Caprichos som¨¢ticos
Los procesos asociativos son un misterio de la mente. Cuando tropec¨¦ en el peri¨®dico con esta fotograf¨ªa de los dos papas, me vinieron a la memoria aquellos huevos de dos yemas de la infancia que con tanto alborozo se recib¨ªan en mi casa. Por el precio de uno, obten¨ªamos el valor energ¨¦tico de dos. Ahora todo el mundo piensa en la forma de reducir la ingesta de calor¨ªas, pero la obsesi¨®n de entonces era multiplicarlas (cada ¨¦poca tiene sus afanes). A la ventaja nutritiva mencionada, se a?ad¨ªa la sensaci¨®n algo perversa de haber enga?ado al vendedor o a la realidad. Se hac¨ªa uno el cuento de la lechera: si en cada docena de huevos nos tocaran siempre seis con doble yema, podr¨ªamos vender la media docena de una sola y aun as¨ª comer pr¨¢cticamente gratis. Pero se trataba de una loter¨ªa que no todos recib¨ªamos con el mismo entusiasmo. A m¨ª, por ejemplo, me daba un poco de aprensi¨®n comerme aquellas rarezas biol¨®gicas que me recordaban a los fen¨®menos de feria. Llegu¨¦ a contemplar la apertura de los huevos de gallina con el coraz¨®n en la garganta, temiendo y deseando a la vez que sucediera una vez m¨¢s lo que tomaba por una monstruosidad de la naturaleza. Ya no pasa, no s¨¦ si porque lo impiden las condiciones habitacionales de las actuales granjas o porque los huevos son examinados a trav¨¦s de los rayos equis antes de ponerlos a la venta. Es una l¨¢stima.
La visi¨®n de dos cabezas visibles de la Iglesia, en vez de una, me produjo, cuando abr¨ª el diario, una turbaci¨®n infantil, como si se tratara de una extravagancia hist¨®rica semejante a las anomal¨ªas biol¨®gicas de mi ni?ez.
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