Regalo
Las contemplo desde mi posici¨®n de nieto, hijo, hermano y t¨ªo abuelo, y me siento muy feliz de poder haber escrito un libro sobre ellas
REPASO NOTAS, compruebo fechas, ajusto datos y, finalmente, me pongo a escribir un libro sobre las mujeres de mi familia, sobre las mujeres y actrices. Tardo casi dos a?os en entregarlo a la editorial y siempre me queda la duda de no haber incluido un dato fundamental, una clave que explique en una sola palabra por qu¨¦ desde 1869 hasta este 2020, generaci¨®n tras generaci¨®n, las mujeres han llevado las riendas econ¨®micas y dom¨¦sticas de la familia, por qu¨¦ han dado lo mejor de s¨ª mismas entregadas a esta profesi¨®n tan inestable e insegura como es la de la interpretaci¨®n.
C¨®mo desde mi abuela Irene Alba y mi t¨ªa abuela Leocadia Alba hasta mi sobrina nieta Irene Escolar se han podido dar tan excelentes actrices sin que generaci¨®n tras generaci¨®n haya desmerecido de la anterior. Quedan los hombres, los c¨®nyuges, los hermanos. Curioso: Leocadia e Irene Alba tuvieron dos que no se dedicaron al teatro, aunque uno de ellos, Jos¨¦, dejara escrita una excelente y publicada Historia sint¨¦tica de Madrid. Luego yo romp¨ª la paridad femenina en la interpretaci¨®n, pero de mi bondad o maldad como int¨¦rprete no la voy a tratar ahora: es innecesario e inelegante. De los c¨®nyuges se puede hablar en tono menor: nunca tuvieron su gran talento interpretativo, nunca alcanzaron su brillantez y su calidad, aunque para m¨ª son tan queridos y respetados como ellas.?
Leocadia Alba marc¨® una ¨¦poca en el g¨¦nero chico, a finales del siglo XIX. Su hermana, mi abuela Irene Alba, triunfaba en la zarzuela criolla argentina en la misma ¨¦poca; luego ambas se convirtieron en dos formidables actrices dram¨¢ticas y c¨®micas que sentaron c¨¢tedra de sabidur¨ªa teatral en los teatros de toda Espa?a durante d¨¦cadas. En los a?os treinta, cuarenta y cincuenta del siglo XX irrumpen mi madre y mi t¨ªa, Irene y Julia Caba Alba, en el teatro y en el cine con una fuerza y una solvencia incontestables. Ah¨ª est¨¢n esas obras teatrales y esas pel¨ªculas donde podemos comprobar actualmente su val¨ªa, su calidad. Llegan, luego, mis hermanas, Irene y Julia Guti¨¦rrez Caba; ellas superan todas las cotas, todas las metas que sus antecesoras hab¨ªan alcanzado. Durante d¨¦cadas avalan con su presencia cualquier espect¨¢culo, cualquier pel¨ªcula, cualquier programa de televisi¨®n. En este ¨²ltimo medio alcanzan una popularidad y un reconocimiento como ninguna mujer de la familia hab¨ªa conseguido en sus tiempos, y llegamos a esa joven realidad que ocupa otro lugar destacado en su generaci¨®n, avalado por su entrega, su enorme capacidad de trabajo y su calidad. Irene Escolar Navarro cierra, por ahora, esa n¨®mina importante de nombres femeninos que pueblan la familia.
Las contemplo desde mi posici¨®n de nieto, hijo, hermano y t¨ªo abuelo, y me siento muy feliz de poder haber escrito un libro sobre ellas, sobre mi familia, sobre las mujeres a las que he admirado y admiro tambi¨¦n como actrices. Es un regalo de los dioses que me pertenece. Perd¨®n: que nos pertenece.
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