Querida estudiante de Medicina
No dejes nunca de estudiar. Lee. Inter¨¦sate por el mundo. Cultiva un hobby. Y recuerda estos valores: servicio, empat¨ªa, colaboraci¨®n y agradecimiento
HOLA, SILVIA: he sabido por tus padres que est¨¢s ya en tercero de Medicina y que disfrutas de la carrera como no pod¨ªa ser de otra manera. Han le¨ªdo mi libro y me pidieron que te lo enviase junto con unas l¨ªneas que pudieran serte ¨²tiles para desenvolverte como buena m¨¦dica.
Tuve suerte de cursar mi ense?anza secundaria en un colegio donde tuve profesores que me abrieron los ojos a muchos horizontes. Mi primera madurez estuvo marcada por lecturas que me hicieron comprender el valor de la lucidez, la libertad de pensamiento, la sinceridad y la decencia. Uno nunca alcanza el 100% de sus ideales, pero ponerte el list¨®n alto es importante. Mi lista la encabezaron Wittgenstein, Orwell, Machado, Aranguren y Camus. Del fil¨®sofo austriaco me qued¨¦ con una frase: ¡°El mundo son los hechos¡±; es decir, la realidad es la que es, no la que fue, no la que t¨² quisieras que fuera. Orwell me ense?¨® a defenderme de las arbitrariedades del poder. Machado es la integridad en persona y Camus el intelectual insobornable. Aranguren me introdujo en la responsabilidad. Todos ellos prescindieron de la correcci¨®n pol¨ªtica.
Mi carrera estuvo jalonada por encuentros no casuales (el azar no existe) con profesionales de gran val¨ªa como Mestres, Bosch, Barraquer y Verg¨¦s, entre otros muchos. M¨¢s all¨¢ de su especialidad me ayudaron a entender la complejidad de nuestra profesi¨®n y a disfrutar con el trato personal. Si no lo pasas bien con los pacientes, mejor que te dediques a otra cosa; en la Medicina puedes situarte lejos de la trinchera, pero te aseguro que en la vanguardia se vive m¨¢s. Aprendes a distinguir lo importante de lo que no lo es tanto y a compadecerte del miedo del enfermo grave.
Hice la residencia de cirug¨ªa general en el Hospital de Bellvitge. Adem¨¢s de aprender el oficio, adopt¨¦ un h¨¢bito de estudio. Cada semana pasaba una tarde en la biblioteca repasando las principales revistas de la especialidad y una o dos generalistas. No dejes nunca de estudiar: redundar¨¢ en un beneficio para tus pacientes y en el tuyo propio. Cuando salgas de la burbuja de la facultad te dar¨¢s de bruces contra la burocracia pol¨ªtico-sanitaria, puedes frustrarte por alg¨²n error que de bien seguro cometer¨¢s o enfadarte por estar mal pagada. Piensa que has escogido una profesi¨®n muy completa y que es esencial mantener su atractivo con el estudio y el inter¨¦s por tus enfermos. Si te atrae la vida acad¨¦mica, no lo dudes: a por la tesis doctoral, la investigaci¨®n y la docencia. Es una carrera exigente, pero me ha reportado grandes satisfacciones.
No dejes de interesarte por el mundo. Como dijo Publio Terencio (165 antes de Cristo): ¡°Soy un hombre y nada humano me es ajeno¡±. Lee. Hay t¨ªtulos excelsos que todo m¨¦dico deber¨ªa tener cerca: La muerte de Iv¨¢n Ilich (Tolst¨®i), El fr¨ªo (Bernhard), Catarsis (Szczeklik), Semmelweis (C¨¦line), La peste (Camus), El jardinero fiel (Le Carr¨¦)¡ Si finalmente te dedicas a ense?ar tienes una obligaci¨®n: el Juan de Mairena. Cultiva alg¨²n hobby, te har¨¢ compa?¨ªa en los bajones. Pon un gran angular en tu carrera. La Medicina no es una rama de la Biolog¨ªa, es un producto cultural con muchas facetas e intereses creados. De ah¨ª mi inter¨¦s en publicar este libro que te env¨ªo. Espero que te ayude a entender el mundo que rodear¨¢ tu profesi¨®n y te proporcione pistas no solo para sobrevivir en ¨¦l, sino tambi¨¦n para desarrollar aquellas actitudes que McIntyre en su magn¨ªfico Tras la virtud califica como valores internos de las profesiones: servicio, empat¨ªa, colaboraci¨®n y agradecimiento, y denunciar aquellos otros, negativos, externos a ellas, como el dinero, la vanidad o la fama.
Un abrazo.?
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