Pobreza
S¨¦ que nuestros enemigos son aut¨¦nticos, que son comunes y, lo que resulta m¨¢s decisivo, que son peligrosos
Soy espa?ola. No tengo otra nacionalidad posible ni el menor deseo de hallarla. Reivindico mi derecho a amar este pa¨ªs maltrecho, glorioso, profundo y profundamente complicado, sin llevar pulsera alguna en la mu?eca. Pero si me preguntaran si soy espa?ola o ser humano, espa?ola o mujer, espa?ola o de izquierdas, siempre escoger¨ªa la segunda opci¨®n. Aunque hago trampas, porque ninguna de mis elecciones tiene poder suficiente para eliminar la primera condici¨®n, creo que ser humano, mujer, de izquierdas, son palabras que me definen mejor. Tal vez, a los votantes de Esquerra Republicana, con quienes comparto un adjetivo aunque no una bandera, les suceda algo distinto. Tal vez, entre los ingredientes de su identidad, el esencial es haber nacido o vivido en Catalu?a. Eso explicar¨ªa que ellos sean nacionalistas y yo no. Pero esta discrepancia, que abrir¨ªa entre nosotros un abismo infranqueable si vivi¨¦ramos en un mundo ideal, de esos que por definici¨®n no existen, encoge bastante en la trinchera desde la que contemplamos a los enemigos comunes que nos acechan en el mundo real, el ¨²nico donde vivimos. Eso, al menos, creo yo. Y s¨¦ que el voto defensivo no es elegante. S¨¦ que el pragmatismo se interpreta a menudo como un disfraz de la cobard¨ªa. S¨¦ que la intransigencia se confunde con la valent¨ªa en las redes sociales, donde siempre alcanzar¨¢ mucho m¨¢s ¨¦xito que un pacto. Pero tambi¨¦n s¨¦ que nuestros enemigos son aut¨¦nticos, que son comunes y, lo que resulta m¨¢s decisivo, que son peligrosos. La abstenci¨®n de ERC en la investidura de S¨¢nchez defraudar¨¢ sin duda las expectativas de sus votantes, pero su voto negativo abrir¨ªa una v¨ªa para alcanzar una situaci¨®n mucho peor. Esa es la medida de nuestra pobreza compartida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.