Realidad completa

La direcci¨®n de Esquerra Republicana de Catalunya revalid¨® su mandato en el congreso del partido celebrado este s¨¢bado que, adem¨¢s, aval¨® la estrategia de buscar un acuerdo con el Partido Socialista para la investidura de Pedro S¨¢nchez. El incontestable respaldo a la ponencia pol¨ªtica presentada por la direcci¨®n refuerza la posici¨®n negociadora de ERC, al dotarse de un amplio margen para conducir los contactos. En contrapartida, hace recaer sobre sus inminentes decisiones una trascendental responsabilidad en la situaci¨®n pol¨ªtica general. Porque de ERC depende no solo que S¨¢nchez sea investido, sino tambi¨¦n que Catalu?a disponga de unos Presupuestos: si cierra la puerta a lo primero, los Comunes la cerrar¨¢n a lo segundo.

La direcci¨®n encabezada por el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragon¨¨s, ha tratado de proyectar sobre el Partido Socialista parte de esa responsabilidad, vinculando la continuaci¨®n de los contactos, hoy interrumpidos, a la posici¨®n que adopte la Abogac¨ªa del Estado ante el reciente fallo de la justicia europea sobre las garant¨ªas procesales en el juicio contra Oriol Junqueras. Resulta parad¨®jico que ERC haga depender los contactos de lo que vaya a decir ahora la Abogac¨ªa del Estado, puesto que, en realidad, ¨¦sta ya sostuvo en el momento procesal oportuno, y no como mero gesto, exactamente lo mismo que acaba de recordar el Tribunal de Luxemburgo. Pero es que, adem¨¢s, la posici¨®n de la Abogac¨ªa no es determinante en las decisiones del Tribunal Supremo, como qued¨® de manifiesto cuando, en junio, defendi¨® sin ¨¦xito que Junqueras deb¨ªa ser autorizado a recoger su acta europea. M¨¢s all¨¢ de esta condici¨®n suspensiva que vulnera la separaci¨®n de la justicia y la pol¨ªtica reclamada por la propia ERC, el principal obst¨¢culo que planea sobre el acuerdo con los socialistas sigue siendo la naturaleza de la mesa para abordar la crisis territorial en Catalu?a. El hecho de que ERC haya vuelto a poner el acento en el marco m¨¢s que en el contenido (el contenido del acuerdo es el marco del di¨¢logo, sostienen) es la demostraci¨®n impl¨ªcita de una evidencia que el independentismo se ha negado a reconocer desde que adopt¨® la estrategia unilateral: la Constituci¨®n de 1978 no proh¨ªbe ning¨²n programa pol¨ªtico, sino que establece procedimientos reglados para llevarlos a la pr¨¢ctica. Por este motivo el eventual marco de negociaci¨®n acordado por los socialistas y ERC no puede ser un atajo para sortear esos procedimientos, ni tampoco contener ambig¨¹edades al respecto.

El independentismo ha denunciado, y con raz¨®n, la ofensiva ret¨®rica desde la que le han criticado algunos sectores pol¨ªticos y de opini¨®n. Por su parte, no parece consciente de los devastadores efectos que ha provocado su propia ret¨®rica, tanto entre sus partidarios, invitando a deslegitimar las instituciones democr¨¢ticas, como entre sus adversarios, estimulando los peores instintos. La direcci¨®n de ERC no evit¨® el s¨¢bado esa ret¨®rica, hablando de judicializaci¨®n de la pol¨ªtica para explicar que sus l¨ªderes se encuentren en prisi¨®n o en el extranjero. Es solo la mitad del problema. La otra mitad es que el proc¨¦s se bas¨® en la politizaci¨®n de la ilegalidad, llegando a condescender con la violencia. La ocasi¨®n es propicia para que triunfe un principio de realidad en todas direcciones. Bastar¨ªa con que abarcase la realidad completa.