Pura metamorfosis
ESTA VENUS PARECE hallarse recorriendo el camino que va del m¨¢rmol a la carne. Algunas zonas de su cuerpo han adquirido el color y la textura de la piel. Habr¨ªa bastado, quiz¨¢, desenterrarla unos siglos m¨¢s tarde para que amaneciera viva. Se trata de una de las Venus capitolinas localizadas en los restos de una villa romana descubierta en Salar (Granada) cuando en 2011 se llevaban a cabo unas obras municipales. Se denomina P¨²dica por el gesto con el que se cubre el pubis con la mano izquierda. La derecha, de conservarse, estar¨ªa a punto de taparse los pechos.
Datos hist¨®ricos aparte, le gusta a uno imaginar la posibilidad ya mencionada de que las grandes esculturas de la antig¨¹edad cl¨¢sica fueran, con el paso del tiempo, evolucionado a seres vivos de verdad. Y que algunas de las mujeres o de los hombres con los que nos cruzamos en la calle o junto a los que nos sentamos en el metro, cumplida la transformaci¨®n, hubieran escapado, a trav¨¦s de t¨²neles secretos, de un palacio griego o romano todav¨ªa por desenterrar. Que habitaran entre nosotros, en fin, como seres de carne y hueso por los que el tiempo solo hubiera pasado para perfeccionar sus formas. Despu¨¦s de todo, el m¨¢rmol es una roca metam¨®rfica, es decir, que procede de otras. ?Qui¨¦n sabe hasta d¨®nde ser¨ªa capaz de llegar en mutaciones sucesivas? Observando esta divinidad (Venus era la diosa del amor, de la belleza y la fertilidad), piensa uno que quiz¨¢ detr¨¢s de la fr¨ªa piedra hayan comenzado a formarse unas delicadas v¨ªsceras como, en el interior del capullo, el gusano ha comenzado a desarrollar las alas.
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