La mujer que recuerda a los gobernantes que la vivienda digna es un derecho
Leilani Farha, relatora de la ONU, critica que donantes y autoridades no pongan el foco en garantizar que todo el mundo tenga acceso a un hogar decente
Leilani Farha es una abogada canadiense que lleva un lustro entrando en las casas m¨¢s precarias e inhabitables del planeta. Lo hace desde que fue nombrada relatora especial de la ONU para la vivienda digna en mayo de 2014. Tambi¨¦n se deja caer por foros, congresos y debates internacionales para llevar un mensaje: tener una casa con cuatro paredes, un techo, suelo, agua potable y saneamiento, es un derecho humano universal. Es el que lanz¨® alto y claro ante los cientos de autoridades reunidas en Durban (Sud¨¢frica) en la Cumbre Mundial de L¨ªderes Locales y Regionales, organizada este noviembre por la red global Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU).
Una de cada ocho personas en el mundo vive en chabolas en asentamientos informales. Son m¨¢s de 1.000 millones de seres humanos. Y el 80% se concentran en tres regiones: Asia oriental y suroriental (370 millones), ?frica subsahariana (238 millones) y Asia central y meridional (227 millones), seg¨²n el ¨²ltimo informe de seguimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El n¨²mero 11, dedicado a las ciudades, llama expresamente a "asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios b¨¢sicos adecuados, seguros y asequibles, y mejorar los barrios marginales para 2030". Farha tiene tarea. Este tema, lamenta, todav¨ªa no entra en la lista de prioridades de los donantes en sus programas de desarrollo. Tampoco de los Gobiernos. ?
Pregunta. ?Cu¨¢l es su propuesta sobre c¨®mo se debe tratar el problema de los asentamientos informales?
Respuesta. En el debate de si erradicar o reformar, la palabra que yo uso es actualizar. Creo que los asentamientos informales tienen que ser mejorados de acuerdo con los est¨¢ndares internacionales que marcan los derechos humanos, espec¨ªficamente si no tienen acceso a los servicios b¨¢sicos como agua, saneamiento, recolecci¨®n de basuras o electricidad. Y hay muchos as¨ª por todo el planeta. Un cuarto de la poblaci¨®n urbana mundial vive en slums. Es una cantidad enorme: unos 1.800 millones de personas si sumamos las que viven en casas inadecuadas y las que est¨¢n en situaci¨®n de calle.
P. ?Cu¨¢les son tales est¨¢ndares?
R.? Las actuaciones de mejora tienen que mantener a la comunidad en el lugar donde vive. Es lo ideal, aunque a veces no es posible. Cuando s¨ª se pueden hacer mejoras sin desplazar a la poblaci¨®n, debe haber participaci¨®n de los afectados, que est¨¦n involucrados en la discusi¨®n real sobre qu¨¦ tipo de vivienda quieren. ?Qu¨¦ es lo primero que hace la gente cuando se muda a nueva casa? Pinta las paredes a su gusto, la decora, echa abajo una pared para abrir el espacio¡ ?Por qu¨¦ iba a ser distinto para quienes residen en asentamientos informales? Estas comunidades tienden a ser bastante modestas en sus peticiones, solos quieren un sitio decente y seguro para sus familias. Me sorprende lo preocupados que est¨¢n algunos Gobiernos, que temen que estas intervenciones sean muy costosas. Pero al final, si tienes un plan, lo implementas y dejas a la gente de lado, no dar¨¢ buenos resultados.
Una de cada ocho personas en el mundo vive en chabolas
P. ?Hay que intervenir tambi¨¦n en el entorno?
R. La actualizaci¨®n tambi¨¦n pasa por pavimentar calles, instalar sistemas de drenaje y las infraestructura esenciales que no existan. Estuve en Nigeria en septiembre y los asentamientos informales all¨ª carecen de servicios b¨¢sicos y sufren inundaciones continuamente. Es incre¨ªble. Pienso en las personas mayores, con discapacidades, los ni?os peque?os¡ que b¨¢sicamente no pueden abandonar su comunidad cuando todo se anega y llena de lodo. No siempre se habla sobre este tema porque no es muy atractivo, pero es importante.
P. Dice que estas mejoras no son tan caras como temen los gobernantes. Pero muchos pa¨ªses en desarrollo no tienen recursos para realizarlas.
R. No estoy segura de que eso sea del todo cierto. Hay que tener en cuenta todo el sistema financiero y no solo cu¨¢nto dinero est¨¢ disponible para una intervenci¨®n en particular. Aun si aceptamos que no hay muchos recursos, lo que he visto es que los hogares con ingresos modestos son muy ingeniosos y colaboran entre ellos. Comparten recursos, por ejemplo, un caballero conoce a alguien que tiene una compa?¨ªa de cemento, este conoce a la maderera, que a su vez tiene pintura¡ Y trabajan juntos para levantar gradualmente sus propias viviendas, unas c¨®modas para ellos.
P. ?Encuentra resistencia en las autoridades con las que se re¨²ne para hablarles del derecho humano a la vivienda digna?
Estas comunidades tienden a ser bastante modestas en sus peticiones, solos quieren un sitio decente y seguro para sus familias
R. Todas las autoridades con las que me re¨²no reconocen que se enfrentan a una crisis de vivienda y que hay demasiada gente sin hogar. Aceptan que el crecimiento de los asentamientos informales no es sostenible. Pero la mayor¨ªa no saben nada acerca del derecho a la vivienda, especialmente en el nivel local. Est¨¢n abiertos a hablar sobre ello y aprender, pero llega un momento en el que expresan que no saben qu¨¦ pueden hacer. Ese ha sido mi trabajo recientemente: tratar de desarrollar herramientas y entablar conversaciones para que las ciudades y los gobiernos municipales puedan tomar medidas.
p. ?Cu¨¢les?
R. No se me ocurre decirles c¨®mo deber¨ªan ser sus programas o pol¨ªticas; cada ciudad tiene que decidir seg¨²n su contexto. Pero si siguen el enfoque del derecho a la vivienda, eso les llevar¨¢ en la direcci¨®n correcta.
P. ?Cree que la comunidad internacional ha aprendido a no imponer su modo de hacer las cosas cuando hablamos de actualizar los asentamientos informales y construir infraestructuras?
R. Me preocupa que hay ciertos temas calientes en el mundo de la ayuda internacional. Cuando me nombraron relatora en 2014, la atenci¨®n estaba en el agua y el saneamiento. Todas las agencias daban dinero para construir fuentes y retretes. Y eso es muy importante. Pero como alguien que reivindica el derecho a la vivienda, me he dado cuenta de que, por alguna raz¨®n, este tema no es el centro de actuaci¨®n de la mayor¨ªa de organizaciones. He conocido una en mis seis a?os en este cargo, la We Effect, de Suecia, presente en unos 70 pa¨ªses. Son incre¨ªbles. Reconocen que el hogar es esencial para garantizar otros derechos humanos, especialmente para las mujeres. Lo que no me gusta es que se inviertan los d¨®lares en lo que est¨¢ de moda cada mes.
P. ?Cree que es necesaria la perspectiva de g¨¦nero en las actuaciones de mejora de los barrios marginales?
R. S¨ª. La igualdad de g¨¦nero tiene que ser parte de cualquier plan. Visit¨¦ un asentamiento informal en Manila, en Filipinas, que hab¨ªa sido actualizado. Inicialmente estaba en el agua y hab¨ªan movido la comunidad por el cambio clim¨¢tico y los desastres naturales que sufr¨ªan. Y las mujeres hab¨ªan estado muy involucradas en el dise?o de los nuevos edificios. Era incre¨ªble lo que hab¨ªan hecho: situaron la zona de juego de los ni?os en un patio interior rodeado por cuatro bloques de viviendas. Y las cocinas, donde las madres pasan la mayor¨ªa del tiempo, daban a ese espacio. As¨ª, desde sus casas pod¨ªan vigilar a sus hijos jugando y no ten¨ªan que encerrarlos en casa. Pens¨¦ que era muy ingenioso. Solo las mujeres piensan en eso, pero es un gran problema que en muchas comunidades las l¨ªderes son mujeres, pero los representantes son los hombres.
P. ?Cree que los donantes no entienden que la vivienda es un derecho?
Algunos Gobiernos creen que defender el derecho a la vivienda significar¨ªa que todos ciudadanos de bajos ingresos y pobres exigir¨¢n una casa. Por supuesto no es as¨ª
R. Muy pocos lo entienden. En las instituciones gubernamentales encargadas de la cooperaci¨®n, que normalmente dependen de un ministerio de Exteriores, ha habido una gran separaci¨®n entre los trabajos de desarrollo y el compromiso con los derechos humanos. Creo que entienden un poco m¨¢s esa uni¨®n en el derecho al agua. Pero no creo que tengan idea, sin embargo, de lo que significa el derecho a la vivienda. Yo soy de Canad¨¢ y he tratado de reunirme con el responsable de los temas de desarrollo y no lo he conseguido. Obviamente, no lo considera un asunto urgente. Tambi¨¦n hay muchos mitos. Creen que defender el derecho a la vivienda significar¨ªa que todos ciudadanos de bajos ingresos y pobres exigir¨¢n una casa. Por supuesto no es as¨ª. Existe capital humano, las personas pueden construir sus propios hogares, no siempre quieren la provisi¨®n del Gobierno.
P. La previsi¨®n es que la poblaci¨®n aumente en las pr¨®ximas d¨¦cadas y haya m¨¢s urbanitas, sobre todo en ?frica. ?C¨®mo se puede prevenir que la explosi¨®n demogr¨¢fica se traduzca en m¨¢s gente viviendo en condiciones precarias?
R. Los Gobiernos han de tener estrategias de vivienda para satisfacer las necesidades de la poblaci¨®n existente y la futura. No se trata solo de construir, sino de tener en cuenta el stock inmobiliario disponible. ?Cu¨¢ntas casas vac¨ªas hay, incluso en los pa¨ªses en desarrollo? Hay cantidad de ellas desocupadas y personas que viven debajo de puentes y en las peores condiciones que he visto. La gente solo vive en asentamientos informales cuando no tiene alternativa. No es que no haya inmuebles, es que no pueden pagar lo que existe. Nadie elige vivir en condiciones terribles.
P. ?Recuerda buenos ejemplos de acondicionamiento de slums?
R. Puedo decir que no vi ninguno en Nigeria, que es el pa¨ªs m¨¢s poblado de ?frica. As¨ª que no me sirve como ejemplo. Pero s¨ª vi algunos proyectos interesantes en El Cairo, Egipto. Eran a escala muy peque?a, pero me gust¨® que se hicieran teniendo en cuenta el estilo tradicional de vivienda de la gente que ya viv¨ªa all¨ª. Los arquitectos e ingenieros sab¨ªan lo que hac¨ªan y se notaba que no estaban escatimando. Pero, dicho esto, la comunidad no hab¨ªa estado involucrada en el proceso, era como si realmente no existieran.
P. Si estos son los buenos ejemplos, ?c¨®mo son los fallidos?
R. En Cabo Verde no vi programas de actualizaci¨®n de asentamientos, pero s¨ª de construcci¨®n de viviendas. Hab¨ªan planificado que hubiera unidades de alquiler m¨¢s caras, algunas medianas y otras para personas con bajos ingresos. Todas eran hermosas, pero ninguna ten¨ªa el estilo de Cabo Verde, sino portugu¨¦s. De hecho, de Portugal obten¨ªan los fondos de la UE. Las empresas constructoras y los materiales tambi¨¦n eran de Portugal. No hab¨ªa nada ind¨ªgena, era extra?o. Con todo, la vivienda m¨¢s asequible estaba muy bien equipada y la gente quer¨ªa entrar. El problema era que no atra¨ªan a suficientes vecinos para las unidades de coste medio y alto porque no hab¨ªa personas con ese dinero. La idea era que esos fondos compensar¨ªan la inversi¨®n en vivienda social. Y no estaba funcionando. Era 2015 y no he comprobado qu¨¦ sucedi¨® despu¨¦s, pero la UE me expres¨® su preocupaci¨®n de que no hubiera un modelo financiero viable.
Los arquitectos tienen que hacer las preguntas correctas a los promotores: ?Estoy desplazando a alguien? ?C¨®mo va a afectar a la comunidad esa construcci¨®n que lleva mi nombre?
P. Como arquitecta, ?qu¨¦ papel cree que tiene este colectivo profesional en garantizar vivienda digna?
R. Tiene que estar involucrado porque los arquitectos son quienes dise?an los edificios y las nuevas viviendas. Tienen un papel muy importante, siempre sin olvidar que deben tener en cuenta las aportaciones de la comunidad. Si lo miramos desde un punto de vista m¨¢s amplio, muchos est¨¢n contribuyendo a la especulaci¨®n. Ya sabes, las grandes estrellas son atra¨ªdas para levantar hermosos edificios en ciertos sitios. No es que piense que no tienen que ser bonitos, pero creo que tienen que hacer las preguntas correctas a los promotores: ?Estoy desplazando a alguien? ?C¨®mo va a afectar a la comunidad esa construcci¨®n que lleva mi nombre? ?Si la obra es costosa, se va a asegurar de que haya unidades asequibles, ya sea en propiedad o alquiler? No creo que se las est¨¦n planteando.
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