Violencia escolar: un freno a la calidad educativa en Iberoam¨¦rica
Recientes estudios de la Unesco han determinado que estudiantes acosados obtienen notas m¨¢s bajas en matem¨¢ticas, lectura y ciencia
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La calidad de la educaci¨®n contin¨²a siendo una de las grandes preocupaciones a nivel internacional. Qu¨¦ significa la calidad y c¨®mo conseguirla son dos importantes interrogantes y desaf¨ªos que enfrentan las sociedades actuales. La violencia escolar es uno de los principales obst¨¢culos para alcanzar ese objetivo, pues impide la sana convivencia, lesiona el bienestar de las personas, deshumaniza los procesos educativos y dificulta los aprendizajes. Por tanto, la prevenci¨®n y el favorecimiento de una sana convivencia escolar es uno de los principales retos.
Este tipo de situaciones impactan negativamente en los aprendizajes, hasta tal punto que? anticipan el resultado acad¨¦mico del estudiantado. Estudios recientes de la Unesco han determinado que estudiantes acosados obtienen notas m¨¢s bajas en matem¨¢ticas, lectura y ciencia, y que a mayores niveles de violencia m¨¢s baja es su calificaci¨®n.
Adem¨¢s, la violencia escolar est¨¢ asociada al ausentismo y la deserci¨®n, y genera miedo, resentimiento, ira, ansiedad, exclusi¨®n, humillaci¨®n, baja autoestima, inseguridad, poca inteligencia emocional y escaso desarrollo moral. Hallazgos a nivel mundial ponen de manifiesto que estudiantes v¨ªctimas tienen el doble de probabilidades de faltar a la escuela y de abandonar la educaci¨®n formal, as¨ª como una mayor propensi¨®n a involucrarse en la criminalidad adulta y a desarrollar adicciones.
Las cifras internacionales son alarmantes y evidencian la prevalencia de las agresiones verbales, econ¨®micas, cibern¨¦ticas, sexuales y f¨ªsicas en los centros. Seg¨²n datos de 2019 de la Unesco el 37,2 % de los estudiantes de Per¨² reportaron haber sufrido alg¨²n ataque f¨ªsico. Est¨¢s cifras tambi¨¦n son muy altas en Bolivia (34,7 %), Uruguay (25,9 %) y Argentina (24,8 %). Asimismo, los ¨²ltimos resultados de PISA llaman la atenci¨®n sobre la cantidad de alumnos que expresan haber sufrido bullying varias veces al mes: 44% en Rep¨²blica Dominicana, 32% en Colombia y 29% en Brasil, por citar solo algunos ejemplos. Sin embargo, debemos tambi¨¦n considerar que la violencia escolar va m¨¢s all¨¢ de las agresiones entre pares.
La violencia escolar est¨¢ asociada al ausentismo y la deserci¨®n, y genera miedo, resentimiento, ira, ansiedad, exclusi¨®n, humillaci¨®n y baja autoestima
Recientemente he publicado el libro Estar, ser y convivir en la escuela. Una mirada profunda a la violencia escolar en Rep¨²blica Dominicana, que recoge cinco a?os de estudio sobre esta problem¨¢tica. All¨ª se expone c¨®mo la violencia contin¨²a siendo considerada como un mecanismo disciplinario por parte de muchos docentes. Se evidencia, adem¨¢s, que existen caracter¨ªsticas de la propia cultura y gesti¨®n escolar que alimentan estas din¨¢micas. Tal es el caso de la no atenci¨®n a la diversidad, la carencia de espacios de participaci¨®n estudiantil y el control de las identidades y est¨¦ticas juveniles.
Como vemos, m¨¢s all¨¢ de ser un fen¨®meno espor¨¢dico o epis¨®dico, estamos ante un problema sist¨¦mico y cultural de gran relevancia. Philippe Perrenoud, en sus Diez nuevas competencias para ense?ar, plantea que es imperativo que las y los docentes contribuyan a la prevenci¨®n de la violencia en la escuela y en la ciudad, incluyendo aquella que ejercen las personas adultas sobre ni?os y ni?as, as¨ª como las discriminaciones sexuales, ¨¦tnicas y sociales.
?Qu¨¦ hacer, entonces?
Prevenir y erradicar una problem¨¢tica tan compleja requiere de un abordaje intersectorial e integral a fin de atender todos los factores estructurales, comunitarios, familiares y personales que inciden en ella.
Nuestros pa¨ªses necesitan fortalecer su marco normativo. Necesitamos contar con pol¨ªticas y programas para la construcci¨®n de la convivencia y prevenci¨®n de la violencia escolar desde la garant¨ªa de los derechos humanos y los principios de atenci¨®n a la diversidad, igualdad de g¨¦nero, interculturalidad y participaci¨®n activa del estudiantado. Asimismo, es imprescindible invertir m¨¢s y mejor en producci¨®n cient¨ªfica que se traduzca en pol¨ªticas educativas relevantes, eficaces y pertinentes.
El liderazgo docente y directivo necesita tambi¨¦n fortalecerse. Para esto, hace falta que el desarrollo de competencias socioemocionales, y el manejo de estrategias de detecci¨®n, atenci¨®n y prevenci¨®n de la violencia escolar sean incorporadas como dimensiones clave de la formaci¨®n inicial y continua del profesorado.
Los centros educativos deben transformarse en entornos seguros y formadores de una ciudadan¨ªa cr¨ªtica y solidaria, con posibilidad de gestionar sus conflictos de manera dialogada y de relacionarse desde la valoraci¨®n mutua. Tienen que transformarse en instituciones de liderazgo distribuido, que desarrollen plenamente (y al margen de cualquier estereotipo) las potencialidades del estudiantado, sus proyectos de vida, el pensamiento cr¨ªtico, la asertividad, la empat¨ªa, el trabajo en equipo y la creatividad.
Se fortalecer¨¢ de este modo el rol del centro educativo como agente de cambio social y podr¨¢ contrarrestar la cultura social de la violencia. Mucho se ha dicho que a convivir se aprende conviviendo. Y son los centros educativos el espacio llamado a formar una ciudadan¨ªa con capacidad de convivir.
Alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, relativo a una educaci¨®n inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida, requiere avanzar de la mano con la consecuci¨®n de la reducci¨®n de las desigualdades y la pobreza, el logro de la igualdad de g¨¦nero, la promoci¨®n de bienestar para todas y todos, y la construcci¨®n de sociedades justas y pac¨ªficas.
Con esta mirada, y conscientes de que se trata de un trabajo que requiere compromiso y visi¨®n a largo plazo, desde la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos (OEI) hemos puesto en marcha un Programa Iberoamericano de Educaci¨®n en Derechos Humanos, Democracia y Ciudadan¨ªa. Nuestro objetivo es contribuir a la consolidaci¨®n de centros educativos y sociedades incluyentes, respetuosas y comprometidas con la garant¨ªa de los derechos humanos, y con la formaci¨®n de una ciudadan¨ªa iberoamericana que valore y respete su diversidad, que conviva arm¨®nicamente y que construya un proyecto hist¨®rico com¨²n.
Berenice Pacheco-Salazar es doctora en Educaci¨®n y coordinadora de Generaci¨®n del Conocimiento, Innovaci¨®n y Derechos Humanos en la oficina de Rep¨²blica Dominicana de la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura (OEI).
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