¡®Peridis¡¯: ¡°En comarcas de la monta?a palentina nacen ya m¨¢s osos que ni?os¡±
Arquitecto, vi?etista, creador de las escuelas taller y las lanzaderas de empleo cuando Espa?a ha sido atizada por diversas crisis¡ Escritor, divulgador, ciudadano que revitaliza la Espa?a vac¨ªa, Jos¨¦ Mar¨ªa P¨¦rez, Peridis, est¨¢ a punto de terminar la coordinaci¨®n de una obra de vida: la Enciclopedia del Rom¨¢nico, cerca de 70 tomos y 36.000 p¨¢ginas que ponen en valor un arte unificador y milenario en toda la Pen¨ªnsula.
PARA JOS? MAR?A P?REZ, Peridis (Cabez¨®n de Li¨¦bana, Cantabria, 1941), la transformaci¨®n social es f¨¢cil. No lo dice en teor¨ªa. Lo ha comprobado en la pr¨¢ctica. Cuando cada d¨ªa termina su tira para EL PA?S ¡ªen 44 a?os ha fallado solo cuatro veces a la hora de entregarla¡ª, se pone a movilizar recursos humanos y t¨¦cnicos. Construir, para ¨¦l, como arquitecto, no es un verbo que implique dinero para el bolsillo, sino riqueza colectiva. Lo ha aprendido, entre otras cosas, de su convivencia con las ruinas. Cuando era ni?o, el patio y la plaza donde bajaba a jugar eran un monasterio arrasado por el paso del tiempo: Santa Mar¨ªa la Real, en Aguilar de Campoo, donde creci¨®. Hoy, gracias a su inventiva y a la de la gente que aglutin¨® en lo que ahora es la fundaci¨®n con el nombre del monumento, es un lugar p¨²blico donde se ha puesto en marcha un instituto p¨²blico y un foro de debate para la conservaci¨®n del patrimonio. De ah¨ª ha salido la Enciclopedia del Rom¨¢nico, que est¨¢ a punto de culminar con 70 tomos con la colaboraci¨®n de CajaDuero y las fundaciones de La Caixa, Telef¨®nica, Areces, ACS, Red El¨¦ctrica, el Inem y el Ministerio de Cultura. Cuando llega la crisis, agudiza el ingenio y se pone a buscar f¨®rmulas para crear empleo: de ah¨ª surgieron las escuelas taller, las lanzaderas, que han formado en dos periodos oscuros a cerca de 800.000 parados. Ahora planea reconvertir energ¨¦ticamente los edificios p¨²blicos tambi¨¦n con desempleados. Ah¡, y en sus ratos libres hace documentales para televisi¨®n o escribe ensayos y novelas como La luz y el misterio de las catedrales y su Trilog¨ªa de la Reconquista. Acaba de ganar el Premio Primavera de narrativa con El coraz¨®n con que vivo, una obra sobre la Guerra Civil. En resumen: ¡°Yo soy transversal¡±, afirma.?
Esa l¨ªnea difusa entre la repoblaci¨®n y la despoblaci¨®n de la Espa?a vac¨ªa, ?la marca el arte rom¨¢nico de alguna forma?
S¨ª, claramente. La Reconquista llega hasta donde empieza el rom¨¢nico asturiano. El islam no buscaba ocupar todo, a mi modo de ver, quedan reductos en la cordillera Cant¨¢brica unidos a lo que dominaba el Imperio Carolingio. ?Qu¨¦ hab¨ªa arriba? Bosques donde se refugian los visigodos. Eso dura 500 a?os, aproximadamente. Hasta la batalla de las Navas de Tolosa. Existe una tierra de nadie: el Duero. Ah¨ª se hacen los primeros monasterios. Es la primera frontera marcada. Despu¨¦s, el Tajo; luego, el Guadiana¡ En horizontal, a escala de los r¨ªos. La Reconquista depende de la potencia de cada uno de los reinos. Las m¨¢s potentes son Castilla y Le¨®n. Con Alfonso VIII, derrotan a los almohades. As¨ª se termina pr¨¢cticamente la Reconquista, con la toma de Sevilla, aunque quede el reino de Granada como reducto, que se convierten en sus aliados incluso contra los propios musulmanes.
Eso va imprimiendo un nuevo car¨¢cter: ?somos los espa?oles en cierta manera hijos de aquello? En nuestro mestizaje, sobre todo.
Evidentemente, lo somos de aquella permeabilidad cultural. Se da porque la gente vive en el mismo sitio y es dominada por unos y otros. En el norte miran a Roma. El Camino de Santiago es el cord¨®n umbilical que une a Europa. Se habla lat¨ªn; el legado romano, ic¨®nico y ling¨¹¨ªstico pervive. Tanto unos como otros, al conquistar territorios, se llevan a parte de la poblaci¨®n y los utilizan de siervos. Ah¨ª se produce el mestizaje.
?Marcan una din¨¢mica de repoblaci¨®n tambi¨¦n?
S¨ª y no. El norte se vac¨ªa en parte. La gente tiende a bajar al sur. Donde existe riqueza y trabajo. Y expulsan a la poblaci¨®n musulmana. El norte era duro, llegaban hasta all¨ª habladur¨ªas de Al Andalus como un ed¨¦n. La meseta era lo que es ahora. Podemos imaginarla tal cual. Con esos pueblines. Des¨¦rtica durante muchos meses al a?o.
Y si ya entonces la gente tend¨ªa a irse de all¨ª, ?qu¨¦ atractivo le podemos encontrar hoy?
El que tiene¡ El vac¨ªo. Que no significa despoblado. Europa est¨¢ llena. Ah¨ª, solo campo, campo, campo, hasta llegar a una ciudad. Ese es un gran encanto. Pero con masa cr¨ªtica en los pueblos, los monumentos restaurados y los servicios al alcance. Nuestro ideal en la Fundaci¨®n Santa Mar¨ªa es permitir que en ese entorno viva bien la gente: conseguir desarrollo a trav¨¦s de su cultura, y el rom¨¢nico nos cuenta lo grandes que fueron y universales por haber estado inmersos en una gran corriente de la historia, de donde brotan desde la alfarer¨ªa hasta la poes¨ªa, o la m¨²sica, o los beatos, por ejemplo.
Seg¨²n Umberto Eco, los creadores de los primeros c¨®mics.
Exacto, hac¨ªan los libros m¨¢s cotizados de la ¨¦poca, realizados con una belleza, con un primor¡ Acabados con materiales sofisticados, desde la tinta hasta el papel.
Y con ¨¢nimo divulgativo.
Eso era prioridad de los monasterios. Cuando hablamos de tiempos oscuros te lo preguntas. Qu¨¦ tipo de sensibilidades exist¨ªan all¨ª capaces de armar aquello, de contar historias accesibles de manera bella, cargadas de simbolismo, visuales y muy pr¨¢cticas, con letras especiales, bien trabajadas por los amanuenses. Dec¨ªa Vitrubio que originalidad es regresar al origen. Yo no digo que sea la f¨®rmula, pero se puede poner en valor todo aquello manteniendo viva la zona donde se cre¨®, hoy en peligro de extinci¨®n. ?De qu¨¦ manera? Favoreciendo a la gente que lo habita, con las infraestructuras que necesiten, a trav¨¦s de una discriminaci¨®n positiva, ?por qu¨¦ no? Con trabajos que promuevan el progreso de la mujer. Mira, en comarcas de la monta?a palentina nacen ya m¨¢s osos que ni?os. El oso est¨¢ protegido: el ni?o, no.
En Santa Mar¨ªa la Real tomaron un monasterio como s¨ªmbolo y lo restauraron para darle uso pr¨¢ctico. Hoy funciona ah¨ª el instituto del pueblo.
Los monasterios eran todo: colegios, hospitales, paradores de los reyes. Estos ejerc¨ªan el poder de manera n¨®mada. Su corte era itinerante y se mov¨ªan con un mont¨®n de gente que hab¨ªa que albergar, dar de comer. Eran sus log¨ªsticas; de ah¨ª tambi¨¦n que les concedieran privilegios: exenciones de tributos, molinos, ace?as¡ Un contrapoder que no depend¨ªa de los nobles. Los abades ten¨ªan los mismos derechos que los nobles.
Ah¨ª comienzan tambi¨¦n los agravios de los distintos territorios. ?Hay razones entonces que expliquen por qu¨¦ no nos ponemos de acuerdo en seg¨²n qu¨¦ conflictos pese a tener un legado cultural tan com¨²n como el rom¨¢nico?
S¨ª, s¨ª. Los reinos se dividen. No existe unidad, pero s¨ª concepto de Hispania, heredado de Roma, aunque dividida en seis reinos principales. Existen pugnas entre reyes y nobles con matrimonios para resolverlos. Lo rom¨¢nico es global, pero con sus matices. Los materiales marcan la diferencia, la est¨¦tica los une.
De nuevo Vitrubio, necesidad de volver al origen. En su caso, tambi¨¦n para el dibujo. ?C¨®mo le gusta definirse? ?Dibujante, caricaturista, vi?etista?
El encanto de la Espa?a deshabitada en una Europa llena es precisamente ese: el vac¨ªo, que no significa despoblado¡±
Yo hago las tres cosas: del dibujo como arquitecto paso a la caricatura, en lo que comenc¨¦, y de ah¨ª a la vi?eta porque a trav¨¦s de ellas cuento historias. En el fondo soy un heredero de los iluminadores de c¨®dices medievales y de los beatos. Pero tambi¨¦n de los egipcios o de las historias que vemos en las ¨¢nforas o los vasos griegos.
Todo eso a¨²na fantas¨ªa y concisi¨®n. ?Es la clave?
Ambas cosas. Debes hallar simbolismo, fantas¨ªa, imaginaci¨®n, cierta exageraci¨®n y, al tiempo, concisi¨®n. Sacar el alma con el m¨ªnimo de trazos.
?Cu¨¢nto se juega uno en una sola l¨ªnea?
Si se te va la mano, todo. Tienes que ser capaz de hacer una cabeza en medio cent¨ªmetro.
?C¨®mo elige a sus personajes? Porque no caben todos y a la vez debe ser consciente de que van a repetirse.
Esa es mi suerte. Salen a escena.
Pero ?qui¨¦nes hacen m¨¢s m¨¦ritos?
Unos pocos.
Eso debe ser inquietante. Cuando se presenta uno de ellos y lo debes incorporar, ?le asaltan muchas dudas?
No tanto. Lo es si son j¨®venes y se parecen entre s¨ª. Cuando se acumulan unos cuantos as¨ª empiezas a echar de menos a Rajoy en su tumbona. Lo ten¨ªas pillado. Lo dif¨ªcil es encontrar al personaje con el s¨ªmbolo que le corresponde, como a Su¨¢rez con la columna. Es la intuici¨®n la que te lo da.
De repente, un d¨ªa desaparecen. ?Los echa de ?menos?
S¨ª, sobre todo a Fraga, Su¨¢rez, Carrillo¡ Se les coge cari?o. Te resuelven el d¨ªa. Trabajas con ellos y hasta te obedecen.
?Y qu¨¦ tiene que pasar para que usted no mande una vi?eta? ?Es una obsesi¨®n?
S¨ª, apenas he fallado. Es obsesivo y relajante porque cuando acabas, ya empleas el resto del d¨ªa en lo que quieras.
En su caso, la Enciclopedia del Rom¨¢nico, las escuelas taller, las lanzaderas de empleo. Muy relajada no tiene la mente¡ Llega una crisis y se pone usted a inventar formas de dar trabajo.
Bueno, fue muy sencillo. Cuando aparece la crisis de mediados de los ochenta hay un monasterio en ruinas en mi pueblo, Aguilar de Campoo. El juguete de mi infancia, que se ca¨ªa. Monumento nacional. Prohibido el paso. Y un letrero que dec¨ªa: ¡°Llamad al guarda. Llamad fuerte. Si no est¨¢, id a buscarle al bar El Faro¡±. A un kil¨®metro. Imag¨ªnate el guarda que ten¨ªamos.
Es buen¨ªsimo.
Buen¨ªsimo. Pues ?qu¨¦ hac¨ªamos los ni?os? Ense?arlo a los turistas, jugar a aventuras y sacar unas perrillas para ir al cine, que estaba, casualmente, al lado del bar El Faro. Yo acab¨¦ la carrera de arquitecto en el a?o 1969 y veo que el monasterio se sigue cayendo. Digo: ¡°Bueno, pues mu¨¦vete por la corte y empieza a conseguir dinero para que hagan algo¡±. Y hacer algo era darle uso. ?Qu¨¦? Pues a ver si dentro cabe un instituto. Y cab¨ªa. Cabe. Por all¨ª hab¨ªa pasado Unamuno en el a?o 1921 y al verlo dijo: ¡°Hasta una ruina puede ser una esperanza¡±. Te das cuenta de eso, los edificios se reutilizan constantemente. Por eso no debemos dar por perdida la Espa?a vac¨ªa. O por arruinada. Unamuno ah¨ª viene muy a cuento. Pero hab¨ªa un problema.
?Cu¨¢l?
De competencias. Porque el Ministerio de Cultura no constru¨ªa institutos y el de Educaci¨®n no restauraba monumentos.
?C¨®mo lo encaj¨® entonces?
Con el Instituto Nacional de Empleo (Inem); es decir, contratando parados para que aprendieran a restaurar un monumento. As¨ª iniciamos las escuelas taller. Educaci¨®n m¨¢s trabajo. Por ah¨ª luego han pasado 750.000 j¨®venes en todo el mundo y ahora sigue en plena expansi¨®n en ciudades patrimonio de Am¨¦rica Latina. Hicimos un programa cofinanciado por el Fondo Social Europeo. La construcci¨®n siempre ha sido el embrague de las culturas y una gran fuente de empleo.
Esa idea se traslada en la ¨²ltima crisis a las lanzaderas de empleo. ?De qu¨¦ forma?
Es la idea primigenia, pero tiene poco que ver. Me sit¨²o mentalmente en 2007 o 2008 y me digo: ¡°A ver qu¨¦ se te ocurre ahora, Jos¨¦ Mar¨ªa, que la situaci¨®n anda muy cruda¡±.
Pintan bastos y entonces le llama el sentido del deber¡
Yo soy un ciudadano que ha recibido mucho de la sociedad. Cuando empec¨¦ con las escuelas taller se me abr¨ªan puertas. Conectas gente e ideas. Un arquitecto proyecta. Veo una ruina y autom¨¢ticamente pienso en c¨®mo volver a hacerla ¨²til. En 2008 todo el mundo dec¨ªa: ¡°Habr¨ªa que, habr¨ªa que¡¡±. Pues ahora hay parados de todas las edades, empresarios tambi¨¦n. Antes, con las escuelas taller, empleados veteranos ense?aban a j¨®venes un oficio para restaurar. A eso le dimos la vuelta y pensamos: por qu¨¦ no hacer que los desempleados restauren a los desempleados. Que se ense?en unos a otros.
Una especie de intercambio de oficios.
S¨ª. Y no exist¨ªa. Son inventos nacidos de la necesidad. Mi filosof¨ªa es que el problema es la soluci¨®n. No buscarla en otro lado. ?Qu¨¦ necesitan? Apoyo, afecto, salir de casa. Cuando un desempleado sale de su domicilio est¨¢ salvado. Es como una casa deshabitada. Le entran p¨¢jaros por el tejado, goteras y se viene abajo. As¨ª le vuelven dar sentido a su vida: con sociabilidad y volvi¨¦ndose tambi¨¦n visibles. ?C¨®mo proceder? Con empresas que apoyen la idea y esponsoricen, por ejemplo.
Donde en las escuelas taller, en los ochenta, el Estado apoy¨® la iniciativa, despu¨¦s, con las lanzaderas, ha sido la sociedad civil¡
Nosotros fuimos por delante siempre, empezamos a hacerlo; luego el Estado nos apoy¨®. Y Europa. Vayamos por delante, que los Gobiernos vendr¨¢n despu¨¦s. Ahora existen fundaciones y otra actitud. Demostramos que funcionaba. Siguen en marcha las lanzaderas. Habr¨¢n pasado por ah¨ª 20.000 personas.
Alguien comprometido suele criarse en un sustrato solidario. ?C¨®mo fue el suyo? ?Qu¨¦ aprendi¨® en su casa y en su pueblo en ese sentido?
Me crie en una familia cristiana, bien avenida. Nos educaron en la sobriedad, en la cultura del esfuerzo, en la solidaridad. Cuando llegu¨¦ a Madrid ca¨ª en la Hogar del Empleado. Lo llevaban los jesuitas y ten¨ªa bibliotecas, cineclub, capilla, gimnasio y autocares para hacer excursiones los fines de semana. All¨ª tambi¨¦n aprend¨ª que se pod¨ªa estudiar y trabajar a la vez.
?Y en qu¨¦ trabaj¨® entonces?
?Yo? De chupatintas¡, contabilidad, recados. Ganaba para mis gastos y para ayudar a la familia un poco. Empec¨¦ a traerme hermanos para ac¨¢¡
Es decir, a fomentar la Espa?a vac¨ªa.
Evidentemente¡ Pero ya se hab¨ªan ido muchos. Mi padre era asm¨¢tico y estaba enfermo del coraz¨®n. Se hab¨ªa ido quedando algo afectado para el trabajo. Cuando ten¨ªa 17 a?os me dijo: ¡°T¨², para Madrid. A casa de tu t¨ªo, el cura¡±. Pero ¨¦l no le hab¨ªa avisado. Me present¨¦ ah¨ª, con la maleta. Viv¨ªa al lado del Bernab¨¦u y me ven¨ªa bien para ir los domingos al f¨²tbol. Me pregunt¨® que a ver a qu¨¦ hab¨ªa venido a Madrid. Le dije que a estudiar y trabajar y que mi padre me hab¨ªa dado unas direcciones. ¡°Si conocer¨¦ yo a tu padre¡¡±, me dijo. ¡°?Qu¨¦ quieres estudiar?¡±. Arquitecto. Y salta: ¡°?Iluso! ?T¨² crees que en Madrid se atan los perros con longaniza?¡±. Entonces me propuse a m¨ª mismo acabar la carrera, como un saltador de altura.
As¨ª es la lucha, ?no?
Un pariente de mi t¨ªo me dijo que en la vida yo har¨ªa lo que me propusiera.
?Qu¨¦ ver¨ªa en usted?
Que quer¨ªa ir a los entrenamientos del Real Madrid y consegu¨ª un pase a trav¨¦s de un notario que era el tesorero¡
?Se busc¨® bien la vida desde ni?o?
Hay que saber¡ Y tener suerte. Que te llamen desde muy pronto, el d¨ªa en que sali¨® a la calle, para dibujar en EL PA?S ha sido una. Yo sab¨ªa que este ser¨ªa mi peri¨®dico. Nunca dej¨¦ de hacer caricaturas. Tuve esa pasi¨®n. Primero para los amigos, luego publiqu¨¦ en el Diario Palentino. Siempre, siempre. Ahora los libros los dedico con caricaturas. Dedicaturas, m¨¢s bien.
En esta Espa?a que ha estado bloqueada y parece a la gre?a, para usted que se dedica a construir sobre todo alternativas para problemas reales, ?c¨®mo podemos ser edificantes?
Ya¡ No me planteo los problemas que se me escapan de las manos¡ Pero alguna idea m¨¢s tengo que me veo capaz de llevar a cabo.
?Cu¨¢l?
Un proyecto como el de las escuelas taller pero para adaptar los edificios oficiales a la rehabilitaci¨®n energ¨¦tica. Lo hemos hecho entre varios expertos, entre ellos economistas como Guillermo de la Dehesa. Eso es una fuente extraordinaria de empleo y un ahorro econ¨®mico porque minimizar¨ªa el consumo. Hacer eficientes todos los edificios p¨²blicos de Espa?a en 20 a?os. Pero, a ver¡ Es f¨¢cil, eh.
S¨ª, ya.
Muy sencillo. Es descentralizado, en cada sitio lo suyo. No hace falta comprar solares. Los edificios ya est¨¢n hechos. Hay que empezar con experiencias piloto, descentralizar los fondos, coordinar las acciones. Movilizar los colegios de arquitectos, los sindicatos, las empresas, las universidades, a los alcaldes¡ Promover un pacto nacional por la salud p¨²blica y el medio ambiente.
Chupado.
Pues eso. Lo tengo escrito y formulado. Es de las cosas que hacen pa¨ªs. Yo soy transversal.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Jos¨¦ Mar¨ªa P¨¦rez "Peridis"
- Dibujantes
- Espa?a vac¨ªa
- Escuelas taller
- Despoblaci¨®n
- El Pa¨ªs
- Arte rom¨¢nico
- Medio rural
- Problemas demogr¨¢ficos
- Arte medieval
- Prisa Noticias
- Historia arte
- Centros educativos
- Prensa
- Grupo Prisa
- Demograf¨ªa
- Grupo comunicaci¨®n
- Arte
- Educaci¨®n
- Medios comunicaci¨®n
- Sociedad
- Comunicaci¨®n
- Entrevistas