La prehistoria vuelve a cambiar nuestro relato
Cada nuevo descubrimiento hace m¨¢s misterioso el pasado remoto de la humanidad pero confirma que el arte es tan antiguo como nuestra especie
Desde que, a finales del siglo XIX, nacieron los estudios cient¨ªficos de la prehistoria, el pasado remoto de la humanidad no ha parado de cambiar. Cuanto m¨¢s sabemos, m¨¢s misteriosos resultan los or¨ªgenes de nuestra especie y todav¨ªa m¨¢s misteriosas sus manifestaciones art¨ªsticas. El hallazgo de las pinturas figurativas m¨¢s antiguas descubiertas hasta ahora, en la isla indonesia de C¨¦lebes (Sulawesi, en el idioma local), datadas hace 43.900 a?os, indica cada vez con m¨¢s claridad que el arte forma parte de la humanidad de una forma tan intr¨ªnseca como el bipedismo. Estas pinturas son, adem¨¢s, extraordinarias porque las figuras humanas no son demasiado comunes en el arte parietal, como tampoco aparecen paisajes o cielos. Los humanos de la prehistoria prefer¨ªan pintar los animales con los que compart¨ªan la Tierra, antes que a s¨ª mismos. Aunque esta, como cualquier otra afirmaci¨®n sobre el pasado remoto, puede cambiar con el siguiente descubrimiento.
Es verdad que existen representaciones femeninas ¨Cla ¨²ltima fue presentada la semana pasada en Francia, la llamada Venus de Renancourt, una figura de marfil de apenas cuatro cent¨ªmetros, datada hace 23.000 a?os¨C, tambi¨¦n antroporm¨®rficos como el hombre p¨¢jaro de Lascaux o el hombre le¨®n de Ulm, una estatuilla que algunos consideran la primera representaci¨®n de un ser imaginario (tiene unos 40.000 a?os), pero las escenas de caza son muy posteriores. En el arte parietal levantino se encuentran bastantes, pero fueron pintadas mucho m¨¢s tarde que las de Indonesia. Sin embargo, todo esto no quiere decir nada porque, en cualquier momento, en el recodo de una cueva, al final de un laberinto subterr¨¢neo, un nuevo descubrimiento puede desmontar todas las teor¨ªas anteriores.
La prehistoriadora francesa Maryl¨¨ne Patou-Mathis lo explica al afirmar que ¡°en Prehistoria la ausencia de pruebas no significa nada¡±. Lo que quiere decir esta experta en neandertales es que, cuanto m¨¢s antiguo es un periodo, m¨¢s dif¨ªcil resulta encontrar restos y m¨¢s dif¨ªcil es establecer teor¨ªas de alg¨²n tipo con lo que hemos descubierto porque es imposible saber lo que se ha perdido. La prehistoria es sobre todo una ciencia clasificatoria: nos ense?a lo que se encuentra, lo estudia y ordena, pero ha renunciado hace mucho tiempo a construir teor¨ªas demasiado precisas.
Es posible saber que el arte prehist¨®rico es tan universal como la humanidad, porque all¨ª donde hubo Homo sapiens existen manifestaciones art¨ªsticas (las m¨¢s viejas tienen m¨¢s de 70.000 a?os). Pero no podemos saber qu¨¦ significa. No sabemos si el arte es la obra de uno o varios pintores, no sabemos si eran mujeres u hombres, no sabemos por qu¨¦ durante miles de a?os se pintaba en el mismo sitio y de repente se abandonaba, no sabemos por qu¨¦ en algunos casos se utilizaba el color y en otros el carboncillo, en muchos casos ni siquiera podemos todav¨ªa datarlos con precisi¨®n. Tampoco sabemos por qu¨¦ hay motivos que se repiten en cuevas muy lejanas, por qu¨¦ nuestros antepasados marcaban las paredes con sus manos, ni siquiera por qu¨¦ la cueva de Rouffignac, en Perigord, est¨¢ llena de dibujos de mamuts cuando los restos arqueol¨®gicos indican que no era un animal muy com¨²n en esa zona.
Durante mucho tiempo se pens¨® que exist¨ªa una evoluci¨®n, que los primeros artistas realizaban dibujos sencillos y abstractos y que, con el paso de los milenios, se fueron sofisticando. En la d¨¦cada de los noventa se descubri¨® la cueva de Chauvet, con dibujos mucho m¨¢s antiguos que los bisontes de Altamira (de hecho, est¨¢n tan lejos en el tiempo de la cueva c¨¢ntabra como esta de nosotros), y todo tuvo que plantearse de nuevo. Y cada descubrimiento complica m¨¢s las cosas, raramente las simplifica.
El arte prehist¨®rico es pr¨¢cticamente la ¨²nica ventana que nos permite asomarnos al mundo intelectual de aquellos primeros humanos y, a la vez, su sencillez transmite una belleza y una emoci¨®n insuperables. Tenemos que conformarnos con eso. Y no es poco.
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