Silenciada, enterrada, explosiva
El objetivo es conseguir en 2025 un mundo sin minas antipersona (una meta que Trump ha puesto muy dif¨ªcil)
ME PARECE QUE no le hemos prestado suficiente atenci¨®n a una noticia verdaderamente atroz: el insufrible Trump acaba de decir que Estados Unidos volver¨¢ a usar minas antipersona. Ver¨¢n, estas minas son un invento de una perversidad espeluznante; poseen cargas explosivas muy peque?as porque su fin no es matar, sino mutilar, reventar vientres o arrancar piernas y brazos, para debilitar al oponente oblig¨¢ndolo a cuidar y cargar con sus heridos. Son unos artefactos crueles que se ceban en la poblaci¨®n civil. Por eso, cuando en 1997 se celebr¨® la Convenci¨®n de Ottawa para prohibir el uso de estas minas, la humanidad dio un paso de gigante. Salirse del acuerdo, como ha hecho Trump, es una infamia.
Pero ya que hablo de minas y de indecencia pol¨ªtica, quiero hablar de los saharauis. S¨ª, de ese pueblo al que los espa?oles traicionamos y vendimos como ovejas a los marroqu¨ªes hace 45 a?os. S¨ª, esos mismos saharauis que tienen la justicia y los acuerdos de la ONU a su favor, pero que ni aun as¨ª consiguen recuperar su tierra. De hecho, cada d¨ªa nos olvidamos un poco m¨¢s de ellos.
Y las minas son un perfecto ejemplo de ese olvido. Seg¨²n el Landmine Monitor, el S¨¢hara Occidental est¨¢ entre los pa¨ªses m¨¢s invadidos de minas del planeta. Podr¨ªa ser el m¨¢s contaminado de los territorios habitados. Y el muro que divide en dos el S¨¢hara Occidental (a un lado los saharauis, al otro la zona ocupada por Marruecos) es el campo minado m¨¢s largo del mundo. Se calcula que en la zona hay entre 7 y 10 millones de minas, colocadas durante la guerra por ambas partes del conflicto. La ONU y el Frente Polisario, que lidera la causa saharaui, han pedido repetidas veces a Marruecos mapas de localizaci¨®n de sus explosivos, sin ning¨²n resultado. El desminado es caro, peligroso y dif¨ªcil; las lluvias mueven las bombas en la arena, lo que complica a¨²n m¨¢s su localizaci¨®n. Por cierto que hay un grupo de aguerridas mujeres saharauis, las SMAWT (Sahrawi Mine Action Women Team, equipo saharaui de mujeres en acci¨®n contra las minas), que se dedican a esta arriesgad¨ªsima labor de cazadoras y neutralizadoras de explosivos.
El Frente Polisario, que acata la convenci¨®n de Otta?wa y la de Oslo (contra las bombas racimo), ha hecho un enorme esfuerzo por limpiar sus artefactos explosivos y ha destruido todo su arsenal de minas antipersona (20.493 unidades) y de municiones en racimo (24.107). Marruecos, mientras tanto, sigue sin sumarse a Ottawa ni a Oslo. Para peor, sucede que tras el precario acuerdo de paz de 1991 entre Marruecos y el Polisario se cre¨® una franja de exclusi¨®n de cinco kil¨®metros de ancho al este del muro, en donde no pueden entrar ni personal ni equipo militar, pero s¨ª civiles.
Esta zona, que ofrece reservas de agua porque se forman balsas al cortar el muro el cauce de los r¨ªos, es atravesada todo el tiempo por los pastores n¨®madas y sus ganados, y ah¨ª es donde est¨¢n la mayor¨ªa de las minas. Entre 2014 y 2019 ha habido 186 v¨ªctimas; una de ellas estuvo 10 horas desangr¨¢ndose ante la mirada impotente de los soldados, que no pod¨ªan entrar a la zona de exclusi¨®n a rescatarlo (al fin lo sacaron civiles y hubo que cortarle la pierna). Adem¨¢s, cada vez hay m¨¢s animales heridos o muertos por las explosiones, lo cual arruina la vida de los pastores.
Y siendo todo esto horrible, lo peor es que esta situaci¨®n catastr¨®fica que acabo de contar no existe oficialmente. Aunque ya hemos dicho que el S¨¢hara Occidental puede ser el territorio habitado m¨¢s contaminado por minas antipersona de todo el planeta, no est¨¢ en el foco de zonas a limpiar por la Convenci¨®n de Ottawa, dado que no tiene estatus de pa¨ªs independiente.
A¨²n m¨¢s, no dejan intervenir de forma oficial a los delegados saharauis en las conferencias antiminas. Ottawa se ha puesto como objetivo conseguir en 2025 un mundo sin minas antipersona (una meta que Trump ha puesto muy dif¨ªcil), y yo me pregunto c¨®mo se atreven siquiera a plantear semejante logro si no tienen en cuenta los millones de letales artefactos que riegan el S¨¢hara. He aqu¨ª una buena met¨¢fora de la causa saharaui: es una injusticia indecentemente silenciada, enterrada, explosiva.?
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