Hombre con bata y pelo alborotado: el referente cient¨ªfico que hay que cambiar
Un total de 1.700 actividades buscan romper con los estereotipos por el D¨ªa Internacional de la Mujer y la Ni?a en la Ciencia
¡°Dib¨²jame a alguien que hace ciencia.¡± Si le hubieran pedido esto a la ilustradora catalana Raquel Gu cuando era una ni?a, habr¨ªa dibujado a un hombre con una bata, el pelo alborotado al estilo de Albert Einstein y unas gafas, posiblemente redondas. Con sus 47 a?os, la amante del l¨¢piz ha dibujado la historia de cinco mujeres cient¨ªficas que tuvieron gran relevancia en el pasado y que protagonizan la obra Cient¨ªficas, el c¨®mic: Hipatia, Ada Lovelace, Marie Curie, Rosalind Franklin y Hedy Lamarr. La mayor¨ªa de ellas, por ser mujer, no tuvieron el reconocimiento que merec¨ªan e incluso hoy sus nombres pueden no sonar de nada.?La historia recorre momentos hist¨®ricos desde la Alejandr¨ªa del siglo IV hasta el presente. En la ¨²ltima parte, las mujeres se quitan los trajes de ¨¦poca y se convierten en las cient¨ªficas de ahora, en nuevos referentes femeninos reales y accesibles.?
Todo empez¨® hace cuatro a?os, cuando Francisco Vega, t¨¦cnico de laboratorio de la Universidad de Sevilla, se dio cuenta de que no ten¨ªa ning¨²n referente femenino en la ciencia. Frente a esta carencia, tuvo la idea de divulgar el papel de la mujer en la investigaci¨®n mediante una obra de teatro, Cient¨ªficas: pasado, presente y futuro, de las que ya se han hecho 40 representaciones en toda Espa?a y que vuelve a tomar el escenario esta semana en los centros educativos de Sevilla. Adem¨¢s, el equipo de Vega realiz¨® un corto de 30 minutos del cual se har¨¢n proyecciones este 11 y 12 de febrero en el Instituto de Matem¨¢ticas de la Universidad de Sevilla, junto con otras 1.700 actividades a la ocasi¨®n del D¨ªa Internacional de la Mujer y la Ni?a en la Ciencia.
Pero la cosa no se qued¨® solo ah¨ª, entre pantalla y escena. Para multiplicar la audiencia, Mar¨ªa del Carmen Esc¨¢mez, de la unidad de cultura cient¨ªfica de la Universidad de Sevilla, propuso crear un nuevo soporte tangible y accesible: un c¨®mic. El libro, de 32 p¨¢ginas, est¨¢ disponible en l¨ªnea y acumula al menos 50.000 descargas desde el 9 de enero. Esta nueva iniciativa ilustrada, con ejercicios propuestos al final, permite llegar a cualquier parte del mundo, sin barreras. El proyecto tiene como objetivo ense?ar a las ni?as de ocho a?os que se equivocan si creen que son menos talentosas que los ni?os o que la ciencia "es cosa de chicos". A Vega le pareci¨® un canal divertido para el alumnado de entre 8 y 14 a?os. "El dibujo exige esfuerzo y documentaci¨®n. Adem¨¢s, refleja la idea mental que tienen de la ciencia, si dibujan a un hombre o a una mujer¡±, argumenta.
Carencia de referentes femeninos
Pablo y Jaime tienen 10 y 7 a?os, respectivamente. Al pedirles que dibujasen ¡°alguien que hace ciencia¡± sin consultar nada, los dos ni?os representaron a un hombre con bata y el pelo blanco alborotado. El mayor quiso que ese personaje ¡°sudara¡± por el cansancio que supone trabajar duro en un laboratorio. El peque?o, por su parte, dibuj¨® sobre su cient¨ªfico sonriente, una manzana cayendo de un ¨¢rbol para ilustrar la ley de la gravedad.
Leni Bascones, investigadora del?Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid y organizadora de los actos en Espa?a del 11F, probablemente ahora pintase a una mujer. ¡°Pero porque estoy sensibilizada¡±, a?ade. La cient¨ªfica reconoce que en general y con una proporci¨®n masiva y ¡°abrumadora¡± se piensa en hombres. Las chicas tienden a dibujar mujeres cuando son muy peque?as, pero a partir de los 16 a?os, la balanza se invierte: el 70% dibuja al g¨¦nero masculino, seg¨²n datos de la experta. Con d¨ªas como el 11F, se adquiere un mayor inter¨¦s y una mayor concienciaci¨®n de la imagen que transmite, muy a su pesar, la ciencia y de c¨®mo percibe la gente la desigualdad. ¡°Solo el 10% de los hombres considera que ser mujer perjudica el recorrido en la carrera cient¨ªfica. Eso pasa porque quiz¨¢s los dem¨¢s creen que no nos gusta¡±, comenta Bascones.
Las actrices y cient¨ªficas del equipo de Vega aseguran que esta creencia se debe a un estigma, a una visi¨®n general que sigue vigente. La mayor¨ªa admite que incluso ellas, antes de todo esto, ignoraban el nombre de algunas de las mujeres cient¨ªficas que interpretaron o la importancia que tuvieron en su d¨ªa. Reiteran que, en general, faltan referentes femeninos reales y accesibles, no solo para los m¨¢s j¨®venes, sino para todo el mundo. Y por eso naci¨® Cient¨ªficas: pasado, presente y futuro, para desmitificar la ciencia y mostrar que las mujeres que se dedican y dedicaron a ello ¡°son normales, que no han tenido que sacrificar nada y que tienen vida¡±, aclara Isabel Fern¨¢ndez, matem¨¢tica y madre de dos hijos que interpreta a Hipatia.
Adem¨¢s, los datos hablan por si solos. Casi la misma cantidad de hombres y mujeres se presentan a la carrera investigadora y esta cifra se mantiene hasta el grado A, punto clave del declive. Es la frontera d¨®nde el n¨²mero de cient¨ªficas cae en picado hasta el 21% frente a los hombres que alcanzan el 79% y ocupan los puestos de mayor importancia. Una de los prop¨®sitos que destacan este a?o, seg¨²n cuenta Bascones, es dar visibilidad a este problema: c¨®mo en el ¨¢mbito universitario las mujeres estudian menos ciencia y c¨®mo les cuesta m¨¢s tener el visto bueno para un proyecto. Una de las llamadas de atenci¨®n de este d¨ªa toma el problema desde su inicio: entender por qu¨¦ las chicas dejan de lado la ciencia y si esta influencia, o este temor, viene de la escuela.
Romero, inform¨¢tica especializada en computaci¨®n afectiva que da vida a Ada Lovelace, opina que todo parte de ah¨ª, de la educaci¨®n, tanto en el colegio como en casa. Para ella, es importante que la ni?a de los dibujos animados y los libros pare de ser ¡°la amiguita¡± del ni?o y empiece, como ya es el caso, a ser la protagonista. En definitiva, a convertirse en referente. ¡°Es esencial romper con los estereotipos culturales, pero los discursos actuales que escuchamos a diario no ayudan¡±, precisa. La cient¨ªfica reconoce que hay un movimiento que avanza hacia el reconocimiento de la mujer en la ciencia pero que est¨¢ confrontado a otro que retrocede. ¡°Lo que veo en redes sociales da realmente miedo: ese discurso que mantienen algunos de que la mujer tiene que volver a tener la prioridad de ocuparse de sus hijos. Estamos en una carrera de resistencia", concluye.
Mercedes Palacios, ilustradora y autora madrile?a de 38 a?os, se suma a esta carrera que "acaba de empezar" con su obra Visionarias, Inventoras desconocidas (Bridge, 2020)?que se public¨® la semana pasada. El?¨¢lbum de m¨¢s de 153 p¨¢ginas retrata a 33 mujeres cient¨ªficas que no tuvieron reconocimiento en su ¨¦poca. La artista propone un recorrido cronol¨®gico desde 1715 con Sybilla Masters, la primera inventora de la que se tiene testimonio en los registros, para acabar con Margarita Salas en 1981, pionera de la biotecnolog¨ªa. Para Palacios, que solo conoc¨ªa a Marie Curie antes de empezar su proyecto, el dibujo es una forma de lenguaje que plasma el mensaje en la mente del lector el mensaje con eficacia y rapidez. "Es un medio de comunicaci¨®n muy potente desde siempre", asegura. Como Raquel Gu, ella tambi¨¦n hubiese dibujado a un hombre con bata blanca al estilo de Einstein cuando era una ni?a. "En los libros de textos se sigue mostrando a hombres y la ciencia parece intangible. Hay que acercarla a las ni?as para que se vean reflejadas. El referente del cient¨ªfico loco sigue ah¨ª y tiene que cambiar", concluye.?
Cient¨ªficas que dieron la espalda al ¡°¨²tero seco¡±
La investigadora de 61 a?os cuenta que en su ¨¦poca no se echaban a las mujeres por estar embarazadas porque simplemente, ninguna mujer pretend¨ªa trabajar teniendo hijos. Sin embargo, con el paso del tiempo, mientras las madres afirmaron sus derechos, las mujeres ten¨ªan que firmar un contrato que Mu?oz llama ¡°¨²tero seco¡±, donde promet¨ªan no tener hijos mientras dure su proyecto - que puede durar cinco a?os.
Las cuatro mujeres mencionan los desplazamientos al extranjero como una oportunidad incre¨ªble, pero al mismo tiempo, un problema. A Romero, para empezar, no le propon¨ªan viajes por tener hijos. Isabel Fern¨¢ndez, que tambi¨¦n es madre, cuenta que la ¨²ltima vez que organiz¨® un congreso invit¨® a una pareja. El hombre acept¨® sin vacilar y la mujer contest¨® que no pod¨ªa, que ten¨ªa que ocuparse de sus hijos. ¡°Y esto es un enfoque que est¨¢ arraigado en todos nosotros¡±, a?ade.
Mar¨ªa Jos¨¦ Jim¨¦nez, matem¨¢tica y que anima a Hedy Lamarr en la obra, asegura que el c¨®mic, todas las actividades a la ocasi¨®n del 11 F y las luchas a diario despiertan algo que estaba dormido, y que lo m¨¢s importante es ¡°sacar a la luz lo que no se ve¡± : la brecha. De hecho, ella misma, desconoc¨ªa la faceta cient¨ªfica de su personaje, solo sab¨ªa que era aquella actriz de Sans¨®n y Dalila.
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