Las ugandesas publican el nombre de sus violadores en Twitter
#FreeSheena ha sido la ¨²ltima campa?a digital de apoyo a una joven activista detenida por denunciar en la red social casos de violaciones y abusos sexuales y animar a que m¨¢s mujeres lo hagan
¡°El sistema sigue siendo sexista y contin¨²a acosando a las supervivientes de la violencia sexual. Antes de llegar delante de un juez, depende de la polic¨ªa c¨®mo se presenta un caso y, hasta ahora, no han sido capaces de abordarlos desde una perspectiva no sexista¡±. As¨ª es como explica Rosebell Kagumire, una conocida periodista y activista feminista ugandesa, la pen¨²ltima campa?a digital de defensa de los derechos de las mujeres en su pa¨ªs, #FreeSheena. El movimiento feminista en este pa¨ªs de ?frica Oriental ha conseguido protagonismo en los ¨²ltimos a?os porque est¨¢ explotando las herramientas digitales en un entorno en el que la libertad de expresi¨®n no est¨¢ garantizada. Pero, tambi¨¦n, porque es la v¨¢lvula de escape de la reivindicaci¨®n de un cambio radical de sistema.
El esc¨¢ndalo llam¨® a las puertas de la sociedad ugandesa desde Twitter mientras el a?o 2020 se desperezaba. En realidad, se hab¨ªa fraguado antes de que expirase 2019. Sheena Ahumuza Bagaine, una joven activista feminista, intercambiaba mensajes con unas amigas sobre el fin de semana cuando apareci¨® una referencia a una situaci¨®n de abuso por parte de un conocido de varias de ellas. Alguien, en esa conversaci¨®n digital, pidi¨® la identidad del sujeto para evitar que otras mujeres sufriesen sus abusos. Sheena no lo dud¨® y dio el nombre del individuo. Era el 30 de diciembre de 2019. A partir de ah¨ª se desencaden¨® una discusi¨®n, entre usuarios y usuarias: unos defend¨ªan que ese tipo de acusaciones se deben presentar frente a las autoridades y otros consideraban que los abusadores deben ser expuestos p¨²blicamente; los conocidos del sujeto defend¨ªan su honorabilidad y otras mujeres aseguraban haber sido acosadas.
Mientras tanto, la usuaria que hab¨ªa lanzado la denuncia empez¨® a recibir mensajes de mujeres. Unas reforzaban la acusaci¨®n del individuo; otras, ampliaban la lista de agresores compartiendo con ella sus experiencias de abuso. La conversaci¨®n gener¨® una corriente de discusiones, algunas acaloradas, pero tambi¨¦n mucha solidaridad, sensibilidad y debate en torno al papel de las redes sociales en la denuncia de la violencia sexual.
Sheena decidi¨® que deb¨ªa hacer p¨²blicos esos nombres y el 2 de enero lanz¨® la apuesta definitiva: un hilo en el que compart¨ªa las capturas de pantalla de los mensajes que otras mujeres le hab¨ªan enviado explic¨¢ndoles sus experiencias, exponiendo a sus presuntos agresores con nombres y apellidos. ¡°Algunos pueden ser desgarradores, pero un amigo tuyo puede ser un abusador¡±, advert¨ªa.
Lizard goes by the name Muneza. Come and fight me I¡¯m ready https://t.co/sKpKe9PWHm
— TASHA. (@sheena_sheenzy) December 30, 2019
Una decena de hombres aparec¨ªan en estos mensajes. Y se desat¨® la tormenta, los retuits, las disputas y las discusiones, incluidas las amenazas, pero tambi¨¦n otros mensajes de contenido parecido y muchos animando a la tuitera y transmitiendo su apoyo. De nuevo, las redes en Uganda eran sacudidas por un esc¨¢ndalo que expone la violencia sexual que sufren las mujeres de manera habitual.
Uno de los aludidos advirti¨® a trav¨¦s de sus abogados a Sheena Ahumuza Bagaine que presentar¨ªa una denuncia judicial si no retiraba los tuits, ped¨ªa disculpas y pagaba 2.000 millones de chelines ugandeses (algo menos de 500.000 euros) en concepto de reparaci¨®n de da?os causados. La activista public¨® un discreto ¡°Vamos a la guerra¡± en Twitter.
El 20 de febrero, la comunidad de activistas digitales feministas ugadensas estaba de celebraci¨®n: festejaban la sentencia absolutoria que hab¨ªa devuelto la libertad a Stella Nyanzi, todo un s¨ªmbolo para este colectivo. La acad¨¦mica y escritora ugandesa fue detenida en noviembre de 2018, tras una acusaci¨®n de ciberacoso contra el presidente Yoweri Museveni, por un poema publicado en Facebook en el que deseaba que nunca hubiese nacido. Nyanzi fue condenada a un a?o y medio de c¨¢rcel en agosto de 2019. Pero despu¨¦s de casi 15 meses de prisi¨®n preventiva, otro tribunal revoc¨® la sentencia y orden¨® su liberaci¨®n.
La conversaci¨®n gener¨® una corriente de discusiones, algunas acaloradas, pero tambi¨¦n mucha solidaridad, sensibilidad y debate en torno al papel de las redes sociales en la denuncia de la violencia sexual
Las activistas no tuvieron tiempo suficiente para festejar porque ese mismo d¨ªa se extendi¨® la noticia de la detenci¨®n de Sheena Ahumuza Bagaine, curiosamente, para responder de los mismos cargos de ciberacoso en sus tuits. La comunidad de activistas despleg¨® inmediatamente la campa?a #FreeSheena: una denuncia p¨²blica y una llamada de atenci¨®n a las autoridades.
Las redes transmit¨ªan la indignaci¨®n de activistas y usuarios no necesariamente comprometidos. La polic¨ªa no hab¨ªa aclarado los casos de abusos, asaltos, acoso y violencia sexual que se hab¨ªan hecho p¨²blicos en los mensajes del mes de enero de las redes sociales, pero actuaban contundentemente contra la autora de los mensajes.
La actividad fue intensa y, de nuevo, despert¨® en el pa¨ªs el debate acerca de la desigualdad y de la inseguridad de las mujeres. Los colectivos de defensa de sus derechos no se cansan de denunciar el creciente clima de violencia basada en el g¨¦nero y, sobre todo, las consecuencias para las v¨ªctimas y para la sociedad, porque se est¨¢ transmitiendo una peligrosa sensaci¨®n de impunidad. Una de las advertencias m¨¢s repetidas durante la campa?a de apoyo era que el arresto de Sheena mandaba a las v¨ªctimas el mensaje de no denunciar y seguir en silencio.
So here we are. This thread is exposing rapists and rape apologists! Feel free to add yours in case I missed out some . I will be sharing stories and names according to the DMs I received. Some are heartbreaking but a friend can be another woman¡¯s abuser. I hope you¡¯re shaking.
— TASHA. (@sheena_sheenzy) January 2, 2020
La campa?a, en todo caso, fue tan corta como intensa. Al d¨ªa siguiente de su detenci¨®n, Sheena Ahumuza Bagaine fue puesta en libertad bajo fianza. En la estela de esa acci¨®n digital quedaba de nuevo una muestra de la resistencia de la comunidad feminista ugandesa y el debate social pendiente.
La tambi¨¦n activista feminista Twasiima Patricia Bigirwa es categ¨®rica: ¡°Est¨¢ claro que el sistema perpetua los abusos, en Uganda se ha institucionalizado. El sistema que deber¨ªa proteger a las v¨ªctimas, en realidad, les inflige m¨¢s da?o. Si sufres abusos, si has sido violada, si has sido asaltada y te has dirigido al sistema que tiene que protegerte, si has ido a la Justicia o a la Polic¨ªa para que te proteja, te das cuenta de que termina en nada, porque es un sistema opresor. Tenemos que entender que el problema tiene que ver con una profunda estructura de desigualdad que incluye a nuestra polic¨ªa, nuestros funcionarios, nuestras leyes y nuestras estructuras de decisi¨®n¡±.
Bigirwa recuerda, adem¨¢s, que hay muchos casos en los que el sistema incluso ¡°protege a los agresores¡± y destaca las noticias en las que miembros de algunas instituciones aparecen implicados en casos de violencia u ¡°oficiales de polic¨ªa que escriben en peri¨®dicos art¨ªculos en los que se justifica la violaci¨®n¡±. ¡°Tenemos a legisladores que justifican la violencia contra las mujeres y siguen haciendo leyes¡±, se lamenta antes de sentenciar: ¡°El sistema est¨¢ yendo por un camino que muestra que las v¨ªctimas ni siquiera pueden acceder a la Justicia¡±.
Este contexto es el que explica para Bigirwa, pero tambi¨¦n para Rosebell Kagumire, que las denuncias se realicen en las redes sociales y no ante la Polic¨ªa o los jueces. ¡°Se usa a la Polic¨ªa¡±, advierte Kagumire, ¡°para detener a las mujeres que hablan. As¨ª es como se usa el mismo sistema que no protege a las mujeres y no investiga los casos de violencia sexual¡±. Y a?ade que la corrupci¨®n existente ¡°implica que cualquier persona con dinero puede hacer que la Polic¨ªa no escuche a las supervivientes y que se incremente el estigma¡±. Precisamente porque las muestras de valent¨ªa no significan que se haya reducido esa marca social, en la que insiste Twassiima Patricia Bigirwa: ¡°Las mujeres no ganan nada denunciando una violaci¨®n. Se habla de campa?as de descr¨¦dito, pero es que ellas siempre van a salir perdiendo¡±. Y las dos activistas recuerdan el caso de Samantha Mwesigye, una funcionaria del Ministerio de Justicia que despu¨¦s de denunciar a un superior perdi¨® su trabajo.
Arresting a woman that was brave enough to speak out on behalf of rape victims might intimidate many victims but it will not silence us! We will continue reporting your sons that you¡¯ve raised to be so entitled to women¡¯s bodies! We will not stop! #FreeSheena
— inqil¨¡b (@tastefullysaucy) February 21, 2020
En todo caso, para Kagumire, el ejemplo de #FreeSheena y otras campa?as anteriores, as¨ª como el uso de las redes sociales en las reivindicaciones feministas, est¨¢ demostrado a las j¨®venes ugandesas que pueden romper las barreras de silencio y denunciar sus experiencias. ¡°Las herramientas digitales son un instrumento clave para mostrar que las mujeres j¨®venes no est¨¢n solas, aunque en ese caso Uganda no es una excepci¨®n¡±, se?ala Kagumire. Ella considera que estos dos recientes episodios, la liberaci¨®n de Stella Nyanzi y la campa?a de solidaridad con Sheena Ahumuza Bagaine, son ¡°victorias de batallas¡±, pero que ¡°hasta que las mujeres dejen de ser arrestadas en estas situaciones y no tengan que temer por sus vidas, no se podr¨¢ considerar una victoria total¡±.
Por su parte, Twassiima Patricia Bigirwa coincide en que no se pueden considerar victorias totales, ¡°porque ni Stella ni Sheena deber¨ªan haber sido detenidas¡±. Para ella, ¡°lo que muestran estas acciones no es que se haya ganado el combate, sino que las mujeres ugandesas rechazan la situaci¨®n y van a seguir luchando¡±.
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