No basta con el talento
El cine espa?ol no tiene un problema de creatividad, m¨¢s bien todo lo contrario, pero s¨ª industrial
La presencia por primera vez en la historia de dos pel¨ªculas espa?olas en la recta final de los Oscar (Dolor y gloria y el largometraje de dibujos animados Klaus) demuestra que el cine espa?ol vive un gran momento creativo, que tambi¨¦n ha quedado reflejado en numerosos festivales internacionales y en los premios Goya, que se entregan el s¨¢bado. La candidatura de Antonio Banderas como mejor actor por el filme de Pedro Almod¨®var denota la importancia que algunos int¨¦rpretes espa?oles han logrado en Hollywood, enfrent¨¢ndose adem¨¢s a un recalcitrante encasillamiento. Pero tambi¨¦n es una prueba m¨¢s de la dimensi¨®n y el alcance internacional del cineasta manchego. Sin embargo, este empuje no ha ido acompa?ado por los datos de taquilla: el cine espa?ol no tiene un problema de talento, m¨¢s bien todo lo contrario, pero s¨ª industrial.
Por primera vez en un lustro, el cine espa?ol no ha superado en 2019 los 100 millones de euros en ingresos, mientras que la taquilla global ha subido un 7% hasta los 625 millones. La pel¨ªcula espa?ola que m¨¢s hab¨ªa recaudado a finales de a?o era Padre no hay m¨¢s que uno, de Santiago Segura, con 14,2 millones de euros, y ocupaba el octavo lugar de una lista de diez dominada por los remakes de Disney y por segundas, terceras y cuartas partes de pel¨ªculas de superh¨¦roes. De hecho, la multinacional estadounidense acumula el 70% de los ingresos en taquilla, lo que se traduce tambi¨¦n en una presencia arrolladora en las pantallas de los cines.
Es lo que algunos cineastas llaman ¡°la desaparici¨®n de la clase media¡±, donde solo llegan a las salas las pel¨ªculas muy taquilleras y grandes o las peque?as a los circuitos de versi¨®n original que solo existen en algunas capitales, apoyadas por exhibidores que tienen una clara vocaci¨®n cultural. Pero la industria se construye con los t¨ªtulos medianos, que tambi¨¦n son los que consolidan los h¨¢bitos de consumo. Y estos tienden a desaparecer en un entorno audiovisual que vive una enorme revoluci¨®n, que se podr¨ªa comparar con la invenci¨®n del cine sonoro o la irrupci¨®n de la televisi¨®n.
Las plataformas de pago como Netflix o HBO dominan la producci¨®n cinematogr¨¢fica m¨¢s all¨¢ de las series (y ah¨ª tambi¨¦n se encuentran productos espa?oles que triunfan globalmente) y est¨¢n transformando la forma en que los espectadores consumen pel¨ªculas. De hecho, Martin Scorsese pidi¨® que su monumental El irland¨¦s no fuese vista en m¨®viles. En medio de este panorama que cambia a toda velocidad, el sector del cine espa?ol en su conjunto ¡ª¨Cproductores, exhibidores, distribuidores y, sobre todo, creadores¡ª necesita un claro apoyo institucional para que el talento pueda llegar hasta los espectadores y mantener un espacio entre las majors y los nuevos actores digitales.
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