Embarazadas a la fuerza como remedio contra la homosexualidad
La autora Trifonia Melibea Obono compendia, en ¡®Yo no quer¨ªa ser madre¡¯, los testimonios de mujeres lesbianas, trans y bisexuales de Guinea Ecuatorial obligadas a parir contra su deseo
Las historias de vida de treinta mujeres lesbianas, trans y bisexuales de Guinea Ecuatorial se re¨²nen en Yo no quer¨ªa ser madre (Editorial Egales), el ¨²ltimo t¨ªtulo de la prol¨ªfica autora Trifonia Melibea Obono (Afaetom, Guinea Ecuatorial, 1982). Son asuntos que preocupan desde hace a?os a esta investigadora en temas de g¨¦nero y polit¨®loga guineoecuatoriana. Ahora les da la hondura del testimonio en primera persona en un libro con el que, seg¨²n ella, ¡°ha roto las estructuras aprendidas en los trabajos de campo de la universidad¡±.
Con su afable sonrisa pero el implacable discurso contra la discriminaci¨®n que sufren las mujeres LGTBi de su pa¨ªs, Melibea present¨®, la semana pasada, en una librer¨ªa especializada de Chueca, en Madrid, su s¨¦ptimo libro, cuyo subt¨ªtulo es Vidas forzadas de mujeres fuera de la norma. La obra contiene, adem¨¢s, un informe actualizado sobre la situaci¨®n de los derechos de este colectivo. ¡°Las palizas no funcionan con las mujeres¡±, ¡°Dos mujeres juntas es cosa de blancas¡±, ¡°El embarazo me trajo la desgracia¡± o ¡°Tendr¨ªa que haber nacido hombre para ser feliz¡± son algunos de los jirones verbales de Yo no quer¨ªa ser madre, expresiones que desgarran cualquier aproximaci¨®n acad¨¦mica.
¡°El ¨²nico elemento en com¨²n entre ellas es el haber sido madres a la fuerza¡±, resume la autora de la novela La bastarda (Flores Raras, 2016). O no quer¨ªan ser madres de esta manera: ¡°La mayor¨ªa lo han sido de manera violenta y en la adolescencia. Se trata de mujeres que aman a otras mujeres, que no quieren estar con hombres, y de todos los grupos ¨¦tnicos. Para ellas, el medicamento para curar su orientaci¨®n sexual es el embarazo, y hay que repetir la dosis hasta la sanaci¨®n. Sus hijos y sus hijas heredan el estigma, en tanto da?os colaterales de un tratamiento que no funcion¨®. Todas ellas hacen referencia a los modos en que se las fuerza desde su propio grupo de pertenencia. La familia amenaza, se embarazan, se deprimen, se encierran, se averg¨¹enzan porque tienen otra identidad de g¨¦nero y terminan trabajando en el ¨²nico mercado que las acepta, que es el de la prostituci¨®n. Yo ten¨ªa que dejarlas hablar sobre lo que ellas quisieran, no pod¨ªa preguntar directamente por la manera en que llegan al embarazo, porque lo han vivido con mucha dureza¡±.
Melibea sostiene que ellas le han ense?ado lo que es ser f¨¦mina en su propia sociedad y, gracias a un acercamiento sincero pudo conectar con mujeres de grupos ¨¦tnicos que no conoc¨ªa, porque en la escuela no les ense?an a hablar otros idiomas que los occidentales. ¡°Son las personas a quienes se les niega sistem¨¢ticamente la palabra las que aqu¨ª relatan sus padecimientos y sus emociones; las reflexiones surgen, pues, en una charla que solo es posible con empat¨ªa verdadera¡±, explica. Porque a la persecuci¨®n y la violencia social e institucional, se suman muchos otros problemas, como ¡°la falta de informaci¨®n y de referentes, la p¨¦rdida del arraigo, el odio interiorizado, el consumo de drogas y alcohol para soportar la marginaci¨®n y la violaci¨®n intrafamiliar¡±, agrega Melibea con gesto desconsolado.
La familia amenaza, se embarazan, se deprimen, se encierran, se averg¨¹enzan porque tienen otra identidad de g¨¦nero y terminan trabajando en el ¨²nico mercado que las acepta, que es el de la prostituci¨®n
Se trata de un libro que denuncia la segregaci¨®n que sufre cualquier persona que ose expresar su identidad de g¨¦nero o su sexualidad de un modo no normativo, ¡°en el continente africano y en la cultura fang (de origen bant¨²), en particular¡±, especifica. De hecho Melibea que, hasta 2016, no participaba de lleno en el mundo del activismo, entendi¨® que la invisibilidad de lo que el pa¨ªs no quiere mostrar es superlativa en el caso de las personas excluidas por su diversidad sexual. Y, en algunos casos, m¨¢s que desprecio hay violencia expl¨ªcita. As¨ª, en el transcurso de una caminata con una? transexual por las calles de Malabo, experiment¨® que ¡°no hab¨ªa manera de circular en el espacio p¨²blico sin recibir comentarios despectivos¡±. En aquel paseo, entre burlas, una frase fue quiz¨¢ la que marc¨® el comienzo de este proyecto: ¡°La gente como t¨² no es de este pa¨ªs¡±. De nada vali¨® que la chica respondiera: ¡°S¨ª, soy de Baney¡±.
Trifonia Melibea hab¨ªa constatado, tras la primera celebraci¨®n de la semana cultural de expresi¨®n LGTB, tambi¨¦n en 2016, que ¡°para la sociedad guineana, aquello era algo medio festivo, una cosa de blancos en un centro cultural de ellos y terminar¨ªa all¨ª, pero con el segundo orgullo empez¨® a crecer la tensi¨®n social e institucional¡±. Entonces ya les arrancaron las fotograf¨ªas que hab¨ªan expuesto y todo el mundo entendi¨® que eso no era ¡°cosa de blancos¡±.
Vagos y maleantes de Malabo
En un Estado autoritario, con apenas medio siglo de historia como pa¨ªs independiente, tras haber vivido d¨¦cadas como colonia de la Espa?a franquista, a¨²n existen normativas ¡°contra vagos y maleantes¡±, como las de hace cuarenta a?os en Espa?a, para reprimir ¡°los vicios¡±, en palabras de las propias autoridades. As¨ª, el Gobierno argumenta que tiene la ¡°buena voluntad¡± de escuchar lo que le pide el pueblo, y que es la sociedad ecuatoguineana la que quiere ¡°erradicar dichas pr¨¢cticas nocivas¡±. Melibea relata que, despu¨¦s del orgullo del a?o pasado, el Gobierno emiti¨® un comunicado ¡°expresando su preocupaci¨®n¡± por un ¡°colosal aumento de la publicidad y el exhibicionismo tanto de los heterosexuales como de los homosexuales, la prostituci¨®n y la promiscuidad sexual¡±.
En el di¨¢logo de presentaci¨®n del libro, junto a Gerjo P¨¦rez Meli¨¢, de LesgaiCineMad, se argument¨® que si hasta ahora no ha habido una ley que proh¨ªba la homosexualidad, el hecho de que tantas personas est¨¦n atrevi¨¦ndose a salir del armario ha llevado al gobierno de Guinea Ecuatorial a considerar ¡°un paquete de medidas para perseguir y limitar estos comportamientos, ya sea de nativos o expatriados¡±. Estas medidas podr¨ªan incluir, seg¨²n se lee textualmente en despachos oficiales, ¡°sanciones a fin de reducir estas actividades, para protecci¨®n de la familia ecuatoguineana como base de la sociedad, as¨ª como la imagen p¨²blica del pa¨ªs¡±.
En este contexto se refuerza el deber moral, y tambi¨¦n demogr¨¢fico, de tener hijos, y la coacci¨®n de las mujeres, con especial ¨¦nfasis en las que consideran que deben ser madres para curarles su homosexualidad. Aunque no todo es imputable a las leyes coloniales, seg¨²n deja bien claro la investigadora, que ha indagado en la ideolog¨ªa, las pr¨¢cticas discriminatorias y hasta en la las etimolog¨ªa de palabras con las que en cada etnia se designan a los gays y las lesbianas, y ha concluido en que ¡°todas las etnias son patriarcales, y si bien, en algunas se puede encontrar alg¨²n rasgo de matrilinealidad, esto significa que, por esa l¨ªnea de parentesco, mandan los hombres de la familia de la madre¡±.
La autora subraya, adem¨¢s, cu¨¢nta intersecci¨®n hay en la manera en que se ejerce la discriminaci¨®n, ya que no es lo mismo ser soltera y LGTB que ser de un grupo minoritario y homosexual o serlo y pertenecer o no a la Iglesia cat¨®lica. En cualquier caso, la precariedad y la enfermedad han marcado a fuego demasiadas adolescencias y vidas j¨®venes, en Guinea Ecuatorial; incluso m¨¢s all¨¢ de lo que lo han hecho con otros colectivos de su propio continente: ¡°Nuestro d¨ªa a d¨ªa es mucho m¨¢s arriesgado que organizar un World Pride. Con las alt¨ªsimas cifras de VIH y sida y lo deficitaria que es la atenci¨®n primaria en Guinea, estamos de velorio en velorio¡±. Su escritura de madre guineoecuatoriana seguir¨¢ intentando redimir esas vidas.
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