De lo que hablan las mujeres africanas cuando se les da voz y una c¨¢mara
La exposici¨®n fotogr¨¢fica 'Parlamento de mujeres de ?frica', de la AECID y la Federaci¨®n Africana sobre el Arte Fotogr¨¢fico (FAAP) llega a Saint Louis para suscitar el debate en torno a la igualdad
¡°Nunca se me habr¨ªa ocurrido c¨®mo plasmar la violencia contra las mujeres en una imagen¡±, confiesa Mbaye Diouf, estudiante de ¨²ltimo curso de la carrera de Artes y Culturas en Saint Louis (Senegal) mientras visita la muestra de fotograf¨ªa Parlamento de mujeres de ?frica, un trabajo colectivo expuesto desde el pasado 15 de febrero en la Galer¨ªa Siki Rio de la ciudad.
Bajo el lema Igualdad, equidad y derechos de las mujeres, esta muestra,?promovida por la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n para el Desarrollo (AECID) y la Federaci¨®n Africana sobre el Arte Fotogr¨¢fico (FAAP), es el resultado de un taller impartido por los fot¨®grafos espa?oles David Palac¨ªn y Marta Moreiras en Dakar en junio de 2019. Participaron ocho fot¨®grafas y cinco fot¨®grafos procedentes de Senegal, Ben¨ªn, Mal¨ª, Costa de Marfil y Congo-Brazaville.
¡°Lo que m¨¢s me llama la atenci¨®n es que, en realidad, para ver las desigualdades solo hab¨ªa que mirar alrededor¡±, reflexiona Diouf, de 25 a?os, y amateur en este arte. Ante sus ojos se exhibe un abanico de obras que, a trav¨¦s de diferentes t¨¦cnicas art¨ªsticas, ofrecen miradas diversas, inspiradas en la realidad femenina que las rodea: la identidad, la discriminaci¨®n, las violencias, las cargas de trabajo, el papel de los hombres, etc¨¦tera. ¡°En ?frica, en Europa y en todo el mundo, los derechos de las mujeres son violados cotidianamente. Como artistas, debemos pronunciarnos¡±, expone Mamadou Gomis, presidente de la FAAP.
Koukambakana Matthieu Urielle, originaria de Congo-Brazaville y asentada en Senegal desde hace cinco a?os, ha elegido hablar del sexismo. Con su trabajo quiere reflejar la vida cotidiana de muchas mujeres que se ven juzgadas por su forma de vestir, seg¨²n comenta la artista. Para ello, utiliza el color rojo saturado y una minifalda como met¨¢fora ¡°accesible a todo el mundo¡±. ¡°La vestimenta no hace a la persona en ning¨²n caso¡±, opina, ¡°pero el juicio que se hace a lo que llevan las mujeres es injusto y sesgado, y se hace tanto desde la familia, como en la calle o el sistema en general¡±.
Urielle vincula su obra a la campa?a en redes sociales #balancetonporc (¡°denuncia a tu cerdo¡± en franc¨¦s), que permite a las v¨ªctimas de acoso, agresi¨®n sexual o violaci¨®n compartir de manera an¨®nima su testimonio con el objetivo de sensibilizar y debatir sobre las situaciones que viven las mujeres.
En ?frica, Europa y en todo el mundo los derechos de las mujeres son violados cotidianamente. Como artistas debemos pronunciarnos Mamadou Gomis, presidente de la FAAP
En la misma l¨ªnea pero m¨¢s centrado en el ¨¢mbito laboral es el trabajo de la senegalesa Nana Marie Helene Faye (conocida como Nan¡¯art). A trav¨¦s del concepto de un peque?o zapato rojo, denuncia las dificultades de las mujeres para desenvolverse profesionalmente.
A la fot¨®grafa gallega afincada en Dakar, Marta Moreiras, que ha seguido el desarrollo de cada proyecto durante el taller, le parece muy interesante la heterogeneidad de los participantes. ¡°Hay miradas m¨¢s art¨ªsticas que se concentran m¨¢s sobre lo po¨¦tico o est¨¦tico y otras que proceden del mundo period¨ªstico y que han hecho creaciones m¨¢s documentales¡±, reflexiona. Es el caso de Hostilia Bass¨¦ne, de 25 a?os, que se centr¨® en la intimidad de una joven empresaria. Con una serie de fotos de su vida cotidiana, nos traslada a los malabarismos de esta mujer para responder a su papel de madre, esposa, trabajadora y creadora. Los roles tradicionales que ejercen las f¨¦minas.
Implicar a los hombres
¡°?Y si los invirti¨¦semos?¡±, se pregunta Isma?la Diouf. ¡°Consider¨¦ que era importante implicar a los hombre en el discurso", afirma este fot¨®grafo senegal¨¦s. "Nosotros tambi¨¦n tenemos que posicionarnos en la defensa de los derechos de las mujeres, complementar el alegato de la mujer, porque en una sociedad igualitaria todo el mundo ganar¨ªa¡±.
Su trabajo es uno de los m¨¢s comentados. Sobre un sobrio fondo negro, se ven bien iluminados los retratos de hombres mayores vestidos con trajes tradicionales, s¨ªmbolo de solemnidad y del estatus social de la persona, ejecutando tareas consideradas como femeninas: uno lavando ropa, otro pilando cebolla, otro barriendo con una escoba.
¡°Desde peque?o he participado en las tareas de mi casa, y s¨¦ que hay otros muchos hombres que lo hacen, aunque no lo quieran asumir en p¨²blico. La sociedad no est¨¢ lista para aceptar que un jefe de familia lleve a su hijo a la espalda, como hacen tradicionalmente las mujeres¡±, tercia.
Dice incluso que hay hombres que se han sentido ofendidos al ver su obra. ¡°Hay una hipocres¨ªa imperante en esta sociedad, porque si ayudas a tu mujer, te ayudas a ti mismo. Incluso en la religi¨®n, que es donde a veces se escuda la gente para no reflexionar sobre estas cuestiones, se insta a compartir las labores del hogar y a apoyar a tu mujer en su trabajo en general¡±, declara.
El lugar de las mujeres en la religi¨®n
Diouf explica que el tratamiento de los temas durante el taller no estuvo exento de debates, ¡°de debates constructivos¡±, matiza. ¡°La igualdad es un tema que escuece, que levanta ampollas¡±, afirma, comentando que una de las fotograf¨ªas de Mystic Bram¡¯s (Ibrahima Dia) fue retirada del Museo de la Mujer en Dakar, donde Parlamento de mujeres de ?frica se expuso durante tres meses. La pol¨¦mica imagen mostraba una mujer vestida de cardenal de la Iglesia cat¨®lica y fue tachada de susceptible de herir sensibilidades. El resto de la serie, titulada ?un itam! (Nosotras tambi¨¦n)! cuestiona tambi¨¦n el lugar de las mujeres en la religi¨®n, esta vez en la musulmana, mostrando una mujer dirigiendo la oraci¨®n, algo reservado a los hombres.
Modou Diop, visitante de la muestra en el Siki Rio, comparte la opini¨®n de la galerista de Dakar. ¡°No me gusta que se plantee el debate sobre el papel de la mujer en la religi¨®n, me parece inapropiado: no entiendo qu¨¦ se quiere transmitir¡±, dice. A su amigo Medoune sin embargo, la creaci¨®n de Ibrahima Dia s¨ª le transmiti¨® un mensaje: ¡°Creo que es algo tan improbable que una mujer dirija la oraci¨®n a d¨ªa de hoy en este pa¨ªs, que lo que traslada la fotograf¨ªa es que ellas pueden hacer hasta lo m¨¢s dif¨ªcil, lo que se cree imposible. Y yo estoy de acuerdo¡±.
Las miradas de los asistentes circulan por la sala admirando la selecci¨®n, que se expone por tercera vez en Senegal y que se ver¨¢ en Espa?a el pr¨®ximo mes de octubre, en el marco del Festival Internacional de Cine Invisible de Bilbao.
Entre las obras, hay una que quiz¨¢ sorprenda m¨¢s, remueva m¨¢s, obligue a detenerse m¨¢s tiempo: desenfocada, se percibe una ni?a en diferentes posiciones. Acaso la imagen no sea n¨ªtida, pero el sentimiento que transmite y la comprensi¨®n de la situaci¨®n que representa sin duda lo es. ¡°La verg¨¹enza, el tormento y la desesperaci¨®n¡±, dice contundente Oumou Balde en su lengua materna, el wolof. Habla de un episodio demasiado com¨²n y demasiado silenciado, en su opini¨®n, en la sociedad senegalesa: la violaci¨®n.
¡°Quise tratar ese tema porque en mi barrio de Guediawaye, en Dakar, pasa a menudo y no se habla. Me he inspirado de un caso real de una vecina: un t¨ªo la violaba y sus otros t¨ªos y su t¨ªa lo sab¨ªan y no dec¨ªan nada. Muchas veces la familia sofoca la situaci¨®n para que no se hable, lo que supone una nueva forma de violencia hacia la joven¡±, denuncia apuntando tambi¨¦n la falta de seguimiento psicol¨®gico de estas j¨®venes v¨ªctimas de violaci¨®n como una de las causas de que posteriormente sientan miedo y aversi¨®n hacia los hombres.
Aunque el trabajo de Balde ha creado tambi¨¦n revuelo, ella lo defiende con orgullo, con la intenci¨®n de que el tema deje de ser un tab¨² y se debata en la sociedad, y se muestra dispuesta a seguir trabajando en la defensa de los derechos de las mujeres.
Lo sagrado, m¨ªtico y bello
¡°Mientras para ellas lo importante era trasladar la frustraci¨®n, la discriminaci¨®n que sufren en los diferentes ¨¢mbitos de la vida y muchas veces pasan desapercibidos por sus compa?eros (la pubertad, las presiones sociales, las mujeres migrantes), ellos tiraron m¨¢s por ensalzar a la mujer, como ser sagrado, m¨ªtico, bello¡±, afirma Moreiras, encargada de trabajar con el grupo el tratamiento de los diferentes temas y la edici¨®n de las series finales que cuentan con entre 10 y 15 fotograf¨ªas por artista.
Es el caso del senegal¨¦s Xaadim, con su obra La mujer ¨¢rbol, o de los 100 ritmos del benin¨¦s SODOKPA que pone en valor el trabajo informal realizado por las mujeres en muchas de las capitales africanas. La congolesa Samuelle Paul Banga tuvo un sue?o. So?¨® una sociedad donde la educaci¨®n no haga distinciones por sexo, donde hombres y mujeres compartan responsabilidades. Lo representa con un cesto, cargado de verduras, llevado por un var¨®n; y tambi¨¦n con los pies de un hombre y una mujer a la misma altura, subidos ambos a un taburete, el de ella calzado con maderas, para situarse a similar nivel.
Miradas v¨ªrgenes, trabajos explosivos
Para Marta Moreiras, una de las profesoras del curso que ha dado como resultado la exposici¨®n, la conclusi¨®n de este proceso de acompa?amiento a mujeres y hombres fot¨®grafos ha sido una experiencia reveladora. ¡°Al no haber escuela de fotograf¨ªa, no se tienen muchas referencias est¨¦ticas o conceptuales, por lo que el resultado es muy potente y m¨¢s si se les dan algunas herramientas, como hicimos en el taller, David Palac¨ªn y yo¡±. Para participar en este programa se pidi¨® a cada participante un porfolio y una idea de proyecto que se analiz¨® con ambos formadores.
¡°La tendencia inicial era realizar im¨¢genes muy expl¨ªcitas, as¨ª que nos centramos en dar referencias para tratar con delicadeza y sutileza algunas tem¨¢ticas sensibles. Tambi¨¦n se trataba de hacer propuestas para invitar a pensar al espectador¡±, explica. ¡°Algunas de las participantes no eran conscientes de los aspectos legales e incluso ¨¦ticos que implica trabajar en esto: para tratar las violencias por ejemplo hay que ganarse el acceso y la confianza de las mujeres que las han sufrido, y eso es muy dif¨ªcil, y luego hay que plantearse tambi¨¦n hasta d¨®nde quieres exponerlas a trav¨¦s de las im¨¢genes. Los conceptos como dominio, sumisi¨®n¡. Son tan abstractos y subjetivos que son dif¨ªciles de convertir en algo visual¡±, concluye.
¡°Nosotros, los occidentales, estamos sobreexpuestos al legado de los referentes de la fotograf¨ªa, como Cartier Bresson y otros, por lo que para profesionalizarnos tenemos que centrarnos casi en desaprender, porque inconscientemente tiendes a imitar y, al final, tienes que ir buscando tu lenguaje y tu est¨¦tica¡±, analiza. ¡°Aqu¨ª nos hemos encontrado con miradas v¨ªrgenes, con apenas referencias, lo que provoca que la construcci¨®n de los discursos sea muy diferente. El resultado puede verse: son im¨¢genes muy creativas, muy espont¨¢neas, muy virginales. ?nicas¡±.
Por su parte, David Palac¨ªn admira el apetito de aprender y la capacidad de los asistentes. ¡°La evoluci¨®n fue brutal. Vinieron con ganas y algunas ideas, pero les faltaba concretar los conceptos y bastante t¨¦cnica. Durante cinco d¨ªas trabajamos con flashes de estudio en interior y en exterior. El resultado fue de una calidad incuestionable y hoy en d¨ªa les sigo y veo el impacto del taller en sus obras¡±, afirma. ¡°Es una generaci¨®n joven con algunas ideas que les salen de las entra?as, sobre todo las mujeres, muy motivadas y que tienen muy claro que van a hacer de la c¨¢mara su oficio¡±.
Para Mamadou Gomis, presidente de la FAAP, creada en 2018 y a la que ya pertenecen m¨¢s de 150 fot¨®grafos africanos de una treintena de pa¨ªses, la ausencia e insuficiencia de presencia de mujeres africanas en el sector es un problema, y cree que este tipo de iniciativas sirven para apoyar su profesionalizaci¨®n y para poner en el debate p¨²blico los temas que les interesan.
Un mensaje esperanzador como el que comparte tambi¨¦n Ly Lagazelle con Identidad, creaci¨®n que mereci¨® la atenci¨®n del joven espectador Mbaye Diouf. ¡°En una de las fotos se ve a la mujer inmovilizada por manos diferentes, que para m¨ª simbolizan que la violencia no la ejerce un solo hombre sino el mundo entero. En otra, las c¨¢maras la escrutan: son los medios de comunicaci¨®n, las redes sociales, la sociedad que ejerce presi¨®n sobre ella. En toda la serie, la expresi¨®n facial de la mujer transmite sufrimiento pero tambi¨¦n tenacidad; con su aparato fotogr¨¢fico en sus manos todo el tiempo, demuestra que ella tambi¨¦n tiene una mirada sobre el mundo y que no se rendir¨¢ hasta que la dejen expresarse. La mujer no es un objeto sino sujeto activo de un combate contra las diferentes violencias que sufre¡±, concluye.
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