Los muros invisibles de las Am¨¦ricas
Amnist¨ªa Internacional publica hoy su informe 2019 sobre la situaci¨®n de derechos humanos en el continente y muestra c¨®mo la movilidad forzada por la violencia coloca en situaci¨®n vulnerable a millones de personas y lleva a algunos pa¨ªses, con Estados Unidos a la cabeza, a poner trabas al derecho humano al asilo y el refugio
¡°Uno sale de su pa¨ªs para salir adelante. Porque, para echarse a morir, uno se queda all¨¢¡±. Eso le dijo Khristopher a un equipo de Amnist¨ªa Internacional en Bogot¨¢, cuando lo entrevistamos para conocer su experiencia como venezolano viviendo en Colombia. ?l es tan solo uno de los 4,8 millones de personas que se han visto obligados a huir de un pa¨ªs que atraviesa una emergencia humanitaria tan grave que hoy en d¨ªa la salida de sus ciudadanos constituye la segunda crisis de refugiados m¨¢s grande del planeta, despu¨¦s de Siria.
El informe anual que Amnist¨ªa Internacional publica hoy sobre la situaci¨®n de derechos humanos en las Am¨¦ricas en 2019 nos invita a pensar sobre un continente entero en movimiento. A pesar de que no haya un conflicto armado activo en este hemisferio lleno de paisajes naturales hermosos y una cultura viva e interesante, hay varias crisis de personas migrantes y refugiadas cruzando fronteras y en cada una de ellas hay historias de ni?as, ni?os y familias enteras intentando desesperadamente reconstruir sus vidas en un lugar seguro.
Aparte de Venezuela, los pa¨ªses centroamericanos de Guatemala, Honduras y El Salvador siguen siendo demasiado violentos y demasiado pobres para que sus ciudadanos puedan tener una vida digna. Esto les obliga a realizar viajes llenos de peligros y penurias por M¨¦xico con el prop¨®sito de quedarse en ese pa¨ªs o intentar vivir el famoso sue?o americano en Estados Unidos.
Cuando Donald Trump anunci¨® en 2015 que construir¨ªa un muro en la frontera con M¨¦xico muchos pens¨¢bamos que no era t¨¦cnica ni f¨ªsicamente posible. El complejo terreno de m¨¢s de 3.000 kil¨®metros presentaba demasiadas dificultades para un proyecto de esta envergadura. Pocos previeron que Trump y su Administraci¨®n, una vez instalados en la Casa Blanca, construir¨ªan otro muro, uno invisible edificado con leyes, pr¨¢cticas y pol¨ªticas p¨²blicas que poco a poco han ido destruyendo una instituci¨®n clave en el derecho internacional: el derecho de toda persona a solicitar y obtener refugio cuando su vida o su integridad f¨ªsica est¨¢n en riesgo en su pa¨ªs de origen.
Aparte de Venezuela, los pa¨ªses centroamericanos de Guatemala, Honduras y El Salvador siguen siendo demasiado violentos y demasiado pobres para que sus ciudadanos puedan tener una vida digna
Bajo la pol¨ªtica conocida com¨²nmente como?Permanecer en M¨¦xico, desde enero de 2019, las autoridades estadounidenses han enviado m¨¢s de 60.000 solicitantes de asilo a esperar en M¨¦xico ¡ªusualmente en estados fronterizos con altos niveles de violencia¡ª mientras sus solicitudes son tramitadas. Esta es un ejemplo de la existencia de un muro que no tiene ladrillos y cemento pero que afecta y lesiona la dignidad de miles de seres humanos que huyen de realidades dif¨ªciles de imaginar: que tus hijos sean reclutados por una pandilla violenta en una ciudad hondure?a o que tu hija pudiese ser abusada sexualmente por un grupo criminal que controla una comunidad pobre de El Salvador con total impunidad.
M¨¦xico no solo ha aceptado el programa Permanecer en M¨¦xico, sino que tambi¨¦n ha enviado a la Guardia Nacional, un cuerpo primordialmente militar, a zonas fronterizas a realizar tareas de gesti¨®n migratoria que no deber¨ªan ser parte de sus facultades. Para hacer a¨²n m¨¢s compleja la situaci¨®n, la administraci¨®n Trump ha suscrito acuerdos con Guatemala, Honduras y El Salvador para que cada uno se convierta en lo que llaman "tercer pa¨ªs seguro", dispuestos a albergar a solicitantes de asilo enviados por Estados Unidos porque pasaron por sus territorios previamente. Considerando la poca capacidad que tienen estos pa¨ªses para recibir y proteger solicitudes de asilo, no es dif¨ªcil concluir que el sue?o americano se ha convertido poco a poco en la pesadilla mesoamericana.
En Nicaragua, por su parte, la crisis de derechos humanos que comenz¨® en abril de 2018 con la arremetida represiva del gobierno de Daniel Ortega contra las y los ciudadanos que disienten de sus pol¨ªticas ¡ªcrisis que contin¨²a hasta el presente¡ª ha obligado a m¨¢s de 80.000 nicarag¨¹enses a desplazarse forzosamente a otros pa¨ªses, principalmente a Costa Rica.
Si bien en la mayor¨ªa de los casos han podido cruzar fronteras, lamentablemente siguen enfrentando grandes dificultades para insertarse en las sociedades de destino, especialmente en el mercado laboral. Esto se debe a obst¨¢culos en el acceso a procesos de regularizaci¨®n eficientes sobre su estatus migratorio, lo cual termina exponiendo a la mayor¨ªa a una situaci¨®n de vulnerabilidad que no contribuye de ninguna manera a la posibilidad de llevar a cabo un nuevo proyecto de vida despu¨¦s de la migraci¨®n forzada a la que han sido sometidos.
El caso de Venezuela es otro ejemplo de c¨®mo las pol¨ªticas y sistemas de protecci¨®n internacional de los pa¨ªses receptores se han convertido en un muro invisible que restringe derechos y afecta las vidas de miles de personas. Al inicio de la crisis, muchos pa¨ªses sudamericanos aceptaron a las personas que llegaron huyendo de las violaciones masivas de derechos humanos que se viven en Venezuela. No obstante, a medida que la cantidad de gente fue aumentando, pa¨ªses como Per¨², Chile y Ecuador fueron imponiendo requisitos que en efecto obstaculizan o niegan la entrada y permanencia de venezolanos en sus territorios, llegando incluso a la expulsi¨®n y devoluci¨®n de personas en violaci¨®n del derecho internacional.
Frente esta compleja realidad, debemos pensar en estrategias de promoci¨®n y protecci¨®n de los derechos humanos de refugiados y migrantes, que al mismo tiempo tomen en cuenta las dificultades propias de las comunidades de origen que viven m¨²ltiples carencias en materia de servicios p¨²blicos y desigualdad.
Todos queremos un mundo mejor y un proyecto de vida en el que podamos hacer realidad nuestras aspiraciones; las personas migrantes y refugiadas no son la excepci¨®n
Es imperativo que la comunidad internacional mire y comprenda al continente americano en su dimensi¨®n humanitaria, en especial con respecto a las personas que d¨ªa a d¨ªa salen de sus comunidades de origen en un proceso que ya muchos denominan una ¡°migraci¨®n del desespero¡± y que se enfrentan a pa¨ªses que lamentablemente han venido construyendo muros invisibles a trav¨¦s de pr¨¢cticas y pol¨ªticas que son lesivas a sus derechos.
Muy probablemente, la movilidad forzada contin¨²e siendo una realidad en el 2020 en las Am¨¦ricas. La regi¨®n ciertamente se beneficiar¨ªa de recibir sin miedo a quienes buscan contribuir al bienestar de los pa¨ªses receptores. Como nos cont¨® Reinaldo, un venezolano en Argentina, cuando lo entrevistamos para el lanzamiento de nuestra campa?a #BienvenidaVenezuela: ¡°Detr¨¢s del miedo hay la posibilidad de crecer y de retomar tus sue?os, tu vida, y la posibilidad de ser grande¡±.
Todos queremos un mundo mejor y un proyecto de vida en el que podamos hacer realidad nuestras aspiraciones, por m¨¢s peque?as que sean. Las personas migrantes y refugiadas de las Am¨¦ricas no son la excepci¨®n. Ya basta de muros.
Carolina Jim¨¦nez Sandoval es directora adjunta de investigaci¨®n para las Am¨¦ricas de Amnist¨ªa Internacional.
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