La turbulenta relaci¨®n amorosa detr¨¢s de los libros de James Bond
Sotheby's subastar¨¢ 160 cartas de la correspondencia que Ian Fleming mantuvo con su esposa que retratan una relaci¨®n sadomasoquista y dan claves sobre c¨®mo naci¨® el famoso agente 007
En 1962 Ian Fleming, el autor de James Bond, daba consejos en un manual sobre c¨®mo escribir una obra de suspense y acci¨®n. Uno de los que consideraba que, a su juicio, deb¨ªan tener en cuenta los escritores afirmaba: "Si interrumpe la escritura de una narraci¨®n con demasiada introspecci¨®n y autocr¨ªtica, tendr¨¢ suerte si escribe 500 palabras al d¨ªa". No era su caso, Fleming escrib¨ªa 2.000 palabras diarias y precisamente la introspecci¨®n es una de las caracter¨ªsticas de la que adolecen sus personajes seg¨²n los m¨¢s cr¨ªticos con su obra.
El caso es que Ian Fleming no solo tuvo tiempo para imaginar conflictos, artilugios sorprendentes y aventuras amorosas para su famoso agente del M16, sino tambi¨¦n para mantener una fluida correspondencia con Ann Charteris, la mujer que fue durante a?os su amante secreta y despu¨¦s se convirti¨® en su esposa. 160 cartas in¨¦ditas de esa correspondencia de 20 a?os entre la pareja, saldr¨¢n a subasta en Sotheby?s entre el 3 y el 10 de diciembre en un lote conjunto suyo valor se estima de partida entre 200.000 y 300.000 libras (entre 233.000 y 350.000 euros).?
Sotheby's publicita el contenido de las misivas como "el registro inigualable de la vida del autor a medida que cambi¨® su fortuna", y distintos medios brit¨¢nicos afirman que en ellas se retrata la relaci¨®n con tintes sadomasoquistas que mantuvo con su esposa y retazos de c¨®mo cre¨® el personaje del agente secreto por antonomasia. "Te anhelo incluso si me azotas porque me encanta que me lastimes y me beses despu¨¦s", escribi¨® Ann Charteris a Fleming en una ocasi¨®n. La pareja vivi¨® una relaci¨®n que pas¨® por la pasi¨®n, la ternura, la miseria y el desastre.
Se conocieron en 1934 durante una visita a la finca Stanway House en Gloucestershire, Inglaterra. Ella ten¨ªa 21 a?os y estaba casado con un hombre rico y prominente, Shane O'Neill, tercer bar¨®n de O'Neill. En 1939 el escritor, que entonces no conoc¨ªa la fama, y su joven amiga se convirtieron en amantes. "Pens¨¦ que Ian era original y entretenido. Era totalmente diferente a cualquier persona que haya conocido", dijo ella sobre Fleming a?os despu¨¦s.?
Su relaci¨®n no impidi¨® que a Ian Fleming se le conocieran numerosas aventuras sentimentales, ni que Ann volviera a casarse en 1945 con otro hombre acaudalado, el magnate de la prensa y vizconde Esmond Rothermere. Su relaci¨®n sexual continu¨® entre uno y otro marido y en 1948 y todav¨ªa casada con?Rothermere, Ann tuvo una hija de Fleming, que naci¨® prematuramente y solo vivi¨® ocho horas. Las cartas apasionadas y subidas de tono dieron paso durante una ¨¦poca a una correspondencia triste y nost¨¢lgica en la que el escritor expresaba su pesar por lo ocurrido: "No tengo nada que decir que te consuele", le escribe en una de las misivas. "Despu¨¦s de todo este trabajo y dolor, es amargo. Solo puedo enviarte mis abrazos, mi amor y todas mis oraciones".
Todo Londres y tambi¨¦n E (la letra con la que Ann nombra a su marido en las cartas) debieron percatarse de lo que estaba ocurriendo y en una de ellas la esposa le comenta a su amante: "E ya no nos va a tolerar m¨¢s". Por unas y otras circunstancias?el esquivo amante comprendi¨® que deb¨ªa hacer algo para satisfacer a su exigente pareja, acostumbrada a mantener un elevado nivel de vida. Por motivos pecunarios, y otros dicen que por el estr¨¦s preboda ¨Cla pareja termino cas¨¢ndose en 1952¨C Ian Fleming se encerr¨® en GoldenEye, su casa de Jamaica, y comenz¨® a escribir compulsivamente durante semanas. El resultado fue el primer libro de James Bond, Casino Royale, que se public¨® en 1953. Una obra sobre la que el autor brome¨® a menudo diciendo que la serie comenz¨® porque necesitaba distraerse de su inminente matrimonio.
Las aventuras sentimentales de Fleming no acabaron con su matrimonio, pero s¨ª debi¨® hacerlo la chispa que les hab¨ªa unido durante a?os. Ninguno de ellos consigui¨® ser fiel al otro y ella llega a recriminarle en una de sus cartas: "Mencionas 'los malos viejos d¨ªas de soltero'. ?La ¨²nica persona con la que dejaste de dormir cuando acabaron soy yo! Fleming por su parte llevaba mal las infidelidades de su esposa y renegaba de su intensa vida social que le hac¨ªa sentirse aislado: "En el crep¨²sculo actual, nos estamos haciendo da?o mutuamente hasta el punto que la vida es apenas soportable", le cuenta a su esposa en una de las misivas cuando su pareja parec¨ªa ya abocada al abismo
Los problemas en su matrimonio no significaron que la pareja se contara los detalles de su vida cotidiana: chismes sociales, visitas, avatares de sus respectivas actividades. Fleming pasaba los inviernos en su casa de Jamaica dedicado a sus libros, ella prefer¨ªa en esos momentos recibir las noticias de los amigos que le visitaban: Truman Capote, Lucian Freud o el l¨ªder laborista Hugh Gaitskell, algunos de ellos amigos de Ann.?
Pero adem¨¢s de la truculenta relaci¨®n de la pareja el conjunto de cartas, unas manuscritas y otras escritas con la famosa m¨¢quina de escribir dorada de la marca Royal que se compr¨® despu¨¦s del ¨¦xito de su primer libro sobre James Bond, tambi¨¦n refleja peque?as vicisitudes de sus momentos de escritor. "El libro est¨¢ en marcha", le cuenta a Ann en una de ellas. "He escrito un tercio esta semana, un cap¨ªtulo por d¨ªa. Espero quedarme atascado pronto, pero hasta la fecha funciona bien y me interesa". En otra le cuenta el resultado de un viaje a Hollywood para hablar sobre la adaptaci¨®n al cine de su obra : "La gente parece estar realmente detr¨¢s de mis libros", le explica.
La imaginaci¨®n, la libido y la necesidad de encontrar dinero para mantener el nivel de vida de su esposa termin¨® convertida en 14 libros de Bond y parte de sus entresijos est¨¢n en estas 500 p¨¢ginas de correspondencia que Gabriel Heaton, especialista en libros y manuscritos de Sotheby?s afirma que da fe de una "relaci¨®n con una carga er¨®tica extraordinaria y tambi¨¦n traza el ascenso mete¨®rico de Bond mientras pinta la v¨ªvida imagen de la alta sociedad de la posguerra". Seg¨²n Heaton "James Bond fue en gran medida producto de la relacion de Ian y Ann". Algo que los admiradores del personaje nunca dejar¨¢n de agradecer.
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