Iria Mara?¨®n: ¡°En el momento en el que los ni?os se puedan comportar como las ni?as, ser¨¢n libres¡±
La autora de 'Educar a un ni?o en el feminismo' centra su atenci¨®n en la educaci¨®n de los ni?os, en masculino, con el fin de detectar las injusticias que repetimos inconscientemente
Educar en el feminismo (Plataforma Editorial) de Ir¨ªa Mara?¨®n se convirti¨® desde su lanzamiento en un manual de referencia para crear una sociedad m¨¢s justa e igualitaria desde la infancia. Ahora la editora y fil¨®loga madrile?a ha dado un paso m¨¢s con un nuevo libro, Educar a un ni?o en el feminismo (Plataforma Editorial), que centra su atenci¨®n en la educaci¨®n de los ni?os, en masculino, con el fin de detectar y cambiar muchos de los errores y de las injusticias que repetimos inconscientemente y que perpet¨²an los roles y los estereotipos de g¨¦nero; y de que los hombres del futuro se sumen, desde sus propios espacios, a una revoluci¨®n feminista que es y debe ser un movimiento de mujeres. En ese sentido, Mara?¨®n, que dice no creer en la figura de los hombres ¡°aliados¡± del feminismo (¡°lo que implica ser mujer solo lo sabemos las mujeres¡±), aboga por la abolici¨®n del g¨¦nero, porque en su opini¨®n solo cu¨¢ndo desaparezca el g¨¦nero desaparecer¨¢n todas las desigualdades entre hombres y mujeres: ¡°En el momento en el que los ni?os se puedan comportar como las ni?as, en que ni?os y ni?as sean completamente libres, y en que las personas adultas rompamos con el g¨¦nero, se acabaron los privilegios¡±, afirma convencida de que el reto est¨¢ al alcance de nuestras manos.
PREGUNTA. Dices en Educar a un ni?o en el feminismo que la primera pregunta en cualquier di¨¢logo pol¨ªtico con los hombres deber¨ªa ser: ?Qu¨¦ pueden hacer ellos por nosotras? Me gustar¨ªa empezar devolvi¨¦ndote de vuelta la pregunta: ?Qu¨¦ podemos hacer?
RESPUESTA. A m¨ª me parece importante dejar claro que el movimiento feminista es un movimiento de mujeres y, por lo tanto, los hombres ten¨¦is que buscar la manera de ayudarnos, pero siempre desde fuera del movimiento feminista. Creo que en vuestros espacios sociales, laborales, familiares y pol¨ªticos ten¨¦is una buena oportunidad para crear vuestros propios espacios feministas. Para m¨ª es una gran aportaci¨®n que pod¨¦is hacer.
P. A m¨ª se me ocurre otra aportaci¨®n: no tergiversar el movimiento feminista con ese argumento simple y rampl¨®n de que el feminismo odia a los hombres.
R. Eso por supuesto. El feminismo no odia a los hombres, aunque es verdad que el sistema patriarcal y el machismo no brotan de las plantas, sino que hay personas que los perpet¨²an y esas personas sois los hombres. Pero eso no significa que odiemos a los hombres. Todo lo contrario, tenemos que entendernos. Pero s¨ª que es importante identificar este hecho y que los hombres se¨¢is conscientes de que sois vosotros los que est¨¢is generando esta situaci¨®n y los que ten¨¦is que cambiarla.
P. En el libro afirmas que niegas que hoy en d¨ªa puedan existir hombres aliados de la causa feminista. A m¨¢s de uno le vas a dar una mala noticia, ya que viste mucho ponerse esa etiqueta en la bio de Twitter¡
R. Dudo mucho que existan los aliados feministas. Y no porque tenga nada en contra de los hombres que se ven a s¨ª mismos como aliados, pero hay una cosa que est¨¢ clara: lo que implica ser mujer solo lo sabemos las mujeres. Toda la presi¨®n que nosotras sufrimos, solo la conocemos nosotras. Vosotros pod¨¦is, a trav¨¦s de la empat¨ªa y la solidaridad, intentar entendernos y apoyarnos, pero nunca vais a saber lo que significa ser una mujer. Por eso creo que no puede haber aliados feministas, ya que seguro que hay muchas cosas de las que pedimos y reivindicamos que vosotros no entend¨¦is porque hab¨¦is sido socializados para no hacerlo.
P. La sensaci¨®n que tengo yo es que muchos, m¨¢s que aliados feministas, somos lo que me dec¨ªa el escritor peruano Renato Cisneros: feministas en construcci¨®n. Es decir, machistas por estructura que intentamos erradicar en nosotros las taras machistas con las que crecimos. ?Dir¨ªas que se ajusta m¨¢s esta definici¨®n a la realidad?
R. Desde luego, porque los hombres hab¨¦is sido socializados para ser como sois, as¨ª que est¨¢ en vuestra mano revertir todo eso, deconstruir vuestra masculinidad. M¨¢s que construiros en el feminismo, que insisto en que es un movimiento de mujeres, lo que ten¨¦is que hacer es deconstruir vuestro g¨¦nero. Y lo mismo nosotras. Lo que pasa es que vuestro g¨¦nero oprime, as¨ª que la deconstrucci¨®n tiene que ser mucho m¨¢s profunda.
P. Y qu¨¦ dif¨ªcil resulta erradicar esas taras, deconstruirse.
R. Es que es muy dif¨ªcil, porque a todos y a todas nos han educado as¨ª, han construido nuestro g¨¦nero en funci¨®n de una cultura machista. Por eso insisto tanto en el libro en la necesidad de abolir el g¨¦nero, porque solamente cuando desaparezca el g¨¦nero desaparecer¨¢n todas las desigualdades.
P. Nosotros hemos crecido en unas familias y una sociedad machista, as¨ª que algunos estamos en plena reforma interior, intentando reconstruirnos. Con nuestros hijos, sin embargo, tenemos la oportunidad de empezar desde cero gracias a esa mayor conciencia feminista que existe hoy en d¨ªa. No obstante, como dices en el libro, seguimos haciendo cosas mal. ?Qu¨¦ sigue fallando?
R. Mi sensaci¨®n es que no terminamos de identificar d¨®nde est¨¢n las desigualdades. Se sigue perpetuando el g¨¦nero sin que nos demos cuenta. Muchas veces ni siquiera somos conscientes de que estamos fomentando los estereotipos. Y eso pasa pr¨¢cticamente a diario con cada palabra, con cada referencia que le llega a nuestras hijas e hijos. Todo lo que nos rodea va construyendo su g¨¦nero y ni siquiera lo percibimos. Ah¨ª est¨¢ el problema.
P. Es que hemos dado una especie de paso adelante con las ni?as: ¡°dejamos¡± que se disfracen de superh¨¦roes, les compramos ropa en los ¡°pasillos de chicos¡± de las grandes superficies comerciales, las animamos a jugar al f¨²tbol o a otros deportes tradicionalmente vinculados al g¨¦nero masculino. Sin embargo, si nuestro hijo quiere disfrazarse de princesa, llevar tut¨², pintarse las u?as o comprarse una sudadera rosa¡ ?Ay!
R. Claro, porque la masculinidad tiene muchos m¨¢s privilegios que perder. ?Por qu¨¦ la sociedad no acepta que un ni?o se salga de lo que es la masculinidad? Porque est¨¢ hecha para perpetuar ese sistema de g¨¦neros y de roles. Con lo cual se castiga m¨¢s a un ni?o que se viste de princesa o que se pinta las u?as que a una ni?a que se pone ropa ¡°de chico¡±. Pero oye, tambi¨¦n nos ha costado a nosotras nuestra lucha poder llevar pantalones, pero llevamos 300 a?os de feminismo y bastante hemos avanzado en la deconstrucci¨®n de nuestra feminidad y de nuestro g¨¦nero. El problema es que el g¨¦nero de los chicos sigue intocable, no se puede cambiar, porque es un tema de privilegios y de poder. En el momento en el que los ni?os se puedan comportar como las ni?as, que ni?os y ni?as sean completamente libres, y que las personas adultas rompamos con el g¨¦nero, se acabaron los privilegios. Y eso a muchos les cuesta aceptarlo.
P. ?Ves ese objetivo de abolici¨®n del g¨¦nero viable hoy en d¨ªa?
R. Por supuesto, pero hay que hacer mucha pedagog¨ªa. Si yo no creyera que la agenda feminista se puede cumplir, no estar¨ªa aqu¨ª hablando contigo de estos temas. Hay una cosa fundamental que dice Andrea Dworkin, que el movimiento feminista no es reformista, sino revolucionario. Aqu¨ª no venimos a cambiar cuatro cositas, sino que el objetivo es cambiar el sistema. Y s¨ª, creo que se puede abolir el g¨¦nero.
P. Mientras llega esa sociedad sin g¨¦nero que se?alas como objetivo del movimiento feminista, ?qu¨¦ valores dir¨ªas que son importantes que transmitamos desde casa para educar en el feminismo a nuestras hijas y, fundamentalmente, a nuestros hijos?
R. Es importante educar en la empat¨ªa, la generosidad, la asertividad, el saber escuchar, el respeto a ni?as y mujeres. Tambi¨¦n poner ejemplos de ni?as y mujeres referentes. Y, sobre todo, evitar las desigualdades: no hay juguetes de ni?os y de ni?as, no hay ropa de ni?os y de ni?as, no hay nada que sea de ni?os o de ni?as. Eso lo tenemos que tener s¨²per claro. Solo si rompemos con todas esas desigualdades los ni?os ser¨¢n libres.
P. Como explicas en el primer cap¨ªtulo del libro, educar a nuestros hijos en el feminismo no solo tiene beneficios para las mujeres, sino tambi¨¦n para los ni?os, hombres y el conjunto de la sociedad. ?Qu¨¦ beneficios destacar¨ªas en ese sentido?
Hay una lista brutal, pero si pensamos en los hombres, te puedo dar datos que reflejan que el feminismo es bueno tambi¨¦n para vosotros. De hecho, dedico un ep¨ªgrafe en el libro que he titulado ¡°hombres contra ellos mismos¡±.
P. Quiero escuchar esos datos.
R. Para que te hagas una idea, los hombres ten¨¦is el doble de riesgo de sufrir lesiones medulares que las mujeres, ten¨¦is tres veces m¨¢s probabilidades de suicidaros, cuatro veces m¨¢s de ser personas sin hogar; seg¨²n la DGT sois m¨¢s arriesgados al volante, sufr¨ªs m¨¢s accidentes y estos son m¨¢s graves que los que ocasionamos las mujeres. Tambi¨¦n ten¨¦is m¨¢s posibilidades de consumir drogas. En 2019 el 86% de los ahogados durante el verano en espacios acu¨¢ticos no vigilados fueron hombres. El 92% de los presos de nuestro pa¨ªs son hombres, el 62% de los homicidios son de hombres a manos de otros hombres, el 89% de los delitos homicidas son perpetrados por hombres¡ Y as¨ª podr¨ªa seguir hasta el infinito.
P. Son demoledores los datos.
R. Obviamente el movimiento feminista vela por nosotras, las mujeres, que tenemos mucho que perder, pero es que vosotros tambi¨¦n est¨¢is perdiendo mucho por el camino por culpa de la construcci¨®n del g¨¦nero. Todo esto ocurre por c¨®mo os construyen a los hombres: ten¨¦is que ser m¨¢s arriesgados, m¨¢s valientes, emocionalmente inaccesibles, etc. S¨¦ que esta no es la forma de convenceros, pero desde luego es un argumento para derribar la masculinidad y abolir el g¨¦nero.
P. Muchas veces, sin querer, como dec¨ªas antes, somos los propios padres, y hablo en masculino, los que transmitimos estos valores machistas del g¨¦nero masculino a nuestros hijos varones. ?Qu¨¦ les dir¨ªas a los padres para que cambien el chip y piensen en esto cuando ejercen como tales?
R. Lo fundamental es que os mir¨¦is a vosotros mismos, hag¨¢is autocr¨ªtica e identifiqu¨¦is aquellos rasgos de la masculinidad que est¨¢is trasladando a vuestros hijos. Al final, por ejemplo, si vosotros no sois responsables de los trabajos dom¨¦sticos y de los cuidados, ellos van a aprender que los hombres no se responsabilizan de estos temas y lo van a seguir perpetuando generaci¨®n tras generaci¨®n.
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