Las llaman rebeldes: las chicas ¡®skater¡¯ de Ramala
Algo tan simple como deslizarse sobre el asfalto en monopat¨ªn significa libertad para un grupo de adolescentes que viven en el medio del conflicto palestino
Algunos las consideran rebeldes a pesar del apoyo de sus familias. Malak, Za?na y Nadeen son adolescentes y viven en Ramala, la capital de los territorios palestinos. Cada tarde a las cuatro, cuando no tienen que preparar sus ex¨¢menes para la escuela, agarran su monopat¨ªn para ir a practicar en el parque que se encuentra a unos cientos de metros del coraz¨®n de su ciudad: la plaza Al-Manara, un hervidero de energ¨ªa entre puestos callejeros que venden caf¨¦ ¨¢rabe, tiendas de zumos, pasteler¨ªas y coloridos comercios.
Malak Battat, de 15 a?os, lleva uno practicando saltos con su tabla y se ha apasionado tanto que ha empezado a ense?ar este deporte. A finales de verano se involucr¨® como voluntaria de la ONG SkatePal, entidad pionera del patinaje en Palestina que ha construido las primeras rampas en Cisjordania y ha llevado las clases a Ramala. SkatePal trabaja en diferentes enclaves de los territorios palestinos para mejorar las condiciones de vida de los j¨®venes gracias a una actividad que puede superar barreras de g¨¦nero y de procedencia. "Cuando subes a una tabla no importa si eres joven, viejo, si lo haces desde hace cinco o diez a?os... Somos todos iguales", explica Za?na Amous, de 16 a?os, patinadora y amiga de Malak. "Vivimos en un territorio ocupado y el monopat¨ªn, simplemente, significa libertad".
Libertad como desaf¨ªo a la mentalidad conservadora y a las restricciones impuestas por la ocupaci¨®n. En los territorios palestinos, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n tiene menos de 21 a?os. Se trata de una ciudadan¨ªa joven que vive en el medio de un conflicto empezado hace d¨¦cadas y que dispone de escasas posibilidades para practicar deportes e involucrarse en actividades culturales. M¨¢s all¨¢ de asociaciones privadas, no existen estructuras que permitan a las j¨®venes generaciones practicar deportes, advierten desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Por eso, el parque est¨¢ repleto de chicas y chicos de edad diferentes que llegan desde varios rincones de Ramala y tambi¨¦n de poblaciones vecinas, como Sara Rabi. En su ciudad, Nablus, no es sencillo tampoco encontrar una tabla de monopat¨ªn.
¡°Siempre hay nuevas personas que vienen para probar y aprender¡±, explica Malak. ¡°La comunidad en Ramala est¨¢ creciendo r¨¢pidamente¡±. Ense?a desde los movimientos m¨¢s sencillos hasta t¨¦cnicas m¨¢s avanzadas, como tirarse de una rampa o hacer un ollie, el salto b¨¢sico donde la tabla parece pegada a los pies. Malak es conocida porque viste una camiseta con un coraz¨®n dibujado y por su hiyab de color carmes¨ª. El a?o pasado empez¨® a patinar con la hermana, animada por el entusiasmo de sus padres.
A pesar del cambio de mentalidad, quedan resistencias hacia el deporte femenino en las comunidades m¨¢s conservadoras. "Cuando dije que iba a practicar patinaje, una amiga coment¨® que los chicos habr¨ªan podido ofenderme porque este deporte podr¨ªa evidenciar algunas partes de mi cuerpo", explica Nadeen Raed, patinadora de 14 a?os, "Me enfad¨¦ much¨ªsimo".
Cuando subes a una tabla no importa si eres joven, viejo, si lo haces desde hace cinco o diez a?os... Somos todos iguales
Za?na Amous, 16 a?os, patinadora
En los territorios palestinos a¨²n hay escasa representaci¨®n femenina fuera de los hogares. Solo una mujer de cada cinco forma parte de la fuerza laboral del pa¨ªs, seg¨²n el Centro de Investigaci¨®n Estad¨ªstica de Palestina (PCBS) y para ellas todav¨ªa no es tan com¨²n involucrarse en deportes. El primer campeonato femenino no se celebr¨® hasta principios de los a?os noventa y en la mitad de la misma d¨¦cada sus federaciones empezaron a ser internacionalmente reconocidas. Han pasado tres d¨¦cadas y a¨²n quedan reticencias respecto al deporte femenino.
"El patinaje, como otras actividades deportivas, ha sido dominado por hombres. Por este motivo es importante continuar practicando, sobre todo para nosotras", cuenta Lauren Bouza, de 21 a?os, voluntaria de SkatePal originaria de Florida y aficionada a este deporte desde hace siete a?os. "Las chicas cuentan que las consideran unas rebeldes o alguien que sale de los cometidos tradicionalmente atribuidos a las mujeres. Esto es el punto interesante del patinaje sobre una tabla: que no tienes que ser una tipolog¨ªa determinada o seguir esta manera de pensar".
Son las siete y es hora de volver a casa despu¨¦s de una tarde de entrenamiento y charlas. Malak y sus amigas esperan que la comunidad del monopat¨ªn pueda continuar creciendo en Ramala como modelo de una sociedad pac¨ªfica y libre.
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