Empeoradores de la realidad
Los que explican que subir el salario m¨ªnimo perjudica a los pobres defienden el ¡®statu quo¡¯
El hecho principal es que vivir con 900 euros de salario al mes (12.600 euros anuales) asegura una vida de escaseces. Quien crea lo contrario, que ense?e su n¨®mina. Todas las dem¨¢s consideraciones sobre el salario m¨ªnimo interprofesional (SMI) son secundarias. El anterior Gobierno de S¨¢nchez, empujado por Unidas Podemos, increment¨® el SMI en el a?o 2019 m¨¢s de un 22% hasta alcanzar los 900 euros (multiplicados por 14 pagas). En el acuerdo para un Gobierno de coalici¨®n entre las dos mismas fuerzas pol¨ªticas se promete que al final de la actual legislatura (2023), si no hay adelantos electorales, el salario m¨ªnimo ser¨¢ del 60% del salario medio, lo que significa, en principio, alrededor de unos 1.200 euros mensuales.
Este compromiso no es extravagante, sino que se alinea perfectamente con la agenda social europea de la nueva Comisi¨®n, que hace unos d¨ªas dio los primeros pasos para la misma, con tres medidas en el horizonte: una remuneraci¨®n m¨ªnima equivalente a un 60% del salario medio de cada Estado miembro, la creaci¨®n de un seguro europeo de desempleo y una renta m¨ªnima que garantice a todos los ciudadanos en situaci¨®n vulnerable unas condiciones de vida dignas (tambi¨¦n figura en el acuerdo PSOE-Unidas Podemos). Se abre la batalla: Europa tambi¨¦n es esto, no solo el control del d¨¦ficit p¨²blico.
Todav¨ªa se discuten los efectos colaterales del incremento salarial de 2019: mientras los sindicatos, el Gobierno o la Autoridad de Responsabilidad Fiscal no le atribuyen ning¨²n efecto significativo en el mercado de trabajo, Antonio Garamendi, el presidente de la patronal, indica que 60.000 trabajadores han pasado a la econom¨ªa sumergida, dejando de pagar sus cotizaciones sociales y ampliando el d¨¦ficit de la Seguridad Social. Un estudio del BBVA contabiliza en 45.000 los puestos de trabajo que se dejaron de crear por la subida del SMI.
Las declaraciones sobre los aumentos prometidos van en la misma l¨ªnea de los que opinan que subir el salario m¨ªnimo tiene efectos negativos sobre el empleo. Le¨ªdo en el titular antin¨®mico de un art¨ªculo: ¡°Subir el salario m¨ªnimo perjudica a los pobres¡±. El texto subraya un argumento utilizado mucho en el pasado: los que tienen unos ingresos escasos, los m¨¢s cercanos a la pobreza a los que se quer¨ªa ayudar, pueden resultar en definitiva perjudicados; no ser¨ªa la primera vez que una ingenuidad bienintencionada acaba da?ando a los que trataba de proteger.
Son id¨¦nticas palabras a las que el polit¨®logo Charles Murray, que tanta influencia tuvo en los conservadores desde Reagan, escribi¨® en 1984: ¡°Intentamos dar m¨¢s a los pobres y, en cambio, producimos m¨¢s pobres. Intentamos eliminar las barreras para escapar de la pobreza y, sin darnos cuenta, construimos una trampa¡±.
Ergo mejor es mantener el statu quo. Lo explic¨® a principios de los a?os noventa el economista alem¨¢n afincado en EE?UU Albert Hirschman en sus seminales Ret¨®ricas de la intransigencia (Fondo de Cultura Econ¨®mica): los partidarios de que las cosas se queden como est¨¢n arguyen que cuando se establece o se incrementa un salario m¨ªnimo es f¨¢cil mostrar c¨®mo el empleo agregado de los trabajadores puede bajar en vez de aumentar: ¡°Como lo expresa Milton Friedman ¡®con su cl¨¢sica y soberbia seguridad¡¯, las leyes del salario m¨ªnimo son el caso m¨¢s claro que puede encontrarse de una medida cuyos efectos son precisamente contrarios a los pretendidos por los hombres que con buena voluntad las defienden¡±.
Hirschman hizo famosas las tesis que combaten los progresos que se producen en la historia, en defensa del statu quo: una acci¨®n contra el sistema establecido produce el efecto opuesto al objetivo deseado (tesis de la perversidad); toda tentativa de transformaci¨®n social ser¨¢ en vano (tesis de la futilidad), y el coste de una reforma es demasiado elevado como para poner en peligro los anteriores logros valiosos (tesis del riesgo).
El economista alem¨¢n llamaba ¡°empeoradores de la realidad¡± a los que practicaban la pol¨ªtica de que las cosas no se muevan nunca.
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