Los clarines del miedo
El acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos era m¨¢s avanzado que el firmado por S¨¢nchez e Iglesias
Reformar la Constituci¨®n para asegurar eficazmente los derechos sociales, elev¨¢ndolos a derechos fundamentales; reforma integral del sistema tributario para mejorar su progresividad y eficacia, especialmente en la tributaci¨®n de la riqueza; contra el capitalismo de amiguetes; la consolidaci¨®n de las cuentas p¨²blicas no puede hacerse a costa de reducir a¨²n m¨¢s los niveles de bienestar de la gente, por lo que no se llevar¨¢ a cabo ning¨²n recorte del gasto social; adem¨¢s de un plan de choque por el empleo y la inserci¨®n laboral, se adoptar¨¢n medidas para recuperar el equilibrio en las relaciones laborales, reformando la negociaci¨®n colectiva; etc¨¦tera. No se trata del preacuerdo al que llegaron la pasada semana el PSOE y Unidas Podemos, sino del que firmaron en febrero de 2016 el entonces l¨ªder de Ciudadanos, Albert Rivera, y el secretario general socialista Pedro S¨¢nchez. Conviene repasar el contenido de aquel pacto ¡°para un Gobierno reformista y progresista¡± y compararlo con el preacuerdo ¡°para conformar un Gobierno progresista de coalici¨®n¡± entre S¨¢nchez y Pablo Iglesias: al lado del primero, ¨¦ste parece sellado en un convento de monjas. En ¨¦l no se contempla, por ejemplo, ninguna reforma de la Constituci¨®n para integrar en ella, de modo ejecutivo, los derechos sociales de la gente, ni tampoco un cambio en el seno de la empresa para volver a dar m¨¢s poder a los sindicatos en relaci¨®n con el de los empresarios, etc¨¦tera. Quiz¨¢ su punto m¨¢s avanzado sea la consideraci¨®n de la vivienda como derecho y no como mercanc¨ªa y las buenas intenciones (por ahora, nada m¨¢s que buenas intenciones) para convertir a Espa?a en un referente de la protecci¨®n social en Europa, teniendo en cuenta que nuestro gasto social est¨¢ muy por debajo de la media europea.
El dec¨¢logo publicado ahora, cuya aplicaci¨®n deber¨ªa durar una legislatura entera, no se corresponde con la hip¨¦rbole enfermiza de algunos medios de comunicaci¨®n conservadores, continuamente amarilleando, o con las declaraciones, por ejemplo, de John de Zulueta, presidente del C¨ªrculo de Empresarios, la organizaci¨®n empresarial m¨¢s derechista en sus opiniones y estudios (que dice ¡°estar consternado¡±). Por el contrario, el preacuerdo parece conllevar la moderaci¨®n que suele propiciar la llegada al poder. No se encuentra radicalidad en sus contenidos, sino, si acaso, dosis homeop¨¢ticas de socialdemocratizaci¨®n. La triple victoria del PSOE desde abril (generales, municipales y auton¨®micas y nuevamente generales) no parece haber activado las locomotoras del asalto a los cielos, sino las se?as de identidad de la socialdemocracia. Siempre dentro del sistema.
Mientras se conoce qu¨¦ significa para los firmantes ¡°una reforma fiscal justa y progresiva que nos acerque a Europa¡± dentro de la responsabilidad fiscal de nuestro pa¨ªs en el Eurogrupo, o c¨®mo se van a potenciar la educaci¨®n, la sanidad y la dependencia, los sectores m¨¢s castigados por la Gran Recesi¨®n, el preacuerdo ya tiene un aspecto positivo: significa un avance para acabar con esa extravagancia que es estar sin Gobierno. Para ello, Pedro y Pablo han seguido ese principio del boxeo trasladado a la pol¨ªtica que es amarrarse al contrario para alcanzar algunos objetivos comunes. Manifestar una opini¨®n rotunda precisa disponer de la memoria econ¨®mica de la declaraci¨®n de intenciones, y ese momento todav¨ªa no ha llegado. Por cierto, en el preacuerdo no hay ni una menci¨®n a las desigualdades de renta y de riqueza.
Da la sensaci¨®n de que las principales cesiones de Unidas Podemos est¨¢n en el apartado dedicado a garantizar la convivencia en Catalu?a, que elimina la posibilidad de ejercer el derecho de autodeterminaci¨®n y el refer¨¦ndum de consulta; y en el del equilibrio presupuestario, que vigilar¨¢ con mano de hierro la exdirectora general de la Comisi¨®n Europea y pr¨®xima vicepresidenta econ¨®mica, Nadia Calvi?o. Las del PSOE, en el intervencionismo que se prev¨¦ en el mercado de vivienda (sobre todo en los alquileres) y en el hecho mismo de que haya tenido que renunciar al Gobierno monocolor y aceptar uno de coalici¨®n que tendr¨¢ que practicar el principio de no contradicci¨®n: una proposici¨®n y su negaci¨®n no pueden ser ambas verdaderas al mismo tiempo y en el mismo sentido.
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