Responsabilidad e inocencia
Los ni?os y ni?as como protagonistas de una transformaci¨®n, sin relegarlos a un espacio secundario, ni tutelarlos en exceso.
Leire se agacha, Jorge se alza, Iv¨¢n golpea con su cachiporra gigante a otro de los personajes, y todos se amontonan en el reducido espacio del escenario. A¨²n tienen que aprender a no atropellarse unos a otros, a ¡®limpiar la escena¡¯, como dice Andrea, la experta titiritera, que les ense?a a incorporar ¡®la mirada del t¨ªtere¡¯, a manipularlo, a cuidar la entrada y salida de escena, a situar el mu?eco en el retablo, incorporar silencios, componer y ejecutar di¨¢logos sin encabalgarse, conectar con el auditorio¡
En la entrada anterior inici¨¢bamos el relato de esta experiencia docente sustentada en la utilizaci¨®n del teatro de ¡®t¨ªteres de cachiporra¡¯ como recurso pedag¨®gico para la mejora de la comprensi¨®n y expresi¨®n ling¨¹¨ªstica en alumnos y alumnas de procedencia cultural muy diversa.
La decisi¨®n se tom¨® a comienzos del curso 2018-19, impulsada por Walter Post Villacorta y Alba Amaro Postigo, profesor y profesora de tercero de Educaci¨®n Primaria, del Colegio P¨²blico ¡®Ignacio Zuloaga¡¯, en el barrio de Tetu¨¢n de Madrid. Esta iniciativa cont¨®, adem¨¢s, con la ayuda experta y voluntaria de Andrea, tiritera de la compa?¨ªa ¡®Le Guignol Orthop¨¦dique¡¯, que acud¨ªa a supervisar el desarrollo de las obras y facilitar orientaciones.
Acerqu¨¦monos, de nuevo, a nuestros aprendices de ¡®titiriteros¡¯ y a los momentos del ensayo... Los mu?ecos de trapo y cart¨®n ya est¨¢n ¡®listos¡¯, ahora tienen que ensayar y ensayar, una y otra vez, su obra; el guion escrito por cada peque?o grupo. De esta manera organizan la clase, cada cuatro aprendices forman una ¡®Compa?¨ªa de teatro de t¨ªteres¡¯, preocupados por hacerlo muy bien; la representaci¨®n final se har¨ªa ante los compa?eros y las compa?eras del colegio, el profesorado y las familias.
Los chicos y las chicas iban situ¨¢ndose detr¨¢s del ¡®retablo¡¯, ese peque?o escenario cargado de historias, relatos, emociones... Se les ve¨ªa nerviosos, se sent¨ªan responsables. El momento era importante, cada aprendiz con su t¨ªtere, a modo de ap¨¦ndice, se sent¨ªa portador de un prop¨®sito y el mu?eco le serv¨ªa para dar presencia a un personaje, soportar una historia y expresar adecuadamente un mensaje.
El proyecto era de muchos, y entre todos alimentaban el deseo de trabajar juntos. La fabricaci¨®n de cada t¨ªtere era una evidencia de esa colaboraci¨®n entre alumnos, alumnas, ¡®profes¡¯ y familias. Las madres y los padres de la clase de tercero no hab¨ªan dudado en acudir con el tubo de silicona, agujas, hilos... y mil cachivaches m¨¢s, haciendo realidad ese deseo.
Las voces se hac¨ªan agudas, graves, comenzaban a balar, a perseguirse¡ Lobos, vacas, esqueletos, polichinelas... se mov¨ªan, desplazaban y agolpaban para hacer de las suyas, en el espacio real del retablo, y en el imaginario de cada espectador. Una y otra representaci¨®n se suced¨ªan ante la mirada fascinada del resto de compa?eros y compa?eras que, nerviosos, repasando su obra, esperaban el momento de salir a ensayar.
©¤ Walter: ¡°Mi estado de ¨¢nimo y mi mirada no era, como la de ellos, de nerviosismo, sino de diversi¨®n, satisfacci¨®n, complicidad¡ Desde que Alba, mi compa?era del nivel de tercero, y yo iniciamos este proyecto ha ido en aumento el grado de implicaci¨®n, compromiso e ilusi¨®n de todos: alumnado, familias, profesorado y Andrea, como ¡®ayudante¡¯ experta. Es grato observar que todos colaboramos y c¨®mo recurren los chicos y las chicas a los adultos para reparar su t¨ªtere, que ha perdido una oreja, un ojo... y poder tenerlo ¡®en forma¡¯ para cuando vuelvan a ensayar.¡±
La escuela para estos educadores es un espacio ¨²nico de experiencias y narrativas prometedoras, lo consideran un lugar para el ¡®cuidado¡¯ de sus habitantes, para forjar ¡®autenticas¡¯ relaciones educativas, un sitio en donde puede ocurrir, en cualquier momento, lo inesperado. El centro escolar es una instituci¨®n con profesionales siempre atentos a lo que sucede en la vida de los estudiantes, tanto dentro como fuera de las aulas; de hecho, los consideran escenarios formativos completamente entrelazados.
Esto fue lo que ocurri¨® con la llegada imprevista de un titiritero al colegio y, aunque era verdad que los ¡®profes¡¯ ten¨ªan programadas otras actividades, como comentan Walter y Alba ??bamos a desperdiciar esta oportunidad?
Los curricula academicistas, separados de la experiencia cotidiana, fragmentados, basados en una epistemolog¨ªa elitista, androc¨¦ntrica y colonial, en nada facilitan que el conocimiento se convierta en una herramienta emancipadora.
Jaume Mart¨ªnez Bonaf¨¦
Los ni?os y las ni?as memorizan las obras que elaboran y redactan, mejoran sus exposiciones orales, la organizaci¨®n del relato escrito, el di¨¢logo y la argumentaci¨®n en la construcci¨®n de cada personaje... Este aprendizaje vivo y continuamente revisado permite la actualizaci¨®n de las obritas y la incorporaci¨®n de las respuestas improvisadas que surgen en el contacto con el p¨²blico.
Fue toda una satisfacci¨®n comprobar c¨®mo ni?os y ni?as de tercero de primaria, de procedencia cultural diversa y alejada, en ocasiones, de los contenidos e intereses m¨¢s formalmente acad¨¦micos, estaban ensayando once obras de t¨ªteres de cachiporra?con la intenci¨®n de representarlas ante sus compa?eros de otros niveles y sus familias. El desarrollo del proyecto destilaba esa visi¨®n fresca y vital de la escuela; un lugar de vida y para la vida, que necesita ¡®cuidado¡¯.
El sentido de la educaci¨®n se encuentra, precisamente, en la posibilidad de generar conciencia, condiciones favorables para la construcci¨®n de sujetos que vivan narrativas? con las que ampliar sus perspectivas sobre su mundo, sobre la realidad y relaciones consigo mismos y con los ¡®otros¡¯. ?ste es su sentido, su finalidad.... el curr¨ªculo es solo el recurso.
A partir de estos momentos de avance del proyecto se pod¨ªa observar que en los ensayos y en otros espacios m¨¢s informales los comentarios, de estos aprendices, ya no eran exclusivamente sobre el videojuego Fortnite (que sigue siendo, para muchos, de sumo inter¨¦s). Ahora se les ve¨ªa riendo, participando y preocupados por dar lo mejor de s¨ª mismos... superando limitaciones y bajas expectativas. ¡°La verg¨¹enza y timidez se venc¨ªan mejor, cuando no eras t¨², sino otro el que hablaba, ese mu?eco que tienes en la mano¡±, comenta Walter.
Una obra de ¡®t¨ªteres de cachiporra¡¯, no es un videojuego, es vida creada por los propios chicos y chicas. Son ellos y ellas quienes la definen, prest¨¢ndole su voz y movimiento. ¡®Jugar¡¯ a crear y representar una historia les permite conocer sus limitaciones, escuchar y estar pendientes del ¡®otro¡¯, para no atropellarse, ejercitarse en las habilidades art¨ªsticas y expresivas, con la confecci¨®n y manipulaci¨®n de los t¨ªteres... Adem¨¢s de poner en juego otros valores.
Los t¨ªteres se confeccionaban con trozos de tela, varillas de palillos chinos, lana, botones, etc. Algo esperanzador si apostamos claramente por la reutilizaci¨®n de los materiales, la creatividad y la b¨²squeda de soluciones a nuevos problemas. Estamos hablando de educar en comportamientos imprescindibles para el cuidado del planeta?que se necesitan conocer y apreciar desde la infancia.
©¤ Walter: ¡°?Y qu¨¦ ocurre cuando, al final de curso, padres y madres ven, escuchan, a sus hijos como titiriteros? La inyecci¨®n de autoestima, de saberse y sentirse valorados y queridos les genera una impresi¨®n tan profunda que dif¨ªcilmente la olvidar¨¢n.
Educarse es aprender a ser, a tratar a los dem¨¢s, a tratarse a uno mismo, a redescubrir y dar significado al mundo en el que vivimos¡ Nacemos con una maravillosa curiosidad. Nuestra labor docente es mantenerla viva, estimularla, poner en contacto a nuestros alumnos con el mayor n¨²mero de experiencias diferentes y mantener en ellos ese placer por aprender de todo y con todos.¡±
Cada vez que ¡®tocaba¡¯ sesi¨®n de t¨ªteres, en el aula y en los pasillos (no cab¨ªan todos en una clase para ensayar) se observaba un ir y venir de ¡®Compa?¨ªas de teatro¡¯, de ni?os y ni?as representando sus obrillas, cada vez con mayor perfecci¨®n y sentido. Walter y Alba iban rotando por cada ¡®Compa?¨ªa¡¯, observando los modos de trabajar, detectando obst¨¢culos, facilitando orientaciones.
Los ni?os y las ni?as eran, a su vez, los espectadores en cada uno de los ensayos; muy atentos, tambi¨¦n, a las observaciones de Andrea. Los retos a los que se enfrentaban eran, por una parte, de ejecuci¨®n t¨¦cnica (manipulaci¨®n, silencios, mirada del t¨ªtere, di¨¢logos¡) y, por otra, de estructuraci¨®n de las obras. Ten¨ªan dificultades en la elaboraci¨®n de las secuencias de cada escena; a veces, no ten¨ªan claras las transiciones, los conflictos, etc. Se encontraban inmersos en un proceso de formaci¨®n en escritura teatral que, en el siguiente curso escolar, ya abordar¨ªan desde el principio.
En el 2019-20, embarcados en la segunda parte del proyecto, cuentan con mayor experiencia para trabajar la escritura teatral, la manipulaci¨®n de los t¨ªteres... y siguen ampliando las posibilidades educativas de este recurso ¡®Teatro de t¨ªteres¡¯. Contin¨²an creando juntos...
Con ¡®bici¡¯ al Zuloaga: El ¡®bicibus¡¯
Esta historia tiene un ep¨ªlogo verdaderamente esperanzador: Con ¡®bici¡¯ al Zuloaga.
Una actividad de promoci¨®n de vida saludable desplegada, desde hace 12 a?os, por Walter y un grupo de madres y padres que, cada viernes, con parada en cada puerta, recogen a ni?os y ni?as voluntarios que, con la aprobaci¨®n de sus familias, acuden en bicicleta al Colegio.
Los t¨ªteres vivos, generadores de ilusi¨®n en ni?os curiosos y activos se llevan muy bien con los pedales, con el manillar y con la autonom¨ªa de conducir una bicicleta. La independencia, la responsabilidad, son factores b¨¢sicos. ¡°Los adultos tenemos que recordar eso de nuestra infancia, porque es hermoso, porque es necesario¡ Ellos, los ni?os, nos pueden ayudar a hacerlo¡±, comenta Walter.
?Qu¨¦ sentido tiene la educaci¨®n para este grupo de adultos responsables y promotores del ¡®Bicibus¡¯?
Necesitamos un sentido de logro que mire m¨¢s all¨¢ de la acumulaci¨®n de hechos, que vincule mano, coraz¨®n y mente y que implique un compromiso moral con toda la humanidad (¡) que implique nuestro compromiso en moldear el futuro de nuestro planeta...
Necesitamos el valor para poner en tela de juicio decisiones pol¨ªticas que pongan un techo al logro, sean ¨¦stas formas nuevas de selecci¨®n escolar, deudas del estudiante o reg¨ªmenes de rendici¨®n de cuentas punitivos que empujen a los buenos profesores fuera de las escuelas necesitadas.
Terry Wrigley. Escuelas para la esperanza. Una nueva agenda hacia la renovaci¨®n.
Walter, nos lo explica de la siguiente manera... ¡°El proyecto ¡®Bicibus¡¯ ofrece a los alumnos un aprendizaje, una narrativa, un modo de observar la realidad utilizando un elemento de transformaci¨®n de la sociedad que es impresionante: una movilidad sostenible.
Si el mundo est¨¢ contaminado ¡ªy lo est¨¢¡ª hemos de abordar este problema, sobre todo en las escuelas, con una educaci¨®n que estimule el uso de medios de transporte limpios, saludables... El sedentarismo, el bombardeo de una publicidad constante al que nos vemos sometidos para seguir comprando coches¡ justifica esta concienciaci¨®n cr¨ªtica. Hay tantos motivos para subirse a una bicicleta, que no podemos dejar de traerla a la escuela¡±.
©¤ Inma (una madre del ¡®Bicibus¡¯): ¡°Hola, me llamo Inma y soy mam¨¢ en el Colegio P¨²blico ¡®Ignacio Zuloaga¡¯ participante del ¡®Bicibus¡¯ que se realiza todos los viernes.
Esta actividad fue el motivo por el que inscrib¨ª a mi hijo en este colegio. Yo ya hab¨ªa participado, practicado el ciclismo urbano cuando era m¨¢s joven y quer¨ªa que ¨¦l tambi¨¦n tomara conciencia de que en la ciudad podemos desplazarnos de un lado a otro sin contaminar.
Al principio de mi experiencia con el ¡®Bicibus¡¯ estaba preocupada por el riesgo que asum¨ªamos con los ni?os al utilizar los mismos carriles que los coches, y adem¨¢s en hora punta. Pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que los ni?os son responsables y cuidadosos dentro de un entorno tan hostil como es la calzada madrile?a... Esto ha hecho que mi disfrute sea cada vez mayor.
Tambi¨¦n hay otro aspecto que me gusta mucho y es el desarrollo de la solidaridad. Todos estamos pendientes de todos, de manera que, si se produce alg¨²n percance como, por ejemplo, que se sale una cadena o una ca¨ªda, nadie se queda solo, siempre hay como m¨ªnimo un adulto que ayuda¡¡±
Podemos continuar escuchando a Inma directamente en el siguiente audio.
M¨¢s comentarios de familias y alumnado sobre el valor educativo del ¡®Bicibus¡¯, los encontramos en este repositorio.
En tiempos de sedentarismo (en Espa?a el 76,6 % de los escolares de entre 11 y 17 a?os son sedentarios, es decir no cumplen con las recomendaciones de actividad f¨ªsica diaria), de aislamiento de los j¨®venes, abducidos por las pantallas electr¨®nicas, de fragmentaci¨®n familiar y miedo al diferente, al inmigrante... Walter y su grupo madrugan, pedalean, adoptan acuerdos, se comprometen y construyen una red cada vez mayor de familias implicadas en una educaci¨®n nueva, cr¨ªtica, ecologista, sustentada en valores compartidos.
Nos demuestran con su actividad c¨®mo un pelot¨®n ciclista de ni?os y ni?as, de distintos or¨ªgenes circulan juntos, con un prop¨®sito com¨²n, se relacionan con empat¨ªa y generando complicidad al compartir una parte importante de sus vidas.
lecturas
Jaume Carbonell, Miquel Mart¨ªnez, Josep M? Puig, Jaume Trilla, Pedro Uru?uela... (2018). Manifiesto por una educaci¨®n democr¨¢tica en valores.
V¨ªctor Saura (2019). Entrevista a Henry Giroux. Autor y conferenciante: ?Los maestros son una amenaza porque ense?an a hacer preguntas?
Quieren transformar el modo de entender la ciudad y el desplazamiento. Consiguen, adem¨¢s, que los ni?os sean los protagonistas de esta transformaci¨®n, sin relegarlos a un espacio secundario, ni tutelarlos en exceso.
¡°Es magn¨ªfico ver c¨®mo bromean, cantan, saludan ingenuamente al resto de conductores y peatones de la v¨ªa p¨²blica, al tiempo que mantienen esa mirada atenta a la conducci¨®n. Son el perfecto h¨ªbrido de responsabilidad e inocencia¡±. (Walter)
Una Escuela de verdad
Dec¨ªan Bergman y Sams, en su libro Dale la vuelta a tu clase que a algunos alumnos se les da bien "jugar a la escuela": atienden, estudian, sacan buenas notas en los ex¨¢menes¡, pero no les interesa aprender.
Muchas veces, en el d¨ªa a d¨ªa del aula y en el de las redes, observo que seguimos jugando a la escuela: los docentes hacen como que ense?an, los alumnos como que aprenden y todo marcha como siempre en la rutina del d¨ªa a d¨ªa, o bien nos enredamos en pol¨¦micas o halagos sobre tal o cual metodolog¨ªa o herramienta y, s¨ª, de esa forma tambi¨¦n considero que contribuimos a seguir jugando a la escuela.
Tambi¨¦n muchas veces observo que se tocan de pasada, o simplemente ni se tratan, temas fundamentales para el presente y el futuro. Y ocurre esto con la excusa del curr¨ªculo, como si no hubiera un curr¨ªculo m¨¢s importante que entender el mundo en el que vivimos, con sus injusticias, sus desigualdades, sus graves problemas medioambientales y sus oportunidades como la solidaridad, la colaboraci¨®n, el trabajo en equipo, la potencialidad de las redes y, yendo un poco m¨¢s all¨¢, intentar buscar y plantear soluciones.
Si no hacemos esto, creo que seguiremos jugando a la escuela, vanaglori¨¢ndonos de tal o cual metodolog¨ªa, proyecto o herramienta, pero sin ir al grano, al meollo de la educaci¨®n y el aprendizaje: preparar para la vida....
(*) Versi¨®n para profesionales en ResearchGate (Descargar en PDF).
(**) Walter Post Villacorta es maestro tutor de Educaci¨®n Primaria, en el Colegio P¨²blico ¡®Ignacio Zuloaga¡¯, y especialista en Educaci¨®n F¨ªsica. Profesor ayudante en el proyecto ¡°Hallo Deutsch¡± (de ense?anza de la lengua alemana para los niveles de quinto y sexto de Primaria) y Coordinador del proyecto de movilidad sostenible ¡°Con bici al Zuloaga¡±.
(***) Alba Amaro Postigo es maestra tutora de Educaci¨®n Primaria, en el Colegio P¨²blico ¡®Ignacio Zuloaga¡¯, y especialista de lengua inglesa.
(****) Agradecemos a Andrea, titiritera de la compa?¨ªa ¡®Le Guignol Orthop¨¦dique¡¯, al Equipo directivo, al resto del profesorado y componentes de la comunidad educativa del Colegio P¨²blico ¡®Ignacio Zuloaga¡¯ su colaboraci¨®n e impulso de este tipo de iniciativas educativas innovadoras.
(*****) Agradecemos muy especialmente la colaboraci¨®n de la ilustradora Silvia Campos en la composici¨®n de esta entrada.
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