Guaid¨®, cleptocracia y elecciones
La mayor debilidad de la estrategia de Juan Guaid¨®, dif¨ªcil de exagerar, es el haber fincado mucho, sin duda demasiado, en la alianza con Donald Trump, ese ca?¨®n suelto en la cubierta
Evoco con nostalgia el tiempo ya remoto en que la conversaci¨®n sobre la naturaleza del chavismo recurr¨ªa a categor¨ªas tales como ¡°democracia populista iliberal¡±, ¡°r¨¦gimen h¨ªbrido¡±, ¡°aut¨®crata competitivo electoral¡± y otras supercher¨ªas de las que nos serv¨ªamos los dem¨®cratas venezolanos confiando en que el primer paso para derrotar al socialismo del siglo XXI por v¨ªa electoral era caracterizarlo acertadamente.
Tan pronto Hugo Ch¨¢vez sali¨® de la prisi¨®n militar donde vacacion¨® durante un par de a?os hasta ver sobrese¨ªda la causa que le siguieron por rebeli¨®n militar, se dedic¨® a predicar el abstencionismo electoral, enfermedad infantil de la izquierda irredenta que por entonces lo apoyaba.
El abstencionismo fue su manera de vagar en el desierto aunque no fue tiempo perdido, digo yo, porque para 1997, cuando hizo suya la idea de postularse a las presidenciales, ya le hab¨ªa dado dos exhaustivas vueltas al pa¨ªs. Fue aquel, justamente, el a?o en que la revista?Foreign Affairs public¨® el seminal art¨ªculo de Fareed Zakaria que dio pie a su libro sobre la democracia iliberal.
Ch¨¢vez encarn¨® el ejemplo m¨¢s acabado de cu¨¢n lejos puede llegar un aut¨®crata con vell¨®n de cordero tras ganar una elecci¨®n. Cualquiera dir¨ªa que se hizo leer fragmentos de Zakaria para luego improvisar sobre ellos.
Un parpadear de ojos y ya estamos a punto de cumplir un cuarto de siglo sin encontrar el camino de regreso a una democracia tolerablemente imperfecta, representativa, con alternancia de gobierno.
El proceso que nos ha llevado a vivir bajo una sanguinaria dictadura de saqueadores ha sido tan demoradamente insidioso que a¨²n hoy, dentro y fuera del pa¨ªs, se elucubran f¨®rmulas que cumplan el desider¨¢tum de ser ¡°constitucionales, electorales y pac¨ªficas¡±, al tiempo Maduro se encastilla m¨¢s y m¨¢s en un r¨¦gimen hamponil que tortura y asesina a sus adversarios en las narices de una Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.
La insurgencia, el a?o pasado, de Juan Guaid¨® a la cabeza de una estrategia enderezada a ganar a los militares para un proceso de transici¨®n pol¨ªtica que, merced una elecci¨®n presidencial, devolviese a Venezuela los usos democr¨¢ticos y fomentase una econom¨ªa de mercado, no logr¨® el prop¨®sito principal ¨Centre muchos prop¨®sitos?, pero solo los fr¨ªvolos y los francotiradores podr¨¢n decir que ha sido un esfuerzo f¨²til. Innecesario deber¨ªa ser a estas alturas exaltar la perseverancia y el valor personal demostrado por Guaid¨®.
La apuesta por el cese de la usurpaci¨®n (y todos sus etc¨¦teras) fue la consigna de una estrategia con exceso compleja, condicionada a demasiadas variables no sujetas a la voluntad del portaestandarte, ejecutada a menudo con m¨¢s que censurable improvisaci¨®n por sus colaboradores y expuesta, por ¨²ltimo, a los picotazos de la corrupci¨®n y a la desconfianza y desaliento que constatarla en algunos de sus operadores pudo infundir en la poblaci¨®n.
La mayor debilidad de dicha estrategia, dif¨ªcil de exagerar, es el haber fincado mucho, sin duda demasiado, en la alianza con Donald Trump, ese ca?¨®n suelto en la cubierta.
El retorno a Venezuela, luego de una sonada gira internacional y del nihil obstat de Trump, y tambi¨¦n el ostensible apoyo de los militares a la dictadura, deja a Guaid¨® y su coalici¨®n frente al dilema ineludible de participar o no en las elecciones parlamentarias hacia las que la dictadura de los clept¨®cratas viene pastoreando a la naci¨®n entera con el envite de la dolarizaci¨®n en una mano y la violencia en la otra. Sobre este dilema habremos de volver.
Por lo pronto, y para todo lo que haya de venir este a?o, la presencia de ¨¢nimo demostrada por Guaid¨®, el predicamento de que goza entre sus compatriotas y, por sobre todo, la creatividad pol¨ªtica que el tiempo actual exige a quien aspire a conducirnos y el tino de las dif¨ªciles decisiones a tomar deber¨ªa ser m¨¢s importante para ¨¦l que la aquiescencia de Leopoldo L¨®pez y Donald Trump juntos. ?Lo habr¨¢ aprendido ya el joven pol¨ªtico de La Guaira? Pronto lo sabremos.
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