Beethoven, fieramente humano. Por James Rhodes
Inclasificable y ¨²nico, el compositor alem¨¢n es un artista radical. Nacido hace 250 a?os, su maestr¨ªa sigue insuperada y omnipresente.
LA ATRIBUCI?N DE de fechas y compositores a diferentes ¨¦pocas musicales funciona para todos, excepto para Beethoven. Est¨¢ Bach, el maestro del Barroco; Haydn y Mozart, las superestrellas cl¨¢sicas. Tenemos a Brahms, Chopin, Berlioz y Liszt, los rom¨¢nticos. Luego est¨¢n Bruckner, Mahler y Wagner marcando el comienzo de la m¨²sica en el siglo XX y los Stravinski y Schoenberg con su ¡°tiran¨ªa de la l¨ªnea de la barra¡± y la ¡°emancipaci¨®n de la disonancia¡±. Y ah¨ª est¨¢ Beethoven, solo.
Nacido hace ahora 250 a?os, su Novena sinfon¨ªa fue compuesta en 1824 y esper¨® pacientemente hasta principios del siglo XX para que Mahler recogiera su manto. Sus ¨²ltimas tres sonatas para piano (1820-1822) quiz¨¢s encontraron un igual cuando Prok¨®fiev comenz¨® a trabajar en sus Sonatas de guerra en 1942. Sus ¨²ltimos cuartetos de cuerda (1825-1826) siguen sin ser superados. Antes de Beethoven, los compositores trabajaban para la gloria de Dios. O para mecenas. Beethoven escribi¨® para s¨ª mismo.
Fue una superestrella en Viena, reconocido como el mejor compositor del mundo. Y lo sab¨ªa: ¡°Siempre habr¨¢ muchos pr¨ªncipes y emperadores, pero solo habr¨¢ un Beethoven¡±, dej¨® escrito. Trascendi¨® humildemente el ego porque sab¨ªa sin lugar a dudas que estaba escribiendo para la eternidad. Su confianza en sus habilidades era la ¨²nica gran verdad en su vida y se aferr¨® a ella con tanta tenacidad porque le manten¨ªa vivo. ¡°A mi arte le debo el hecho de que no termin¨¦ mi vida en suicidio¡±, escribi¨®. Sus letras est¨¢n llenas de arte y maestr¨ªa. Su m¨²sica es pura interioridad, pura intimidad.
Beethoven es el compositor m¨¢s interpretado y venerado que existe. Ha eclipsado a todos los dem¨¢s y su sombra cae sobre cada manuscrito musical. Beethoven logr¨® la iluminaci¨®n musical. Es y siempre ser¨¢ el punto de referencia, el profeta y el pico absoluto del genio compositivo al que todos los dem¨¢s aspirar¨¢n.
Bach, Beethoven y Mozart son sin duda la santa trinidad de la m¨²sica. Pero Beethoven es ¨²nico por su humanidad. Bach y Mozart ten¨ªan dones que ven¨ªan directamente de Dios. No soy creyente, pero simplemente no hay otra explicaci¨®n posible de la profundidad del genio que mostraron. Beethoven, por otro lado, estaba solo. Cada nota fue labrada con sudor, cada melod¨ªa trabajada incansablemente. Los manuscritos de Bach y Mozart se ven impecables junto a la locura desordenada, tachada, casi indescifrable de Beethoven. Mientras Mozart lanzaba sinfon¨ªas al papel lo m¨¢s r¨¢pido que pod¨ªa escribir, apenas sin correcci¨®n, Beethoven se esforzaba, luchaba, pugnaba, discut¨ªa y se enfurec¨ªa.
En 1805 compuso Heroica; una sinfon¨ªa dos veces m¨¢s larga que cualquier otra anterior, escrita para una orquesta del futuro y con una llave compulsiva con la que la m¨²sica entr¨® en el siglo XIX. Su invento y recurso nunca se vieron afectados: su Quinta sinfon¨ªa, descrita por Forster como ¡°el ruido m¨¢s sublime que jam¨¢s haya penetrado en el o¨ªdo del hombre¡±, tiene una estructura entera que se erige a partir de cuatro notas de golpe de martillo. Su m¨²sica es ¨²nica: nada parecido ha sido creado, nada lo alcanzar¨¢.
Estudiad a Shakespeare y nos mostrar¨¢ qui¨¦nes somos. Escuchad a Beethoven, un hombre atormentado y aislado, que escribi¨® simplemente para justificar su existencia art¨ªstica e intelectual, y nos mostrar¨¢ qui¨¦nes podr¨ªamos ser.
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