Boris Cyrulnik: ¡°La desigualdad social empieza en los mil primeros d¨ªas de vida¡±
El reconocido neur¨®logo franc¨¦s que difundi¨® el concepto de resiliencia destaca el papel en nuestro desarrollo de la atenci¨®n recibida incluso antes de nacer
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Hay muchas maneras de aproximarse a Boris Cyrulnik. Es el neuropsiquiatra que difundi¨® el concepto de resiliencia, la capacidad de superar las adversidades. Es el autor de numerosos libros que han acercado al p¨²blico las claves de su disciplina, como Los patitos feos, publicado en castellano, como gran parte de su obra, por la editorial Gedisa, que en marzo publica Escrib¨ª soles de noche. Es un hombre de 82 a?os marcado por el Holocausto y la II Guerra Mundial. Y es quien inspira al presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, sus pol¨ªticas sobre la educaci¨®n preescolar y la escolaridad obligatoria a los tres a?os.
Pregunta. ?Todo se juega en los seis primeros a?os, antes de la educaci¨®n primaria?
Respuesta. No todo. Si uno fracasa en estos a?os, a¨²n puede recuperarse. Yo no fui a la escuela. Pero son a?os en los que el aprendizaje es fulgurante y f¨¢cil: los ni?os aprenden a toda velocidad porque las neuronas bullen. Despu¨¦s uno puede seguir aprendiendo, pero menos r¨¢pido.
P. ?Qu¨¦ puede ir mal en estos a?os?
R. Macron dijo que todos los franceses deb¨ªan ir a la escuela infantil a los tres a?os. Hab¨ªa constatado que el 93% de ni?os y ni?as ya iban a esa edad, pero que no iban los hijos de padres infelices o con dificultades sociales, lo que agravaba la desigualdad.
P. ?Por qu¨¦?
R. Cuando un ni?o entra en la escuela infantil a los tres a?os, si antes los padres le han ofrecido un ambiente estimulante, el ni?o posee entre 800 y 1.000 palabras. El que entra sin haber sido socializado o sin haber pasado por la guarder¨ªa posee 200 palabras. No entender¨¢ a la maestra y ser¨¢ un mal alumno.
P. ?Qu¨¦ consecuencias tiene esta desigualdad de ra¨ªz?
R. Hoy la sociedad selecciona por medio de la escuela y del diploma: es la nueva aristocracia. Ya no es la aristocracia de la fuerza f¨ªsica ni la de los bienes o las f¨¢bricas, que a¨²n existe pero es menos importante. La nueva aristocracia es la del diploma. Desde los tres a?os, los ni?os que han estado bien arropados con anterioridad ser¨¢n los buenos alumnos, y los ni?os mal arropados acumular¨¢n tal retraso en el lenguaje que ser¨¢n malos alumnos, no tendr¨¢n diplomas y tendr¨¢n dificultades sociales, culturales, afectivas¡
¡°Los ni?os aislados en sus dos primeros a?os pierden confianza en ellos mismos, tienen miedo del mundo¡±
P. Por lo que usted dice, no todo se juega entre los tres y los seis a?os, sino incluso antes.
R. S¨ª, en los primeros mil d¨ªas ya empieza la desigualdad social.
P. ?C¨®mo intervenir a esta edad, cuando los ni?os todav¨ªa no est¨¢n escolarizados?
¡°Cuando una madre est¨¢ infeliz, segrega sustancias del estr¨¦s que pasan al l¨ªquido amni¨®tico¡±
R. Ahora que las mujeres trabajan y que la aldea ya no existe, hay ni?os que viven en un ambiente pobre y que ser¨¢n malos alumnos. Pero estos ni?os, si los enviamos a guarder¨ªas, si los arropamos, y si arropamos a los padres y madres infelices, si detectamos dificultades psicol¨®gicas y sociales de los padres, podremos mejorar el nicho sensorial que rodea al beb¨¦ y habr¨¢ menos injusticias: al entrar en la escuela infantil tendr¨¢ menos retraso.
P. ?Qu¨¦ hacer para atenuar estas desigualdades?
¡°Mis primeros a?os debieron de ser fortificantes porque conserv¨¦ una peque?a confianza en m¨ª¡±
R. Si se constata, desde antes del momento de la concepci¨®n, que la madre tiene 14 a?os, que no tiene empleo, que no tiene familia, que se droga y vive con un amante que tiene 17 a?os y es delincuente y toma coca¨ªna, entonces puede predecirse que el nicho sensorial que rodea al beb¨¦ ser¨¢ negativo y que tendr¨¢ un retraso en el desarrollo. En cambio, si los padres est¨¢n arropados y en seguridad, puede predecirse que el beb¨¦ tendr¨¢ un entorno que le permitir¨¢ un buen desarrollo. Todo empieza antes del nacimiento.
P. ?C¨®mo garantizar que exista este entorno?
R. Detectando los embarazos patol¨®gicos. Una de cada cuatro mujeres sufre depresi¨®n durante el embarazo. Los trabajos sobre la epigen¨¦tica muestran que cuando la madre est¨¢ infeliz segrega las sustancias del estr¨¦s que pasan al l¨ªquido amni¨®tico, y el beb¨¦ traga cuatro o cinco litros de l¨ªquido amni¨®tico diarios lleno de cortisona, catecolamina y sustancias del estr¨¦s que da?an su cerebro. El ni?o llega al mundo con el cerebro da?ado porque la madre es infeliz. Y las causas de la infelicidad de la madre son esencialmente el aislamiento, contra el cual socialmente puede lucharse con la familia y el barrio. Es la violencia conyugal contra la que se debe luchar. Y es la precariedad social contra la que me gustar¨ªa que se luchase. Si protegemos a las madres, protegeremos a los ni?os.
P. ?C¨®mo fueron para usted sus primeros a?os?
R. Yo nac¨ª en 1937. Mi padre se alist¨® en el Ej¨¦rcito franc¨¦s en 1939. Fue herido y detenido en la cama del hospital por la polic¨ªa francesa, el pa¨ªs para el cual combat¨ªa. Despu¨¦s fue deportado y desapareci¨® en Auschwitz. Mi madre se qued¨® sola, muy pobre, sin familia: los hombres estaban en el Ej¨¦rcito, los j¨®venes en la Resistencia y los otros en Drancy [el campo en las afueras de Par¨ªs desde el que se enviaba a los jud¨ªos de Francia a los campos de exterminio y concentraci¨®n] o en Auschwitz. En 1942 la Gestapo la detuvo. A pesar de eso, mis primeros a?os debieron de ser fortificantes porque conserv¨¦ una peque?a confianza en m¨ª. A los seis a?os me detuvieron y me evad¨ª. Despu¨¦s me recogieron unos Justos [personas que desinteresadamente salvaron a jud¨ªos en situaci¨®n de peligro], me sent¨ª seguro con ellos y retom¨¦ el desarrollo correcto. La hermana de mi madre me reencontr¨® despu¨¦s de la guerra, pero casi nunca hab¨ªa estado en la escuela. Pas¨¦ un examen de entrada al liceo [instituto], me aceptaron, lo que es la prueba de la existencia de Dios, y recuper¨¦ mi retraso y me las arregl¨¦.
P. Los primeros a?os, con su madre, ?le dieron la fuerza para sobrevivir?
R. S¨ª, sin duda. Los ni?os aislados en los dos primeros a?os de vida pierden confianza en ellos, tienen miedo del mundo y solo tienen actividades autocentradas.
P. Y usted, en cambio, confiaba en s¨ª mismo.
R. S¨ª.
P. Su padre y su madre desaparecieron.
R. Toda mi familia, excepto una hermana y un hermano de mi madre.
P. No haber podido enterrar a sus padres, ?es una herida abierta?
R. No murieron: desaparecieron. No es lo mismo. En un duelo se sufre, se llora y se les devuelve la dignidad, se les hace una bella sepultura, se dicen cosas amables, se inscribe el nombre, se ponen flores, se cantan canciones. Mientras que mis padres no tuvieron esta dignidad, desaparecieron. Despu¨¦s de la liberaci¨®n, supe que se hab¨ªan convertido en humo, sin sepultura.
P. A los 11 a?os ya quiso ser psiquiatra. ?Por qu¨¦ tan pronto? A esa edad quieren ser futbolistas.
R. O¨ªa decir a mi alrededor que el nazismo era una prueba de locura social. A¨²n lo pienso. No era individual, era la sociedad la que deliraba. Yo me dije que, si la sociedad est¨¢ loca, deb¨ªa convertirme en psiquiatra para impedirlo y as¨ª no volver¨ªa a haber guerras.
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