Mosc¨², siglo XIX. Cuando la ensaladilla rusa llevaba caviar y carne de urogallo
?Con o sin guisantes? ?Encurtidos? La cocina no es una actividad encorsetada. Permite explorar la creatividad y fomentar la diversidad.
La personalidad de una cocina se subraya tanto social como geogr¨¢ficamente. La raz¨®n se?ala que no deber¨ªa comerse igual en la localidad costera chilena de Iquique que en la ciudad china de Urumchi, enclave que acredita ser el punto m¨¢s alejado del mar de todo el planeta. Pero lo que la l¨®gica no alcanza lo conquistan otro tipo de impulsos, ya sean econ¨®micos, pol¨ªticos o sociales. As¨ª, el comercio pone a disposici¨®n de un iquique?o y de un urumchiano productos parecidos. Poco importa estar en Tanzania, C¨¢diz o San Francisco, los supermercados estrechan las distancias.
Los l¨ªderes de la antigua URSS mezclaron las diferentes cocinas tradicionales de las naciones que integraban la federaci¨®n de rep¨²blicas socialistas para dar forma a lo que se conoci¨® como ¡°cocina sovi¨¦tica¡±. Poco importaba que el m¨¦todo abarcase una extensi¨®n de m¨¢s de 22 millones de kil¨®metros cuadrados y 15 pa¨ªses. Lo urgente era lograr un alto nivel de igualdad entre el proletariado, la principal clase social, y la alimentaci¨®n era una herramienta esencial para lograrlo. Al grito de ¡°sin esclavitud en la cocina¡± se arm¨® una restauraci¨®n p¨²blica que permit¨ªa a la ciudadan¨ªa almorzar fuera de casa, en los centros de trabajo, instituciones y barrios por un m¨®dico precio. La obstinaci¨®n de las autoridades por uniformizar la alimentaci¨®n implant¨® un modelo est¨¢ndar que regulaba desde la cantidad de ingredientes hasta la forma de elaboraci¨®n, consiguiendo que el men¨² en las ciudades de Kiev y Vladivostok, separadas por m¨¢s de 9.000 kil¨®metros, fuera pr¨¢cticamente el mismo. Una de esas recetas que se simplificaron y abarataron fue la Stol¨ªchnaya, nuestra ensaladilla rusa, que en su traducci¨®n sovi¨¦tica sustituy¨® los ingredientes sofisticados por guisantes, pepinillos encurtidos, algo de salchicha y mucha mayonesa.
La comida, m¨¢s all¨¢ de la funcionalidad, entrelaza significaciones, a la vez que revela deseos y acent¨²a jerarqu¨ªas que se manifiestan con el consumo de alimentos y bebidas a los que se les ha conferido, por uno u otro motivo, un valor. Y ah¨ª est¨¢ para record¨¢rnoslo ese episodio de 2015 en el que Putin y Berlusconi descorcharon una botella de vino de Jerez de la Frontera de 1775 en Crimea, 151 a?os despu¨¦s del nacimiento del abuelo paterno del mandatario ruso, Spiridon Ivanovich Putin, que sirvi¨® de cocinero a las ¨®rdenes de Lenin y despu¨¦s de Stalin en una de las dachas del ¨¢rea de Mosc¨².
Un par de d¨¦cadas antes, alrededor de 1860, el chef Lucien Olivier abri¨® en Mosc¨² el restaurante Hermitage. Su plato estrella, la ensalada Olivier ¡ªuna versi¨®n sofisticada de la ensaladilla rusa¡ª se convirti¨® en uno de los m¨¢s solicitados entre su elitista clientela. La receta exacta se perdi¨®, pero se sabe que integraba carne cocida de urogallo, perdiz o venado con capas de caviar y caldo en gelatina, junto a colas de cangrejo, lengua de ternera, huevos duros y patatas cocidas, ratificando la idea de que la mesa tambi¨¦n es un term¨®metro que mide supremac¨ªas y poderes. La receta se populariz¨®, acomod¨¢ndose sobre cualquier base de ingredientes cocidos y ali?ados con mayonesa. Su f¨®rmula se revisit¨® incluso en la trinchera ideol¨®gica, como revela el cambio de nombre tras la guerra civil espa?ola, pues de ensaladilla rusa pas¨® a denominarse ¡°ensaladilla nacional¡± o ¡°ensaladilla imperial¡±, para evitar su asociaci¨®n con el comunismo.
Poco importa la legitimidad con que se dote a la ortodoxia, a la fidelidad de una elaboraci¨®n o al valor y jerarqu¨ªa de los alimentos que la componen. Al menos, esto es lo que me sugiere a m¨ª la ensaladilla rusa, que tiene tantas versiones como cocineros profesionales o aficionados la elaboran. Quiz¨¢s este y no otro sea el aut¨¦ntico valor de la cocina: la capacidad de desplegar diversidad e inventiva ajustada a los medios y deseos de cada uno. La potestad de enriquecer la pluralidad de forma creativa.
Ensalada de naranjas y bacalao
Ingredientes
Para 4 personas
- 250 gramos de bacalao desalado
- 350 gramos de aceite de oliva
- 4 naranjas
- 70 mililitros del aceite de confitar
- 15 mililitros de vinagre de jerez
- 40 gramos de aceituna negra
- 15 gramos de cebollino
- Sal
Instrucciones
1. El bacalao confitado
Disponer el bacalao con el aceite en una bandeja y hornear 10 minutos a 150 grados. Dejar enfriar a temperatura ambiente, quitar la piel y hacer lascas. Reservar sumergido en el aceite.
2. La naranja
Cortar los polos de las naranjas y luego con un cuchillo afilado quitar la piel y parte del albedo, la parte blanca. Cuando estén peladas sacaremos los gajos con ayuda de un cuchillo bien afilado sin que quede nada de albedo. Para ello haremos dos incisiones perfilando el gajo y sacándolo con precisión.
3. Para el ali?o
Quitar los huesos de las aceitunas y picar junto al cebollino. Mezclar todo con el aceite y el vinagre y poner a punto de sal.
4. Acabado y presentaci¨®n
Disponer los gajos armónicamente con el bacalao y cubrir con el aliño.
Valor nutricional
La naranja aporta 38 kilocalor¨ªas por cada 100 gramos de producto. Es una gran fuente de prote¨ªna, con 21 gramos por cada 100 de porci¨®n comestible. Tambi¨¦n contiene gran cantidad de fibra, vitamina C, B12 y B6.
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