Arqueolog¨ªa gal¨¢ctica
La V¨ªa L¨¢ctea ha tenido encuentros violentos con otras galaxias y engullido a multitud de ellas. Alguno de estos eventos podr¨ªa haber desencadenado la formaci¨®n del sistema solar
Gal¨¢ctica, del griego galaktos (leche), era el adjetivo usado por los griegos para describir su aspecto lechoso en el cielo nocturno. Su origen mitol¨®gico se remonta al momento en el cual Hera, esposa de Zeus, descubri¨® al hijo bastardo de este aliment¨¢ndose de su pecho. Al apartar furiosamente a aquel ni?o que evidenciaba la infidelidad de su marido, la leche de su pecho se derram¨®, ti?endo as¨ª de blanco el camino hacia el Olimpo y dando lugar a la V¨ªa L¨¢ctea. Gaia, diosa de la Tierra, se ubic¨® cerca de esta ruta para poder nutrir al mundo de la fuerza de los dioses.
Hoy sabemos que ese camino al Olimpo es nuestra particular perspectiva del disco formado de gas, polvo y cientos de miles de millones de soles y sistemas planetarios al que llamamos Galaxia, con may¨²sculas, porque es la nuestra. Nuestro planeta, eso s¨ª, se encuentra en una zona privilegiada, a medio camino entre el centro y el borde de este disco, en la parte tranquila y residencial, lejos de los peligros de las zonas centrales.
Al igual que los arque¨®logos, que describen e interpretan las civilizaciones antiguas a trav¨¦s de los restos f¨®siles que se conservan de ellas, los astr¨®nomos tratamos de describir e interpretar c¨®mo ha sido la historia de nuestra galaxia a partir de los restos f¨®siles de eventos pasados. Los f¨®siles, en nuestro caso, son las estrellas m¨¢s ancianas, que guardan informaci¨®n acerca de las condiciones existentes en el lugar y el momento donde se formaron.
En 2013, la Agencia Espacial Europea (ESA) puso en ¨®rbita un telescopio con el objetivo de crear el mapa tridimensional m¨¢s detallado de la V¨ªa L¨¢ctea. La misi¨®n, bautizada Gaia, est¨¢ obteniendo distancias y velocidades de m¨¢s de un trillardo de estrellas, lo que permitir¨¢ estudiar sus or¨ªgenes. Cuando acabe el censo de Gaia podremos hacer una reconstrucci¨®n de los eventos que han hecho que nuestra galaxia, y nosotros mismos como componentes de ella, sea hoy tal y como es.
Gaia es el telescopio m¨¢s potente creado hasta la fecha para medir distancias, uno de los problemas m¨¢s dif¨ªciles para los astrof¨ªsicos, tanto para los que estudian estrellas como para los que se interesan m¨¢s por las galaxias. Para calcular la distancia a la que se hallan estrellas de la V¨ªa L¨¢ctea, Gaia mide el ¨¢ngulo de paralaje, es decir, el extremadamente peque?o desplazamiento que experimenta la posici¨®n aparente de un astro como consecuencia del movimiento de la Tierra alrededor del Sol. El efecto es parecido al cambio de posici¨®n con respecto al fondo que se aprecia si miras tu mano extendida con un solo ojo o con el otro. La paralaje es la manera m¨¢s precisa de determinar distancias a estrellas, es trigonometr¨ªa pura. Pero implica medir ¨¢ngulos en el cielo muy peque?os. Gaia, por ejemplo, ser¨ªa capaz de distinguir y medir el tama?o de una moneda de dos euros en la superficie de la Luna, que tendr¨ªa el t¨ªpico tama?o angular caracter¨ªstico de las paralajes estelares.
Gaia est¨¢ ofreciendo ya resultados espectaculares. Un grupo liderado por astr¨®nomos del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC) ha podido datar un encuentro entre nuestra V¨ªa L¨¢ctea y otra galaxia cuatro veces menor en unos 10.000 millones de a?os, m¨¢s del doble de la edad de la Tierra. Esta peque?a galaxia ha sido bautizada con el nombre de Gaia-Enceladus, uno de los hijos de Gaia y Urano. De acuerdo con la leyenda, Enceladus es responsable de los terremotos y, efectivamente, el encuentro con Enceladus caus¨® un ¡°terremoto¡± en nuestra galaxia, cuyas consecuencias se siguen observando. El choque con Enceladus cambi¨® la forma de la galaxia para siempre y es posible que perturbaciones del mismo tipo pudieran ser el origen de la formaci¨®n del propio Sistema Solar.
Para poder obtener este y otros muchos resultados es necesario procesar toda la ingente cantidad de datos enviada por Gaia. De nuevo, centros espa?oles como Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona (ICCUB, IEEC-UB), en colaboraci¨®n del Barcelona Supercomputing Center (BSC), el Consorcio de Servicios Universitarios de Catalu?a (CSUC) y el centro Europeo de Astronom¨ªa Espacial (ESAC), ubicado en Madrid, est¨¢n teniendo un papel de liderazgo en esta tarea. Cuando acaba la misi¨®n, Gaia habr¨¢ recopilado cerca de 1 petabyte de datos, que necesitar¨¢n a?os para ser analizados.
El choque con Enceladus cambi¨® la forma de la galaxia para siempre y es posible que perturbaciones del mismo tipo pudieran ser el origen de la formaci¨®n del propio Sistema Solar
La diosa Gaia era conocida por predecir el futuro y, de la misma manera, los datos de su hom¨®nimo sat¨¦lite nos permitir¨¢n conocer el destino final de nuestra Galaxia. Si viven en una zona sin contaminaci¨®n lum¨ªnica o tienen la oportunidad de escapar de las luces de las ciudades estos d¨ªas oto?ales podr¨¢n ver, a simple vista, la galaxia de Andr¨®meda. Esta galaxia, situada a 2.5 millones de a?os luz de la Tierra, chocar¨¢ con la nuestra en algo menos de 5.000 millones de a?os, cuando el Sol sea dos veces m¨¢s viejo de lo que es ahora y seguramente haya evolucionado para ser una estrella gigante roja. La Tierra no existir¨¢, engullida por el Sol, pero la imagen en el cielo para los pobladores de otros planetas de nuestra Galaxia ser¨¢ espectacular.
Patricia S¨¢nchez Bl¨¢zquez es profesora titular en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez es investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y del Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial (CAB/CSIC-INTA).
Vac¨ªo C¨®smico es una secci¨®n en la que se presenta nuestro conocimiento sobre el universo de una forma cualitativa y cuantitativa. Se pretende explicar la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista cient¨ªfico sino tambi¨¦n filos¨®fico, social y econ¨®mico. El nombre "vac¨ªo c¨®smico" hace referencia al hecho de que el universo es y est¨¢, en su mayor parte, vac¨ªo, con menos de 1 ¨¢tomo por metro c¨²bico, a pesar de que en nuestro entorno, parad¨®jicamente, hay quintillones de ¨¢tomos por metro c¨²bico, lo que invita a una reflexi¨®n sobre nuestra existencia y la presencia de vida en el universo.
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