La luz del cine brilla entre el polvo de las pel¨ªculas encontradas en un almac¨¦n
He aqu¨ª la historia del s¨¦ptimo arte en la ciudad senegalesa de Saint Louis, desde las primeras proyecciones a principios del siglo XX hasta los nuevos festivales de calle
¡°El teatro no me gusta porque no hay mucha acci¨®n. Es algo sin vida que solo gusta a los so?adores. Prefiero las pel¨ªculas de espionaje en las que los actores siempre est¨¢n con ganas de acci¨®n y pelea. Cuando te gusta hacer el casanova como a m¨ª, estas pel¨ªculas te pueden inspirar. Me encanta el cine porque hay escenas de amor, y se aprecia mejor la belleza de las mujeres que en el teatro. Si tengo que comparar a Sean Connery con Scapin ¡ªpersonaje de la comedia francesa¡ª tratar¨ªa a este ¨²ltimo de d¨¦bil, ?f¨ªjate si el teatro me deja indiferente!¡°. Esto dec¨ªa un tal Ndiaye Ababacar, vecino de Saint Louis (Senegal) a finales de los 70, cuando a¨²n se debat¨ªa sobre la cohabitaci¨®n de ambas artes. El testimonio fue recogido en una revista editada en Saint Louis bajo el t¨ªtulo de Unir Cinema que adem¨¢s de estos comentarios a pie de calle acumula valiosas rese?as de pel¨ªculas, cr¨ªticas a nuevas tendencias cinematogr¨¢ficas internacionales o art¨ªculos de opini¨®n firmados por los primeros realizadores africanos, o como el cr¨ªtico Paulin Soumanou Vieyra.
Como casi todo en esta ciudad, la historia del cine est¨¢ guardada en cajas cubiertas de polvo y humedad. En este caso, en un almac¨¦n de la parroquia de Saint Louis, enfrente de la Catedral que encierra aut¨¦nticos e inesperados tesoros. Un equipo de voluntarios cat¨®licos desentierra y clasifica estos d¨ªas los ejemplares de su primera revista, Eco de Saint Louis, que despu¨¦s pasar¨ªa a llamarse UNIR y que desde sus n¨²meros iniciales, datados en 1906, contaba ya con rese?as cinematogr¨¢ficas aunque la primera sesi¨®n de cine documentada en la ciudad fue en 1908 en una cafeter¨ªa.
Las cr¨®nicas fueron impulsadas por el padre Daniel Brottiel, un pionero de la comunicaci¨®n social, conocido como ¡°patr¨®n de los periodistas y los cineastas¡± precisamente por organizar aquella primera proyecci¨®n de cine en la ciudad. Posteriormente, estas sesiones pasar¨ªan a realizarse en una sala llamada Jeanne d¡¯Arc (hoy reconvertida en la escuela Didier Marie).
Las citas cinematogr¨¢ficas de Brottiel se conocen como las pioneras del lugar, pero hay estudios que apuntan que incluso, muy poco despu¨¦s de?que los hermanos Lumi¨¨re proyectaran p¨²blicamente la salida de obreros de una f¨¢brica francesa en Lyon (Francia), en diciembre de 1895, ya se hac¨ªan pases en diferentes lugares de los pa¨ªses bajo presencia colonial francesa. Tales investigaciones sugieren que en el Ayuntamiento de Saint Louis se abri¨® un cine en 1898 con plazas sentadas, en banco o de pie.
Los vecinos recuerdan nost¨¢lgicos cientos de an¨¦cdotas sobre las salas de cine, como los pescadores del barrio de Guet Ndar que se acercaban en piragua a la sesi¨®n de la tarde
El padre Vast, uno de los sucesores del cl¨¦rigo cin¨¦filo, lleg¨® a Senegal en 1949 como cura en la parroquia de la catedral de Saint Louis. Convencido de que ten¨ªa que usar todos los medios de comunicaci¨®n posibles para reunirse, intercambiar y dialogar, este apasionado por el cine, organiz¨® proyecciones como pel¨ªculas de Charlot para los ni?os del barrio de Guet Ndar. Luego continu¨® en el centro Daniel Brottier que ¨¦l mismo construy¨® en homenaje al pionero y que contaba incluso con un estudio de grabaci¨®n.
Vast, que se gan¨® el cari?oso apodo de?Pa bi (el pap¨¢, en wolof) ayud¨® a lanzar el Dakar Film Meetings (Recidak) que, al principio, incluy¨® un d¨ªa de reuni¨®n en Saint Louis, cre¨® un animado cine club en la ciudad, y un importante centro de documentaci¨®n cinematogr¨¢fica que pon¨ªa el acento en las producciones africanas, pero abierto a cines de todo el mundo.
Uno de sus mayores logros fue la fundaci¨®n de la revista Unir Cinema. Redactada y editada en Saint Louis, fue la primera revista de cine africano que revel¨® tendencias, an¨¢lisis y opiniones sobre los problemas de distribuci¨®n. Un magac¨ªn innovador que sufr¨ªa de periodicidad irregular y una falta cr¨®nica de financiaci¨®n, pero que logr¨® sobrevivir hasta el 1995.
Entre los montones de papeles mecanografiados y grapados, desordenados y ro¨ªdos en parte por los ratones, en el almac¨¦n de la parroquia aparecen tambi¨¦n boletines de aquel cine club que, en julio de 1967, debat¨ªa los resultados de un refer¨¦ndum entre sus adherentes: cine comercial versus pel¨ªculas ¡°para cin¨¦filos¡±. El programa del trimestre anterior se hab¨ªa centrado en el cine del este y defend¨ªa la programaci¨®n de pel¨ªculas como?El acorazado Potenkim por ser ¡°m¨¢s militantes y est¨¦ticas que las occidentales¡±. Por las salas de estos centros regentados por religiosos en Saint Louis pasaron Vasiliev, Donskoi y Kurosawa entre otros, pero tambi¨¦n cine africano. ¡°Hecho por y para africanos¡±, escrib¨ªan. En una editorial se reflexiona sobre la finalidad del club de cine: ¡°Distraer es un objetivo pero no el principal, que es entender el cine como un arte universal¡±.
'Unir Cinema', redactada y editada en Saint Louis, fue la primera revista de cine africano que revel¨® tendencias, an¨¢lisis y opiniones sobre los problemas de distribuci¨®n
Tres salas en los a?os treinta
A la poblaci¨®n de aquel mestizo Saint Louis de principios y mediados del siglo XX le gustaban las historias en la gran pantalla, y las salas fueron proliferando. Lleg¨® a haber tres cines en la ciudad: en 1930 se construy¨® el cine Rex en la place Faidherbe, y poco m¨¢s tarde el Vox, en el muelle Henri Jay, en el sur de la isla. El tercero, el cine Elhadj, en el barrio de Sor, hoy acoge un aparcamiento. No han corrido mejor suerte los otros dos edificios: el primero ¡ªde inter¨¦s patrimonial excepcional seg¨²n la Unesco¡ª fue demolido hace casi una d¨¦cada y el segundo, en decr¨¦pito estado, parece haber sido comprado hace unos a?os por el artista y empresario Youssou Ndour, que a¨²n no ha movido ficha.
Pero a mediados de siglo pasado la situaci¨®n era otra. Los vecinos recuerdan nost¨¢lgicos cientos de an¨¦cdotas sobre las salas de cine: los pescadores del barrio de Guet Ndar que se acercaban en piragua a la sesi¨®n de la tarde, la gente que repet¨ªa y repet¨ªa la misma pel¨ªcula hasta saberse los di¨¢logos, el ruido de cacahuetes en las filas de los menos pudientes...
Fatima Fall, directora del Centro de Investigaci¨®n y Documentaci¨®n de Senegal (CDRS), se acuerda de cuando ve¨ªa westerns y sobre todo de las pel¨ªculas rom¨¢nticas que eran sus preferidas en la adolescencia. ¡°Quer¨ªamos saber c¨®mo se viv¨ªa el amor en otras partes del mundo¡±, se justifica. Tambi¨¦n recuerda la sesi¨®n de las nueve de la ma?ana en el Instituto Franc¨¦s donde pasaban cintas de Charles Chaplin y ¡°donde los ni?os de Saint Louis conocieron por primera vez a Mickey Mouse¡±.
Aquellas salas fueron puestas en marcha por la Francia colonial, que ten¨ªa el monopolio del control de la distribuci¨®n y explotaci¨®n de los pa¨ªses del ?frica franc¨®fona, a trav¨¦s de la Compa?¨ªa africana cinematogr¨¢fica industrial y comercial (Comasico) y la Sociedad de Explotaci¨®n del Cine Africano (Secma). Despu¨¦s pasaron a manos de la sociedad p¨²blica Sociedad de importaci¨®n, de distribuci¨®n y de explotaci¨®n cinematogr¨¢fica (Sidec) en el Senegal independiente.
Ndiaye Yassine Seye trabaj¨® por cuenta de la Sidec en las tres salas saintlouisiennes durante 20 a?os: de 1980 a 2000, cuando echaron el cierre. Fue supervisor, cajero y tambi¨¦n jefe de sala. ¡°Se proyectaba de todo, menos cine x¡±, precisa. ¡°En franc¨¦s subtitulado o doblado se ve¨ªan pel¨ªculas de cowboy, polic¨ªas, de karate... Proyect¨¢bamos las de Hollywood apenas una semana despu¨¦s de su estreno, ?pero tambi¨¦n orientales! ?Nos encantaba el cine hind¨²: todos conoc¨ªan a actores y actrices como Aminta Basan, Sashi Kapoor, Hema Malini!¡±, comenta Seye.
El coronel Mouamar Gu¨¨ye, se?alaba al peri¨®dico Ndar Info pel¨ªculas como?La Hija de la India, El gorila os saluda, Los 7 mercenarios o R¨ªo bravo, entre otras, como parte importante de los recuerdos de su infancia. Tambi¨¦n se proyectaban pel¨ªculas africanas. ¡°Las de Ousmane Sembene o Touki Bouki de Djibril Diop Mamb¨¦ty, que fue un gran ¨¦xito de taquilla¡±, afirma. ¡°Pero sin duda las preferidas por el p¨²blico eran las de acci¨®n: ?Las de Rambo llenaban todas las sesiones! Y las que menos ¨¦xito ten¨ªan eran las francesas¡ a las que solo ven¨ªan franceses¡±.
Cada sala ten¨ªa unas 300 plazas y el cine Vox era el ¨²nico con techo, los otros dos eran espacios cerrados, pero descubiertos. Los precios variaban entre los 100 francos CFA (15 c¨¦ntimos de euro) que costaba sentarse en una bancada a los 40 c¨¦ntimos que costaba el sill¨®n. ¡°Eran precios accesibles para la ¨¦poca: realmente ven¨ªan todos los p¨²blicos¡±, explica Seye.
Recuerda con nostalgia las sesiones de la tarde, que comenzaban a las tres y que normalmente eran a las que ven¨ªan los j¨®venes pescadores de Guet Ndar ¡°que hac¨ªan mucho barullo¡±. Y las de la noche, sobre las diez de la noche, que eran las preferidas de los estudiantes de Saint Louis. ¡°Nada puede sustituir el placer de vestirse elegante un s¨¢bado para ir a una cita al cine en galante compa?¨ªa¡±, comenta p¨ªcaro Ndiaye Yassine Seye. Una vecina evoca con gracia que hab¨ªa ¡°quien llegaba tarde expresamente para lucir sus vestidos y que la mirasen desde todos los ¨¢ngulos¡± y que aun hoy en d¨ªa esos rumores son comidilla en la ciudad.
A Seye como a tantos otros ¡°nost¨¢lgicos¡±, como ¨¦l se denomina, le encantar¨ªa que reabriesen alguna sala, aunque ¡°quiz¨¢ ya no tenga sentido, en esta ¨¦poca del Canal Plus accesible a todos¡±. A partir de 1990, la Sidec comenz¨® a ceder una buena parte de las 78 salas que contaba Senegal a inversores privados, que no supieron o no pudieron lidiar con la competencia de televisiones, pel¨ªculas piratas en CD o m¨¢s recientemente, Internet. En Saint Louis la ¨²ltima cerr¨® en 2000.
La supervivencia de un arte
Senegal puede presumir de haber sido y ser una de las industrias cinematogr¨¢ficas m¨¢s importantes y productivas de ?frica desde las independencias. Talentos como Alain Gomis o Maty Diop ¡ªreciente Gran Premio de Cannes por su pel¨ªcula Atlantique¡ª avalan las producciones del pa¨ªs, que ve crecer su producci¨®n en un contexto incierto en lo que concierne a los espacios de difusi¨®n. La ¨²ltima d¨¦cada ha estado caracterizada por sus ausencias en el pa¨ªs, pero Dakar parece que se recupera con la apertura de tres salas, entre ellas el Complejo Cinematogr¨¢fico Ousmane Sembene.
En Saint Louis, los apasionados del cine se han debido contentar con un programa cinematogr¨¢fico trimestral ofrecido por el Instituto Franc¨¦s de Saint Louis y con proyecciones ambulantes puntuales ofrecidas por ONG y festivales.
Estos consolidados eventos cinematogr¨¢ficos, como el festival?A lo largo del r¨ªo Senegal, que en abril de este a?o celebr¨® su 11? edici¨®n o el Festival Internacional de Cine Documental de Saint Louis, que festejar¨¢ su 10? aniversario entre el 16 y el 21 de diciembre, demuestran que sigue habiendo un p¨²blico amante del s¨¦ptimo arte en la ciudad, y que se echa a la calle.
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Saint Louis como escenario
Entre las pel¨ªculas francesas rodadas en la ciudad destacan:
- L'affaire Fachoda, (1898), de Jean-Claude Robert. Trata sobre un episodio hist¨®rico: la rivalidad de las potencias europeas para repartirse el continente africano.
- Coup de Torchon, de Bertrand Tavernier. Rodada en 1981, es un filme policiaco ambientado en el ?frica Occidental francesa en la d¨¦cada de los treinta.
- Les caprices d'un fleuve, de Bernard Giraudeau (1996). Una pel¨ªcula de ¨¦poca sobre los establecimientos comerciales en Francia en el siglo XVIII.
- Aduna, de Olivier Langlois. Filme que trata sobre el fen¨®meno de la emigraci¨®n clandestina.
Los saintlouisiens Jean Jacques y Muriel Bancal, empresarios tur¨ªsticos, trabajan estrechamente con los equipos de las pel¨ªculas que pasan por la ciudad. "Creemos que es muy positivo: crea empleo en el sector audiovisual y dinamiza, deja dinero en hoteler¨ªa, restauraci¨®n, transportes, etc. Y por supuesto, ?sirve de promoci¨®n tur¨ªstica!", destaca Muriel.
?Silencio, se rueda! Varios equipos de cine se reparten estos ¨²ltimos d¨ªas del a?o las calles de la ciudad. Por un lado, se graba la serie de televisi¨®n?Bruits de Tambour realizada por la ONGD francesa RAES para sensibilizar sobre la democracia inclusiva a favor de j¨®venes y mujeres; por otro, tambi¨¦n el telefilm franc¨¦s Colombine. Y un equipo anda en busca de localizaciones para la nueva obra de uno de los talentos cinematogr¨¢ficos del pa¨ªs, Ang¨¨le Diabang.