Amor clandestino, desprecio y amistad hasta la muerte: la historia de 12 parejas de Hollywood que nos hicieron vibrar

La vida en pareja es la vida mejor. Y no necesariamente en romance: el mundo est¨¢ dise?ado para caminar por ¨¦l de dos en dos. Los hoteles, los restaurantes o las atracciones de feria dan por hecho que vas a ir acompa?ado. Pero Hollywood es distinto: all¨ª no hay nada m¨¢s glorioso que triunfar en solitario y, por eso, cuando una estrella tiene que compartir el calor de los focos, el espacio en las fotograf¨ªas y las miradas del p¨²blico la cosa no siempre acaba bien. Estas son las 12 parejas de cine m¨¢s emblem¨¢ticas, algunas salieron tarifando y otras se quisieron hasta la tumba. Como cualquier matrimonio, vaya.

¨C Richard Pryor y Gene Wilder: cuatro pel¨ªculas (entre 1976 y 1991) y nunca se vieron fuera de un rodaje

C¨®mo se conocieron. En la primera escena que rodaron de El expreso de Chicago (Arthur Hiller, 1976), Richard Pryor (EE UU, 1940-2005) se lanz¨® a improvisar y Gene Wilder (EE UU, 1933-2016) no se achant¨®. ?l mismo lo describi¨® as¨ª en su autobiograf¨ªa: ¡°Richard soltaba una frase, yo otra y entr¨¢bamos y sal¨ªamos del guion sin parar¡±. Este choque de genios gener¨® una anarqu¨ªa c¨®mica que puso de moda las parejas interraciales en el Hollywood de los 80.

Por qu¨¦ triunfaron. Las adicciones de Pryor causaron retrasos, tensiones y p¨¦rdidas econ¨®micas durante el rodaje de Locos de remate (Sidney Poitier, 1980), culminando en una entrevista en la que el actor sufri¨® un ataque de ira y acab¨® gritando: ¡°Gene Wilder no vale una mierda, es un maric¨®n¡±. La entrevista nunca fue publicada y, cuando Pryor se ech¨® ron por encima y se prendi¨® fuego a s¨ª mismo, ambos actores perdieron el contrato para protagonizar el taquillazo Entre pillos anda el juego (John Landis, 1983), siendo reemplazados por Dan Aykroyd y Eddie Murphy.

Por qu¨¦ se separaron. La pareja se reuni¨®, con ¨¦xito, para No me chilles que no te veo (Arthur Hiller, 1989), pero en No me mientas que te creo (Maurice Phillips, 1991) la avanzada esclerosis m¨²ltiple que sufr¨ªa Pryor se notaba demasiado. Aquella fue la ¨²ltima pel¨ªcula de Wilder, que muri¨® en 2016, y el ¨²ltimo papel protagonista de Pryor, fallecido en 2005. El contraste entre la vida juerguista, s¨®rdida y excesiva de Pryor y la sobriedad apacible de Wilder les hac¨ªa incompatibles. En su autobiograf¨ªa Wilder admiti¨® que nunca fueron amigos: ¡°Por muy unidos que estuvi¨¦ramos en las pel¨ªculas, nunca llevamos esa qu¨ªmica a nuestras vidas privadas. Richard viajaba en su propio c¨ªrculo. Puedo contar con los dedos de una mano las veces que nos vimos fuera de los rodajes, y todas ellas fueron para hablar de trabajo¡±.

¨C Al Pacino y John Cazale: tres pel¨ªculas (entre 1972 y 1975) y una historia de amor y compa?erismo m¨¢s all¨¢ de la pantalla

C¨®mo se conocieron. Se conocieron trabajando como mensajeros para la petrolera Standard Oil, congeniaron y se mudaron a una comuna de artistas. Tras actuar en la obra The Indian Wants the Bronx, por la que ambos ganaron un Obie (premios del teatro independiente), Al Pacino (Nueva York, 1940) le consigui¨® una prueba a John Cazale (EE UU, 1935-1978) para la ambiciosa adaptaci¨®n que Francis Ford Coppola estaba preparando de la novela de Mario Puzo El padrino.

Por qu¨¦ triunfaron. El beso de la muerte (¡°S¨¦ que fuiste t¨², Fredo. Me has roto el coraz¨®n¡±), de El Padrino II (1974), es una de las escenas m¨¢s tortuosas de la historia del cine, porque Michael Corleone (Pacino) pone el nervio y su hermano Fredo (Cazale) pone el alma. Y porque el espectador comprende que ninguno de los dos tiene otra elecci¨®n. Pacino volvi¨® a convencer a un director, Sidney Lumet, para que le hiciese una prueba a Cazale para Tarde de perros (Lumet necesit¨® una frase y diez segundos para contratarlo). Esta historia de dos atracadores, uno euf¨®rico y otro introspectivo, se benefici¨® de nuevo del contraste entre sus dos energ¨ªas y fue nominada al Oscar. Cazale es el ¨²nico actor cuya filmograf¨ªa al completo estuvo nominada: El padrino, La conversaci¨®n, El padrino, parte II, Tarde de perros, El cazador e incluso El padrino, parte III (en la que aparec¨ªa en im¨¢genes de archivo).

Por qu¨¦ se separaron. Cuando Pacino conoci¨® a la nueva novia de su amigo Cazale, dijo: ¡°Bueno, no es mala actriz¡±. Se trataba de Meryl Streep, quien rodar¨ªa El cazador junto a Cazale en 1978. El c¨¢ncer de huesos del actor estaba en fase tan terminal que la productora se neg¨® a contratarlo, pero Robert De Niro pag¨® su p¨®liza del seguro y pudo rodar todas sus escenas seguidas antes de fallecer. Para poder pagar las facturas m¨¦dicas, Streep acept¨® un papel en la serie de televisi¨®n Holocausto, que se rodaba en Austria, as¨ª que Pacino acompa?aba a Cazale cada d¨ªa a las sesiones de radioterapia. A?os despu¨¦s Pacino declar¨® en Entertainment Weekly: ¡°Aprend¨ª m¨¢s sobre interpretaci¨®n de John que de nadie: todo lo que quer¨ªa era trabajar con ¨¦l durante el resto de mi vida; era mi compa?ero¡±.

¨C Katharine Hepburn y Spencer Tracy: nueve pel¨ªculas (entre 1942 y 1967) y una eterna relaci¨®n clandestina de amor

C¨®mo se conocieron. ¡°Me temo que soy demasiado alta para usted, se?or Tracy¡±. Fue la primera frase que Katharine Hepburn (EE UU, 1907-2003) le dirigi¨® a su compa?ero en La mujer del a?o (George Stevens, 1942). El director Joseph L. Mankiewicz, quien los hab¨ªa presentado, le advirti¨®: ¡°No te preocupes, te ir¨¢ recortando hasta que quedes a su altura¡±. Una semana despu¨¦s, su compa?ero de reparto Gene Kelly les dejaba almorzar solos para no invadir ¡°sus conversaciones, sus manos entrelazadas y su peque?o mundo privado¡±.

Por qu¨¦ triunfaron. Spencer Tracy (EE UU, 1900-1967) y?Katharine Hepburn rodaron varias comedias rom¨¢nticas m¨¢s, en las que la soberbia intr¨¦pida de Hepburn y la parsimonia hastiada de Tracy (o Kate y Spence, como se llamaban el uno al otro) inmortaliz¨® en el cine aquello de ¡°polos opuestos se atraen¡±. Un subg¨¦nero ¡°ni contigo ni sin ti¡± que ha envejecido regular, pero sus di¨¢logos fren¨¦ticos y el amor que estaba presente en cada conversaci¨®n siguen funcionando 80 a?os despu¨¦s. Los di¨¢logos ser¨ªan artificiosos, pero el amor era aut¨¦ntico.

Por qu¨¦ se separaron. Tras 25 a?os de relaci¨®n clandestina (la devoci¨®n cat¨®lica de Tracy le imped¨ªa divorciarse, pero la culpabilidad le llev¨® al alcoholismo), la pareja rod¨® una ¨²ltima pel¨ªcula. Adivina qui¨¦n viene esta noche (Stanley Kramer, 1967) se desmarcaba de la lucha de sexos para presentar una s¨¢tira sobre el racismo y el clasismo. El estr¨¦s de rodar enfermo hizo que la salud de Tracy empeorase y falleci¨® 17 d¨ªas despu¨¦s de terminar la pel¨ªcula. Ella lleg¨® a mudarse con ¨¦l para cuidarle en sus ¨²ltimos d¨ªas, pero no acudi¨® al funeral por respeto a su esposa y mantuvo en secreto su relaci¨®n hasta la muerte de esta en 1983. Este romance desvel¨® una faceta servil y sumisa que el p¨²blico desconoc¨ªa de Hepburn, quien a menudo se sentaba literalmente a los pies de su amante para hablar con ¨¦l, convivi¨® con su depresi¨®n y alcoholismo e incluso toler¨® que en una ocasi¨®n le diese una bofetada mientras intentaba arroparlo. En su autobiograf¨ªa, Hepburn confes¨® que habr¨ªa hecho cualquier cosa por ¨¦l. ¡°?Por qu¨¦ iba a abandonarlo? Yo quer¨ªa estar con ¨¦l, de haberlo dejado ambos habr¨ªamos sido desgraciados¡±, dijo.

¨C Bob Hope y Bing Crosby: siete pel¨ªculas (entre 1940 y 1962) aunque fuera del rodaje eran totalmente distintos

C¨®mo se conocieron. Cuando Bing Crosby (EE UU, 1903- Espa?a, 1977) ya era un cantante de ¨¦xito, en 1932, Bob Hope (Inglaterra, 1903- EE UU, 2003) present¨® uno de sus espect¨¢culos y sus charlas sobre el escenario acabaron siendo la parte m¨¢s popular del show. A?os despu¨¦s, un ejecutivo de Hollywood los vio actuar y decidi¨® darles una pel¨ªcula, Ruta de Singapur (Victor Schertzinger, 1940). Fue la pel¨ªcula m¨¢s taquillera del a?o.

Por qu¨¦ triunfaron. Las seis secuelas de la serie Ruta de..., en las que interpretaban a dos mejores amigos con tendencia a meterse en l¨ªos en el extranjero, arrasaron en taquilla y conquistaron tambi¨¦n a los cr¨ªticos, que aplaud¨ªan la audacia de su humor metanarrativo (Hope y Crosby hac¨ªan constantes referencias al p¨²blico que les estaba mirando al otro lado de la pantalla). Pero fuera de ella casi nunca socializaban: Hope ansiaba ser una estrella y le encantaba la vida de Hollywood, mientras que Crosby prefer¨ªa llevar una vida lo m¨¢s an¨®nima posible. Hope nunca soport¨® que Crosby no le invitase a ¨¦l y a su mujer a cenar en su casa. En los 70, los chistes mis¨®ginos de Hope (y c¨®mo ten¨ªan que ser para ser considerados mis¨®ginos en los 70) perjudicaron su imagen p¨²blica y ¨¦l trat¨® de rehabilitarla con otra comedia con Crosby.

Por qu¨¦ se separaron. Durante la preproducci¨®n en 1977 de su octava comedia, Ruta a la fuente de la juventud, Crosby falleci¨® de un ataque al coraz¨®n durante un torneo de golf en Alcobendas (Madrid). Su m¨¦dico le hab¨ªa prohibido jugar m¨¢s de nueve hoyos por sus dolencias del coraz¨®n, pero el actor jug¨® los 18 hoyos antes de desplomarse. ¡°Una parte de mi vida se ha ido con Bing¡±, escribi¨® Hope en The New York Times, ¡°le echo de menos y siempre le echar¨¦ de menos, como el resto del mundo. Recuerdo nuestros buenos momentos, que estar¨¢n conmigo para siempre¡±.

¨C Paul Newman y Robert Redford: dos pel¨ªculas (entre 1969 y 1973) para una de las relaciones m¨¢s bonitas de Hollywood

C¨®mo se conocieron. El estudio quer¨ªa a Marlon Brando, Warren Beatty o James Coburn para el papel de Sundance Kid en Dos hombres y un destino (George Roy Hill, 1969), pero Paul Newman (EE UU, 1925-2008) les pidi¨® un compa?ero desconocido porque prefer¨ªa ¡°trabajar con un actor¡± que con una estrella. Y tuvo tan buen ojo que eligi¨® a la estrella que definir¨ªa la d¨¦cada posterior, Robert Redford (California, 1936), semiconocido entonces por Descalzos por el parque). Incluso Newman le cedi¨® a Redford el papel de Sundance Kid por ir m¨¢s acorde con su juventud. Newman se qued¨® con el de Butch Cassidy.

Por qu¨¦ triunfaron. Aunque solo rodasen dos pel¨ªculas (El golpe, tambi¨¦n de Hill, gan¨® el Oscar en 1974) su amistad demostr¨® que en Hollywood hay sitio para la humanidad, la nobleza y la lealtad. Durante a?os vivieron a un par de kil¨®metros de distancia, en Connecticut, y se gastaban bromas como el Porsche hecho trizas envuelto en un lazo que Redford dej¨® en la puerta de la casa de Newman por su 50? cumplea?os (Newman se lo devolvi¨®, a¨²n hecho m¨¢s trizas todav¨ªa, y Redford lo reconvirti¨® en una escultura de jard¨ªn que estuvo a?os decorando la entrada de la casa de Newman). Los hijos de Paul se refer¨ªan a Redford como ¡°t¨ªo Bobby¡± y ambos actores so?aban con que sus hijos se casasen.

Por qu¨¦ se separaron. Redford se pas¨® a?os intentando reunirse con su amigo para una ¨²ltima pel¨ªcula, Un paseo por el bosque, pero seg¨²n la salud de Newman se deterioraba ¨¦l mismo le pidi¨® que abandonase el proyecto porque no iba a ser capaz de rodarla. Cuando Paul Newman falleci¨® en 2008, Redford declar¨® en Today: ¡°He perdido a un amigo de verdad, tanto mi vida como esta naci¨®n han sido mejores porque ¨¦l estuvo en ellas¡±. En 2015, Redford rod¨® Un paseo por el bosque con Nick Nolte en el papel escrito para Newman.

¨C Kirk Douglas y Burt Lancaster: siete pel¨ªculas (entre 1948 y 1986) para una relaci¨®n de amor y fricci¨®n

C¨®mo se conocieron. A pesar de que su rudeza (tosca la de Lancaster, reptiliana la de Douglas) result¨® explosiva en Al volver a la vida (Byron Haskin, 1948), no fue hasta una d¨¦cada m¨¢s tarde que asentaron su colaboraci¨®n y su amistad en Duelo de titanes (John Sturgess, 1957): detestaban tanto al productor Hal Wallis que se pasaban horas cont¨¢ndose sus vidas con tal de no tener que interactuar con ¨¦l.

Por qu¨¦ triunfaron. El choque de sus presencias caus¨® sensaci¨®n entre el p¨²blico ya fuera en westerns, en dramas de ¨¦poca, en thrillers o en comedias. ¡°Creo que llevamos discutiendo desde el primer d¨ªa que nos conocimos¡±, confesaba Kirk Douglas (EE UU, 1916-2020) a The New York Times en los 80, ¡°ambos somos impulsivos, ambos somos dif¨ªciles. Pero es lo que me gusta m¨¢s de trabajar con Burt, que nunca te aburres. La gente asume que somos amigos ¨ªntimos, pero no es as¨ª. A veces no le veo durante un a?o o dos, pero estoy ah¨ª si me necesita y ¨¦l est¨¢ ah¨ª si lo necesito. Sentimos un gran respeto mutuo, aunque nunca lo verbalizamos¡±.

Por qu¨¦ se separaron. Tras aparecer juntos en los Oscar de 1985, su qu¨ªmica segu¨ªa tan intacta que un estudio les produjo una comedia de acci¨®n para reunirlos: Dos tipos duros (Jeff Kanew, 1986). En el guion los personajes se llevaban fenomenal, pero los actores pidieron que su amistad fuese m¨¢s ¨¢cida: ¡°La magia entre Kirk y Burt es la mezcla de amor y fricci¨®n: fuera de c¨¢mara est¨¢n todo el rato discutiendo como un viejo matrimonio. Saben c¨®mo tocarse las pelotas, son como Laurel y Hardy con m¨²sculos¡±, explicaba el director. Y tanto. En una ocasi¨®n Lancaster ridiculiz¨® a Douglas delante de unos admiradores por llevar alzas en los zapatos y Douglas acab¨® llorando. ¡°Leo las noticias de Hollywood y ya no conozco a nadie¡±, confes¨® Douglas con motivo de su 100? cumplea?os a Variety, ¡°?d¨®nde est¨¢ Burt Lancaster? ?Y Laurence Olivier? Se han ido todos. Me siento solo. Yo discut¨ªa constantemente con Burt, pero le echo mucho de menos¡±.

¨C Olivia de Havilland y Errol Flynn: nueve pel¨ªculas (entre 1935 y 1941) y un amor que nunca se resolvi¨®

C¨®mo se conocieron. Una sola pel¨ªcula, El capit¨¢n Blood (Michael Curtiz, 1935), vali¨® para convertirlos a ambos en estrellas a la vez. La din¨¢mica de mujer aventurera y hombre disfrut¨®n, junto a su aspecto de arist¨®cratas, evoc¨® un romanticismo que arras¨® en taquilla porque la tensi¨®n sexual resultaba excitante para el p¨²blico. Y estaba basada en hechos reales: De Havilland (Tokio, 1916) reconoci¨® sentirse muy atra¨ªda por Flynn (Australia, 1909- EE UU, 1959) durante los tres primeros a?os de su colaboraci¨®n (en los que rodaron la pel¨ªcula en la que se siguen mirando todos los blockbusters actuales: Las aventuras de Robin Hood), pero ¨¦l no se enter¨® y para cuando quiso cortejarla ya era tarde. ¡°No tuve nada con ¨¦l y no me arrepiento, me habr¨ªa arruinado al vida¡±, especul¨® la actriz en su autobiograf¨ªa en referencia a la promiscuidad y excesos de Flynn.

Por qu¨¦ triunfaron. La pareja bail¨® Sweet Leilani durante la ceremonia de coronaci¨®n del rey Jorge VI en Los ?ngeles, tras lo cual ¨¦l le declar¨® su amor. De Havilland, sin embargo, se neg¨® a iniciar una relaci¨®n con ¨¦l hasta que no se divorciase. En el rodaje de Camino de Santa Fe (Michael Curtiz, 1940) la actriz estaba saliendo con James Stewart y Flynn demostr¨® sus celos asegur¨¢ndose de que la c¨¢mara le enfocase m¨¢s a ¨¦l que a ella. Cansada de ser ¡°la chica de la pel¨ªcula¡± en superproducciones comerciales, De Havilland aprovech¨® el ¨¦xito de Lo que el viento se llev¨® para evolucionar hacia papeles m¨¢s prestigiosos. Pero Flynn le suplic¨® una ¨²ltima pel¨ªcula.

Por qu¨¦ se separaron. En la ¨²ltima escena de Murieron con las botas puestas (Raoul Walsh, 1941), el personaje de Flynn se despide del de De Havilland: ¡°Adi¨®s, querida, caminar por la vida junto a ti ha sido lo m¨¢s hermoso que he hecho¡±. En su autobiograf¨ªa, publicada justo antes de su muerte en 1959, Flynn asegur¨® que siempre la hab¨ªa amado. Olivia de Havilland, por su parte, sigue viva (103 a?os) y asegura que cada 20 de junio levanta una copa de champ¨¢n al cielo para recordar el cumplea?os de Errol Flynn.

¨C Jack Lemmon y Walter Matthau diez pel¨ªculas (entre 1966 y 1998) y una fidelidad que pervive incluso hoy

C¨®mo se conocieron. Durante el rodaje de En bandeja de plata (Billy Wilder, 1966), Walter Matthau (EE UU, 1920-2000) sufri¨® un ataque al coraz¨®n y, todav¨ªa convaleciente en el suelo, le dio un sobre a su compa?ero de reparto. Lemmon (EE UU, 1925-2001) se lo llev¨® al tipo que estaba esperando en la puerta del estudio, tal y como se lo hab¨ªa indicado, y result¨® ser un corredor de apuestas: Walter tem¨ªa que si no saldaba su deuda habr¨ªa consecuencias peores que ese infarto.

Por qu¨¦ triunfaron. El cuarteto Lemmon, Matthau, Wilder (director) y Diamond (guionista) edific¨® los cimientos sobre los que la alta comedia estadounidense sigue elev¨¢ndose. Sus personajes estaban amargados, eran unos mis¨¢ntropos y nunca estaba del todo claro si se ca¨ªan bien o no. Su amistad resultaba, por tanto, absurda pero a la vez era imposible imaginar la vida de uno de ellos sin el otro.

Por qu¨¦ se separaron. Su colaboraci¨®n resurgi¨® en los 90 con Dos viejos gru?ones, su secuela y La extra?a pareja 2. Y seguro que habr¨ªa continuado de no ser por la muerte de Matthau, que pas¨® toda su vida aquejado de m¨²ltiples dolencias. Ese d¨ªa, Lemmon sali¨® del ba?o sonriente y su mujer lo abraz¨® dici¨¦ndole: ¡°Vas a dejar de sonre¨ªr, Walter se ha ido¡±. ?l se ir¨ªa un a?o despu¨¦s y est¨¢ enterrado, en el mismo cementerio que Matthau y Wilder, bajo una l¨¢pida que simula ser los t¨ªtulos de cr¨¦dito de una de sus pel¨ªculas: ¡°Jack Lemmon en...¡±.

¨C Jerry Lewis y Dean Martin: 17 pel¨ªculas (entre 1949 y 1956) y 20 a?os sin hablarse

C¨®mo se conocieron. El 25 de julio de 1946 debutaron como d¨²o c¨®mico en el 500 Club: Dean Martin (EE UU, 1917-1995), el t¨ªo m¨¢s canalla del Rat Pack, cantaba swing y Jerry Lewis (EE UU, 1926-2017), el rey de la comedia f¨ªsica, le interrump¨ªa con sus payasadas. De ah¨ª saltaron a la radio, a la televisi¨®n y al cine, donde llegaron a ser los artistas mejor pagados del mundo a principios de los 50. Martin y Lewis levantaron el ¨¢nimo de Estados Unidos durante los a?os posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Por qu¨¦ triunfaron. Cuando la revista Look los sac¨® en portada pero cortando la cara de Martin, este decidi¨® que su rol como el tipo elegante de la pareja no estaba beneficiando a su carrera. Dejaron de hablarse fuera de escena y si lo hac¨ªan era para discutir. Martin le lleg¨® a gritar a Lewis: ¡°No significas nada para m¨ª excepto un puto s¨ªmbolo de d¨®lar¡±. Lewis, cuyas ambiciones pasaban por ser el nuevo Chaplin y dirigir, escribir y producir todas sus pel¨ªculas, ten¨ªa m¨¢s poder de decisi¨®n creativa en la pareja. Lewis tampoco soportaba que Martin le excluyese del Rat Pack. El 25 de julio de 1956, exactamente diez a?os de su debut, actuaron por ¨²ltima vez en el Copacabana de Nueva York.

Por qu¨¦ se separaron. El d¨²o pas¨® 20 a?os sin hablarse hasta que su amigo com¨²n, Frank Sinatra, los reuni¨® para un programa ben¨¦fico en televisi¨®n en 1976. Al ver aparecer a Lewis, Martin mir¨® a Sinatra y dijo: ¡°Qu¨¦ hijo de puta¡±. Los tres se abrazaron pero el d¨²o no volvi¨® a tener contacto hasta 1987, cuando Lewis acudi¨® al funeral del hijo de Martin (fallecido en un accidente de avi¨®n) sin acercarse a saludarlo. Cuando Martin se enter¨® de que hab¨ªa asistido, le llam¨® para agradec¨¦rselo y retomaron su amistad hasta la muerte de Martin en 1995.

¨C Bud Abbott y Lou Costello: 37 pel¨ªculas (entre 1940 y 1956) que acabaron mal: Hacienda les requis¨® hasta sus casas

C¨®mo se conocieron. Bud Abbott (EE UU, 1897-1974) reemplaz¨® al compa?ero de Lou Costello (EE UU, 1906-1959) cuando este se puso enfermo y lo dem¨¢s es historia. Se convirtieron en los artistas mejor pagados durante la Segunda Guerra Mundial y su sketch ?Qui¨¦n va primero? pas¨® a la historia de la cultura popular estadounidense, al ser de los primeros c¨®micos en aparecer en la reci¨¦n inventada televisi¨®n. Costello empez¨® a impostar una voz aguda porque en los teatros el p¨²blico se quejaba de que no se distingu¨ªa bien cu¨¢l de los dos estaba hablando.

Por qu¨¦ triunfaron. El d¨²o mantuvo a flote a Universal durante la guerra. Costello estipul¨® que los beneficios se repartiesen al 60% para Abbott y el 40% para ¨¦l porque, seg¨²n Costello, era mucho m¨¢s f¨¢cil encontrar un c¨®mico que un tipo serio. Se pasaron una d¨¦cada entera entre las diez estrellas m¨¢s taquilleras y llegaron a asegurar sus shows en 100.000 d¨®lares de la ¨¦poca (a?os 40) por si alguno de sus espectadores se mor¨ªa de la risa (literalmente). En plena Segunda Guerra Mundial, el ej¨¦rcito japon¨¦s les pon¨ªa a sus soldados una pel¨ªcula del d¨²o, Buck privates (Arthur Lubin, 1941), como ejemplo de la ineptitud y estupidez de los militares americanos.

Por qu¨¦ se separaron. En 1945 Abbott contrat¨® a una sirvienta reci¨¦n despedida por Costello y, por alguna raz¨®n, la bronca acab¨® en los peri¨®dicos: Costello acus¨® a Abbott de ser un alcoh¨®lico y de firmar contratos nefastos durante sus borracheras, y este respondi¨® amenazando con contar todos sus trapos sucios en la prensa. A mediados de los 50, la popularidad de Martin y Lewis y la saturaci¨®n del p¨²blico (Abbott y Costello estaban constantemente en la radio, en la televisi¨®n y en los cines) fue minando su ¨¦xito y no renovaron su contrato con Universal en 1955. ¡°Nunca entend¨ª a Lou¡±, reconoci¨® Bud. Hacienda les acab¨® quitando sus casas, sus propiedades y los derechos de sus pel¨ªculas. En 1959, Lou Costello falleci¨® de un ataque al coraz¨®n a los 52 a?os.

¨C Stan Laurel y Oliver Hardy: 107 pel¨ªculas (entre 1931 y 1951) para acabar arruinados y actuando en ferias de pueblos

C¨®mo se conocieron. El actor c¨®mico Oliver Hardy (EE UU, 1892-1957) sufri¨® quemaduras de tercer grado mientras cocinaba una pierna de cordero y Stan Laurel (Inglaterra, 1890- California, 1965), su director, lo reemplaz¨® mientras se recuperaba. Cuando Hardy se reincorpor¨®, el productor Hal Roach decidi¨® unirlos potenciando esa comedia f¨ªsica de accidentes. En vez de contraponer a un pat¨¢n con un estirado, como suele ocurrir en los d¨²os c¨®micos, aqu¨ª los dos eran unos perdedores. Laurel no se parec¨ªa en nada a su personaje, se tomaba tremendamente en serio su profesi¨®n y ejerc¨ªa como fuerza creativa del d¨²o, reescribiendo guiones, fabricando atrezzo y editando los rollos de celuloide mientras Hardy se largaba a beber y a jugar al golf en cuando se apagaban las c¨¢maras. El d¨²o apenas ten¨ªa relaci¨®n fuera del rodaje.

Por qu¨¦ triunfaron. Su humor f¨ªsico era a veces surrealismo m¨¢gico (Laurel ech¨¢ndose tabaco en la mano, encendi¨¦ndolo con su pulgar y fumando como si se tratase de una pipa), otras una met¨¢fora de la futilidad de la existencia humana (ambos tratando, sin ¨¦xito, de empujar un piano cuesta arriba, pero sin rendirse) o sobre la alegr¨ªa de estar vivo (hay pocas escenas en el cine tan emotivas como el vals que bailaban juntos en Way Out West). Pero por magullados, mugrientos o empapados que acabasen intentando llevar a cabo las tareas m¨¢s sencillas (y por mucho que Hardy mirase a c¨¢mara con gesto exasperado, un recurso rompedor para la ¨¦poca) nunca dejaban de ayudarse el uno al otro. Por eso generaciones enteras de ni?os, padres y abuelos han disfrutado de los gags del Gordo y el Flaco.

Por qu¨¦ se separaron. Los leoninos contratos del Hollywood de los 20 les dejaron en la ruina a los 60 a?os (Hal Roach, como tantos productores de la ¨¦poca, les hab¨ªa estafado), sin recibir ni un d¨®lar de las docenas de cortometrajes que se segu¨ªan emitiendo constantemente por televisi¨®n. Hollywood se olvid¨® de ellos al considerarlos comediantes casposos y pasados de moda (¡°pas¨¦ de ser el anfitri¨®n de todos a ser el invitado de nadie¡±, lament¨® Laurel) y nadie quer¨ªa contratarlos. As¨ª que el d¨²o se embarc¨® en varias giras por Reino Unido a finales de los a?os 40. En una de ellas, al llegar al puerto de Cobh (Irlanda) todo el pueblo sali¨® espont¨¢neamente a recibirlos y las campanas de la iglesia comenzaron a tocar la melod¨ªa de sus pel¨ªculas, El baile de los cucos. Cuando Stan mir¨® a su compa?ero Ollie, su cara estaba llena de l¨¢grimas. Y en aquellas ¨²ltimas giras, obligados a compartir transportes, habitaciones y mesas, Laurel y Hardy llegaron por fin a conocerse y a forjar una amistad. Hardy muri¨® en 1957, pesando solo 63 kilos, y Laurel no volvi¨® a actuar durante los ocho a?os siguientes que sigui¨® vivo.

¨C Fred Astaire y Ginger Rogers, diez pel¨ªculas (entre 1933 y 1949) para la pareja de baile m¨¢s grande de todos los tiempos

C¨®mo se conocieron. Ambos eran secundarios en Volando a R¨ªo de Janeiro (Thornton Freeland, 1933), pero su n¨²mero de baile Carioca despertaba tantos aplausos en las salas de cine que RKO les produjo ocho pel¨ªculas como protagonistas en los siguientes cinco a?os.

Por qu¨¦ triunfaron. Todo el mundo se enamora en homenaje a un romance que ha visto en el cine y, cada vez que alguien se enamora bailando, se lo debe a Ginger Rogers (EE UU, 1911-1995) y Fred Astaire (EE UU, 1899-1987). A trav¨¦s de sus cuerpos expresaban las fases del inicio del amor: el cortejo, la seducci¨®n, la armon¨ªa, la naturalidad, los nervios, el entusiasmo, el equilibrio de poder, las iniciativas, las reacciones, la improvisaci¨®n o el erotismo. ?l guiaba con galanter¨ªa, pero ella aportaba las emociones. La mujer de Astaire estaba tan celosa que le prohibi¨® besar en las pel¨ªculas a Rogers (la siempre mordaz Katharine Hepburn iba diciendo por ah¨ª: ¡°Fred le da clase a Giner y a cambio ella le da sexo¡±), de modo que cuando lo hizo durante un par de segundos el director ralentiz¨® la imagen para que el beso pareciese m¨¢s largo. Su cima es el n¨²mero Never gonna dance en En alas de la danza (George Stevens, 1936), que tuvieron que repetir 47 veces porque en aquella ¨¦poca los n¨²mero musicales se rodaban en una sola toma. Ella acab¨® con los pies sangrando. Pero siempre aparentando una felicidad divina, sexy y glamourosa. Y a menudo cobraba menos que los actores secundarios. ¡°Todas las dem¨¢s lloraban gimoteando que no pod¨ªan m¨¢s, pero claro que pod¨ªan¡±, explic¨® Astaire, ¡°todas excepto Giner. Ella nunca llor¨®¡±.

Por qu¨¦ se separaron. En realidad, Ginger, que no era bailarina profesional y ten¨ªa que ensayar durante horas, no quer¨ªa hacer musicales, pero su contrato la obligaba. Y era tan perfeccionista como ¨¦l: la sangre en los pies nunca la detuvo, solo paraba cuando el sudor del pelo le chorreaba por el vestido (los trajes de Rogers llevaban pesos para moverse con una vaporosidad concreta, que adem¨¢s ella deb¨ªa controlar para no golpear a Astaire con ellos). La actriz se cans¨® de ser su comparsa y persigui¨® papeles dram¨¢ticos (lleg¨® a ganar un Oscar en 1941 por Espejismo de amor, en la que escandaliz¨® a sus fans interpretando a una madre soltera), pero su carrera no lleg¨® a despegar en solitario. Se retir¨® en 1965 a los 54 a?os y pas¨® a la posteridad como compa?era de Astaire. ?l se refugiar¨ªa en la televisi¨®n, pero antes se reunieron para un ¨²ltimo baile: en The Barkleys of Broadway (Charles Walters, 1949) Rogers reemplaz¨® a una problem¨¢tica Judy Garland y la m¨ªtica pareja apareci¨® por primera y ¨²nica vez en fastuoso Technicolor. Durante el rodaje de su ¨²ltimo n¨²mero, miles de trabajadores de RKO, la Metro-Goldwyn-Meyer y el resto de estudios se congregaron para observar en primera fila la despedida final de la pareja de baile m¨¢s emblem¨¢tica de la ¨¦poca. Y siete d¨¦cadas despu¨¦s, nadie les ha superado.