Mi nombre se borrar¨¢
M¨²sica, migraci¨®n y denuncia, ingredientes de una nueva forma de compromiso social
La enga?osa pasividad del mar abre paso a una voz que recita en la lejan¨ªa: ¡°Si necesitan alimentos, los ech¨¢is. Si vienen a pedirlos, los ech¨¢is como perros¡±. Es suajili, una lengua que se habla en pa¨ªses como Kenia, Tanzania y en otras regiones de ?frica oriental. Pero, aunque creas no conocerla, es probable que la reconozcas si te cuento que es el idioma que usas al decir hakuna matata.
En este escenario, no muy lejos de aqu¨ª, hay tumbas que no tienen escrito ning¨²n nombre. Como mucho, un n¨²mero. Hay entierros sin invitados en d¨ªas donde no hay flores ni l¨¢grimas. Porque esas l¨¢grimas est¨¢n lejos del funeral, en otro continente; son l¨¢grimas que intuyen que alguien se ha ido. Son l¨¢grimas negras del padre, de la hermana, del amigo, de todo un continente al que se le niega una vida digna y no le queda otra que salir corriendo contra las olas porque las consideran m¨¢s dignas y seguras que la tierra que pisan.
Mi nombre se borrar¨¢ es el testimonio y reclamo hecho sinfon¨ªa de Ingravit?, un grupo navarro de Metal "transg¨¦nico" tal y como se autodenomina la banda. Es el resultado de un proyecto musical en el que colaboran migrantes de la ciudad de Iru?a. Una verdadera joya que representa no solo una realidad, sino que es muestra de la riqueza cultural lograda con la migraci¨®n.
Esta m¨²sica comprometida nos narra una historia que se repite cotidianamente en las aguas del mar Mediterr¨¢neo, en la que muchas vidas se han visto ahogadas y olvidadas en sus profundidades. Es un canto dedicado a todas esas personas que se juegan la vida en las fronteras, peleando contra un sistema que las quiere en la miseria, para que unos pocos sigan copando la riqueza.
Como en el v¨ªdeo, el mar entierra en las playas recuerdos de personas que desaparecieron. Son objetos preciados de aquellos que se arriesgaron y perecieron ante la pasividad de un sistema que los rechaza continuamente. Es aqu¨ª donde encontraremos recuerdos de una vida que pudo ser mejor pero que?jam¨¢s podr¨¢ hacerse realidad.
?Dejaremos que sus nombres se borren y queden sin memoria? ¡°Imag¨ªnate que tus diamantes no nos hicieron esclavos, inventar cada d¨ªa un milagro. Imag¨ªnate, que cada vez que gritamos libertad, no apoyasteis al tirano¡±; recita una de las partes de la canci¨®n. Nos recuerda que en nuestras manos radica parte de la responsabilidad y tambi¨¦n en ellas est¨¢ la soluci¨®n: no ser indiferentes.
Va dedicada a personas como Hasan, un joven iraqu¨ª de 15 a?os que tuvo que abandonar su ciudad al ser ocupada por ISIS. ?l es aquel joven que comparte su voz con la banda, ahora desde Espa?a, y aun con la esperanza de que esta terrible situaci¨®n no se repita.
Es un himno dedicado a mujeres como Elisabeth, procedente de Kenia, que sali¨® de all¨ª buscando un futuro m¨¢s digno para ella y su familia. Mujeres que como ella cantan, pelean y luchan contra un mundo que retiene sus libertades. Elizabeth tambi¨¦n comparte su voz y su precioso idioma para que no callemos y no nos detengamos hasta detener esta odisea.
Aunque las Naciones Unidas conmemoran el D¨ªa Internacional del Migrante cada 18 de diciembre, recordemos siempre que ser migrante es un derecho. El poder elegir libremente vivir en paz y en un lugar seguro sin necesidad de huir o morir en el intento. ¡°A vosotros, los l¨ªderes de hoy, que maltrat¨¢is a quien tiene que dejar su tierra: ellos tienen derechos, escuchad su dolor, su voz, sus pertenencias os las llevasteis los colonizadores¡±. Vosotros, l¨ªderes de hoy, con esta canci¨®n sepan que los migrantes no est¨¢n solos.
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