Por qu¨¦ debemos salvar las revistas
Hay toda una historia detr¨¢s de las p¨¢ginas que forman nuestros n¨²meros mensuales. No es solo literatura f¨²til sobre papel satinado: es una fianza intelectual y una garant¨ªa de calidad
Mientras me rascaba la cabeza buscando un rollo que escribir en la ¨²ltima p¨¢gina de esta revista, he sentido una punzada de angustia. Me he preguntado qu¨¦ diferencia hay entre esta p¨¢gina y un tuit, un post, un blog chorra, un comentario en YouTube o cualquiera de esos textos que puedes leer gratis en tu m¨®vil. ?Est¨¢n muy alejados de mi trabajo? Esta es una pregunta que todos los juntaletras en papel deben hacerse. ?Soy superior al digital? ?Presto un servicio tan extraordinario que justifica un precio de compra en vez de un clic con el pulgar y la mirada distra¨ªda de un pasajero de autob¨²s, entre dos alertas de Google y tres anuncios dirigidos a su intimidad? Nosotros, los plumillas, estamos amenazados de muerte por esta invasi¨®n de textos gratuitos. Esta competencia desleal pesa sobre mis hombros: tengo que estar a la altura de mi misi¨®n, aqu¨ª mismo.
?Prestan las revistas un servicio tan extraordinario que justifique un precio de compra en vez de un clic con el pulgar y la mirada distra¨ªda de un pasajero de autob¨²s?
Oh, my God, esta p¨¢gina tiene que salvar las revistas. No puedo contentarme con llenar mi p¨¢gina con interrogaciones abstractas, como estoy haciendo ahora mismo, o acabar¨¦ r¨¢pidamente en el paro. Y ICON ser¨¢ pronto un recuerdo en la mesita de caf¨¦ de mi abuela (s¨ª, mi abuela es ¨¹berfashion).
Entonces tengo un sobresalto de orgullo. Me digo que, mierda, hay toda una historia detr¨¢s de esta p¨¢gina. No es por casualidad que las revistas existan: desde hace varios siglos hemos tenido que pelear por estos objetos lujosos. Esto no es solo literatura f¨²til sobre papel satinado: es una fianza intelectual, una garant¨ªa de calidad, una cultura de la informaci¨®n, una cuesti¨®n de gusto, un modelo de pensamiento. ?T¨², que lees esta p¨¢gina, crees que est¨¢s realizando una actividad ligera? En realidad est¨¢s haciendo una elecci¨®n profundamente importante. Lees un art¨ªculo que has pagado, que es obra de un novelista extranjero, impreso en un mensual superchic editado por El Pa¨ªs. Ha habido que confiar en cientos de esnobs que no conoces para llegar a tener esta ¨²ltima p¨¢gina entre tus manos. Eso significa que has tenido ¨Ccomo poco¨C dudas sobre la calidad de las elucubraciones gratuitas de tu iPhone X o tu Samsung Galaxy. Necesitas sentirte c¨®mplice de un equipo de t¨ªos maqueados como en las fotos de moda, de un ambiente altivo pero funky, de un estilo de vida que consiste en leer una revista con lomo americano en la terraza de un caf¨¦ mientras criticas la interpretaci¨®n y la direcci¨®n de Edward Norton en Hu¨¦rfanos de Brooklyn. Eres exigente y todav¨ªa aprecias vagamente que te respeten.
Como Montaigne, sabes que no lo sabes todo. Tienes la inteligencia de ser humilde y me encargas a m¨ª la tarea de abrirte los ojos. Gracias, oh lector, por quererme como un loco. Que sepas que tu amor es rec¨ªproco. Gracias, querido amigo, intentar¨¦ ser digno de tu confianza¡ el mes que viene.
Publicado en el n¨²mero de noviembre*
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