Conseguir este trabajo no fue cuesti¨®n de suerte
Mar¨ªa Roc¨ªo ha firmado un contrato formal gracias un bono a social, un instrumento de pago a cambio de resultados que se utiliz¨® para emplear a poblaci¨®n de dif¨ªcil colocaci¨®n
¡°Termin¨¦ la capacitaci¨®n un viernes y el lunes ya estaba firmando contrato¡±, dice Mar¨ªa Roc¨ªo Cort¨¦s Medina, una joven de 22 a?os desplazada por la violencia en Colombia, sobre su primer empleo formal: agente en un call center en Cali. ¡°No solo gano m¨¢s, sino que ahora puedo compartir con mi hijo los fines de semana¡±, agrega.
Antes de conseguir ese trabajo en la cooperativa Coomeva, donde ya lleva m¨¢s de a?o y medio, Mar¨ªa Roc¨ªo laboraba de lunes a domingo como manicurista sin ingreso fijo; un fiel reflejo de casi el 50 % de colombianos que trabajan en la informalidad. All¨ª, el desempleo juvenil duplica el promedio nacional y es mucho peor en los que han sido v¨ªctimas de la violencia, como ella.
Lo suyo no fue suerte. Ella particip¨® en el Programa de Bonos de Impacto Social (BIS), un instrumento de pago a cambio de resultados que, en este caso, se utiliz¨® para emplear a poblaci¨®n de dif¨ªcil colocaci¨®n.
El modelo tiene dos particularidades. Por un lado, el objetivo no es formar personas, como suele ocurrir en los programas de empleabilidad, sin ninguna garant¨ªa de que se firmen contratos laborales. Los BIS, en cambio, tienen como meta concreta que los participantes obtengan puestos formales.
La segunda particularidad es que son inversionistas privados quienes anticipan los recursos para financiar el programa. Solo si se logran los objetivos (que los participantes consigan trabajo), el Gobierno paga y devuelve lo invertido a los actores privados. Incluso, existe la posibilidad de que obtengan un retorno por el riesgo asumido, ya que los inversionistas pierden si no se cumple con lo previsto.
De este modo, los BIS garantizan que los recursos p¨²blicos se aprovechen en programas sociales con ¨¦xito verificado.
Este nuevo enfoque nos llev¨® a preguntarnos constantemente qu¨¦ m¨¢s pod¨ªamos hacer para perfilar mejor a los participantes, para aprovechar las vacantes que ofrecen las empresas
El esquema, del que Colombia es pionera entre los pa¨ªses en desarrollo, se resume as¨ª:
- Los copagadores son el Gobierno de Colombia, a trav¨¦s del Departamento de Prosperidad Social, y BID Lab (el laboratorio de innovaci¨®n del BID), con recursos de SECO (la Secretar¨ªa de Estado para Asuntos Econ¨®micos de Suiza). A trav¨¦s de un convenio con un intermediario, acordaron pagar 1.250 d¨®lares por cada participante efectivamente contratado y que adem¨¢s permaneciera en su trabajo por al menos tres meses. Asimismo, se pact¨® una prima de 10% por aquellos participantes que cumplieran seis meses de retenci¨®n.
- Los inversionistas fueron las fundaciones Corona, Bol¨ªvar Davivienda y Mario Santo Domingo. Aportaron 300.000 d¨®lares para financiar a cuatro operadores (Fundaci¨®n Carvajal, Kuepa, Volver a la Gente y Fundaci¨®n Colombia Incluyente), encargados de seleccionar, formar, orientar y acompa?ar a los candidatos en su b¨²squeda laboral.
- Para asegurar la calidad del bono, se cont¨® con la asesor¨ªa t¨¦cnica de la firma Instiglio, la gesti¨®n financiera de la Corporaci¨®n Inversor, la asesor¨ªa legal de la firma Dur¨¢n y Osorio y la verificaci¨®n por parte de Deloitte.
Los datos de este primer Bono de Impacto Social ¡ªimplementado en las ciudades de Cali, Pereira y Bogot¨¢, entre 2017 y 2018¡ª son alentadores: de 898 personas colocadas, 677 mantuvieron sus empleos por al menos tres meses, 309 por al menos seis meses y 133 superaron el a?o. Los inversionistas, por su parte, obtuvieron un retorno de 8,2%, antes de inflaci¨®n.
¡°Este nuevo enfoque nos llev¨® a preguntarnos constantemente qu¨¦ m¨¢s pod¨ªamos hacer para perfilar mejor a los participantes, para aprovechar las vacantes que ofrecen las empresas, para que los contratados mantuvieran sus puestos de trabajo¡±, cuenta Ana Enr¨ªquez, de la Fundaci¨®n Carvajal.
El dise?o del programa concibi¨® no uno sino tres bonos. El segundo, actualmente en ejecuci¨®n, empez¨® en febrero de 2019 y finalizar¨¢ en octubre de 2020. El ¨¦xito inicial llev¨® a que en este se duplicara el n¨²mero de inversionistas: los mismos tres iniciales, m¨¢s otros tres.
Colombia ya empez¨® a compartir sus aprendizajes con otros BIS, que est¨¢n siendo ejecutados en Argentina y Chile, tambi¨¦n con apoyo de BID Lab. Adem¨¢s, le han llegado consultas de Costa Rica, Jamaica, M¨¦xico, Brasil, y hasta de India.
Para Rafael de la Cruz, gerente del Departamento de Pa¨ªses del Grupo Andino del BID, el prop¨®sito de proyectos como los BIS es que se conviertan en referentes para el resto del mundo: ¡°Queremos que estos casos sean un espejo en el que otros puedan mirarse, inspirarse y aprender de la experiencia adquirida en el terreno¡±.
Por lo pronto, la expectativa en Colombia es que, si al cabo de unos a?os BID Lab o la Cooperaci¨®n Suiza no est¨¢n para participar como copagadores, el instrumento sea suficientemente s¨®lido para que el Estado lo implemente por s¨ª mismo.
En funci¨®n de ello, el gobierno colombiano incorpor¨® los Bonos en su Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, convirti¨¦ndolos en ley, con lo cual su implementaci¨®n tiene mayor sustento legal y se reconocen como una herramienta de innovaci¨®n p¨²blica. Dicho Plan tambi¨¦n incluy¨® la creaci¨®n de un Fondo de Pagos por Resultados que ofrezca recursos estables, de modo que los futuros programas ya no dependan de presupuestos anuales y consoliden su estabilidad a largo plazo.
Objetivos de Desarrollo Sostenible, en la mira
Otro elemento distintivo del modelo es que, si bien el Gobierno participa en su dise?o, interviene lo menos posible en la ejecuci¨®n. Para Daniel Uribe, director ejecutivo de la Fundaci¨®n Corona ¡ªque adem¨¢s de actuar como inversionista tuvo un rol de intermediario en el primer Bono¡ª, ¡°esto permite que en el camino se puedan hacer ajustes con m¨¢s libertad, porque los actores privados estamos comprometidos con los resultados y no con un listado estricto e inamovible de actividades¡±.
Los buenos resultados alientan la expectativa de que los gobiernos utilicen los BIS cada vez m¨¢s y ampl¨ªen su alcance a otros sectores relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como la salud, la nutrici¨®n, la educaci¨®n y hasta la erradicaci¨®n de cultivos il¨ªcitos.
La oportunidad que plantea el modelo es ¨²nica: programas sociales que solo comprometen recursos p¨²blicos si se logran los objetivos, y donde inversionistas privados asumen el riesgo. Esto da mayor efectividad al gasto, incentiva la colaboraci¨®n p¨²blico-privada y mejora la provisi¨®n de servicios, en particular para poblaciones pobres y vulnerables.
Christine Ternent es especialista l¨ªder de BID Lab, en Colombia, y Andr¨¦s G¨®mez Osorio, escritor y consultor del BID
Este art¨ªculo se basa en un compendio de historias de innovaci¨®n documentadas por el BID en la publicaci¨®n titulada: C¨®mo innovar en proyectos de desarrollo: 13 casos de innovaci¨®n en Latinoam¨¦rica.
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