lo Zeus, enfurece al mismo tiempo que se indigna y decide darles un escarmiento a aquellas ranas del estanque. Y para hacerlo, tras llevarse su le?o, env¨ªa al estanque una serpiente de agua (que en algunas versiones anteriores a Esopo es, en realidad, una garza). Y la serpiente, entonces, atrapa, una tras otra, a todos los peque?os anfibios y luego, tambi¨¦n uno tras otro, se los come ¡ªla obsesi¨®n de Zeus por comer y ser comido, se explica, obviamente, en su propia g¨¦nesis y en la historia de su estirpe, tanto pasada como futura¡ª.
Fue entonces, tras leer y releer varias veces la f¨¢bula que L¨®pez Obrador nos recomend¨®, que pens¨¦: caray, alguien deber¨ªa ¡ªpara eso est¨¢n, de hecho, los asesores de un presidente y los funcionarios de su equipo de comunicaci¨®n¡ª decirle al mandatario de M¨¦xico lo que una f¨¢bula es, las m¨²ltiples lecturas que permiten y de d¨®nde viene estas. Lo digo porque si uno no sabe nada de ap¨®logos, es decir, del manantial del cu¨¢l manan las f¨¢bulas, puede confundirse y no reconocer que todos los personajes de las f¨¢bulas, todos, representan a un ser humano o son alegor¨ªa de alguna caracter¨ªstica de ¨¦stos.
Es decir, que no solo las ranas y la serpiente nos dicen, nos cuentan, nos buscan edificar sobre alguien o algo, en la f¨¢bula mencionada. Tambi¨¦n el madero. Porque si las ranas somos los ciudadanos inconformes e inconscientes y si la serpiente es el gobernante totalitario que est¨¢ siempre al acecho, el madero es el gobernante demasiado quieto, impasible, flem¨¢tico e inmovilista.
Un gobernante obligado, pues, a entender y a revisar su propia inacci¨®n, si no quiere que sus gobernados comiencen a brincarle encima y a burlarse de ¨¦l, sin descanso alguno; si no quiere que al verlo y al escucharlo, sus gobernantes se sientan humillados.
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