La recta escritura del europe¨ªsmo

La judicializaci¨®n de la pol¨ªtica, tan denostada, puede terminar aportando beneficios. All¨ª donde los miedos, dudas y chantajes impiden el di¨¢logo y los acuerdos, las resoluciones judiciales europeas act¨²an al menos como est¨ªmulo para las decisiones que muchos no se atreven a tomar.

Las decisiones de los jueces no son los goles de una competici¨®n deportiva, como han sugerido ciertas reacciones a la sentencia de Luxemburgo. No estamos ante una goleada en el cl¨¢sico de la pol¨ªtica despu¨¦s de una sobria demostraci¨®n en el cl¨¢sico futbol¨ªstico respecto a la aut¨¦ntica situaci¨®n del pa¨ªs, empantanado en un eterno empate, por m¨¢s que as¨ª lo leyeran los patriotas de un lado y de otro, derrotados unos y victoriosos los otros. Coinciden en su dudoso europe¨ªsmo, que convierte a las instancias europeas en tribunales extranjeros entrometidos en la soberan¨ªa nacional o, lo que es lo mismo pero al rev¨¦s, en justicia europea correctora de los defectos antidemocr¨¢ticos de la justicia espa?ola.

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Editorial | Fallo procesal

Todos jueces

Ambos se equivocan. El Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea es tambi¨¦n un tribunal al que Espa?a aporta sus jueces y cuya jurisdicci¨®n sobre las competencias europeas Espa?a reconoce y defiende. Sucede lo mismo con el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, dependiente del Consejo de Europa, aunque en este caso su ¨¢mbito sea m¨¢s especializado y geogr¨¢ficamente m¨¢s amplio. Ambos forman parte del Estado de derecho espa?ol, en cuya estructura se hallan inseridos gracias a la Constituci¨®n espa?ola.

No estamos ante un derecho a la carta, que permite escoger al gusto del cliente, como pretend¨ªa Artur Mas cuando aseguraba que Catalu?a iba a ejercer el derecho de autodeterminaci¨®n de acuerdo con los marcos legales existentes, dando entender que si no le gustaban unos encontrar¨ªa otros. Marcos legales, como Estado de derecho, solo hay uno. Quienes propugnan el unilateralismo y la vulneraci¨®n dolosa de la Constituci¨®n tienen todo el derecho a defenderse luego ante todas las instancias del Estado de derecho. Es la grandeza y a la vez la servidumbre de una democracia garantista: da derechos y defiende incluso a quienes quitan derechos y atacan a la democracia.

La sentencia europea permite tambi¨¦n una funci¨®n clarificadora respecto el Estado de derecho y la integraci¨®n europea, dos conceptos que van de la mano. No cabe defender el Estado de derecho y atacar las sentencias europeas o defender las sentencias europeas y atacar a la vez al Estado de derecho. Europa escribe recto con trazos torcidos.