Fortalecer los sistemas de salud m¨¢s vulnerables
Con el ¨¦bola, la respuesta fue tard¨ªa y descoordinada. Las lecciones de pasadas epidemias y el escenario que se nos abre con la crisis del coronavirus nos deber¨ªa llevar a dar respuestas adecuadas
Durante los ¨²ltimos diez a?os, la ayuda externa en materia de salud para pa¨ªses de ?frica del oeste se ha visto incrementada en el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sin embargo la mayor parte de esta ayuda se ha destinado a combatir el VIH-SIDA, la malaria y la tuberculosis, y una parte de lo que quedaba ha ido a la salud materno infantil. Por tanto, la ayuda destinada para apoyar el desarrollo general de los sistemas de salud ha sido escasa. Esta falta de inversi¨®n fue determinante en el control del brote de ¨¦bola de 2014. Un sistema s¨®lido disminuye la vulnerabilidad de un pa¨ªs y asegura un alto nivel de preparaci¨®n para mitigar el impacto de cualquier crisis.
Esta fragilidad no hab¨ªa suscitado tanto inter¨¦s hasta ese momento. Las p¨¦rdidas de vidas, los trastornos sociales masivos y el colapso incluso de los servicios m¨¢s b¨¢sicos muestran lo que sucede cuando una crisis golpea y no se est¨¢ preparado. Esto no ha sucedido solo en ?frica, seg¨²n el an¨¢lisis realizado por Margaret Kruk y sus colegas, sino tambi¨¦n en otras partes del mundo. La lucha para proporcionar una respuesta coherente y gestionar el sentimiento p¨²blico (que a menudo se manifiesta como miedo) de una manera que asegure que la enfermedad no se extienda resulta capital. En otras palabras, durante la crisis de ¨¦bola se pudo ver una ausencia de resiliencia.
La resiliencia puede definirse como la capacidad de los actores, las instituciones y las poblaciones para prepararse y responder de manera efectiva a las crisis; mantener las funciones b¨¢sicas cuando estas se producen; y, bas¨¢ndose en las lecciones aprendidas durante la crisis, reorganizarse si las condiciones lo requieren. Los sistemas de salud son resistentes si protegen la vida humana y producen buenos resultados de salud para todos durante una crisis y tras sus consecuencias.
La respuesta a una crisis, ya sea por un brote de enfermedad u otra urgencia que tenga como resultado un aumento de la demanda de atenci¨®n de salud (por ejemplo, un desastre natural) necesita tanto de una respuesta vigorosa de la sanidad p¨²blica como de un sistema altamente proactivo y funcional. Ambas facetas deben trabajar de forma concertada durante una crisis, y mucho antes de que llegue.
La lucha para proporcionar una respuesta coherente y gestionar el sentimiento p¨²blico de una manera que asegure que la enfermedad no se extienda resulta capital
Ahora que nos enfrentamos a una enfermedad como el coronavirus con un alto potencial desestabilizador, nos viene a la memoria el brote de ¨¦bola de 2014 que puso en evidencia c¨®mo la fragilidad y las disfunciones de los sistemas de salud de los pa¨ªses del ?frica subsahariana. Dir¨ªamos que esa epidemia parti¨® por la mitad al sistema sanitario de los pa¨ªses afectados. El ¨¦bola no tuvo ¨²nicamente un impacto en t¨¦rminos de vidas humanas, sino que tuvo impactos en otros indicadores, como por ejemplo en el aumento de la mortalidad materna e infantil. La ausencia de personal, unido al miedo que causaba el virus, hizo que la gente dejara de acudir al m¨¦dico. Hubo personas afectadas abandonadas a su suerte en los hospitales de ciudades como Monrovia, absolutamente desabastecidos.
La OMS puso el acento en la importancia de la cobertura sanitaria universal y en el fomento de sistemas resilientes que tengan capacidad para hacer frente a los problemas y para recuperarse de ellos. La respuesta internacional frente al brote de ¨¦bola fue claramente tard¨ªa y descoordinada. El impacto de esta respuesta fragmentada llev¨® a la puesta en marcha de actividades paralelas, que se superpusieron con los fr¨¢giles intentos de los ministerios de Salud, lo cual debilit¨® y fragment¨® a¨²n m¨¢s las estructuras de salud de los pa¨ªses afectados.
Las lecciones de pasadas epidemias y el escenario que se nos abre con la crisis del coronavirus nos deber¨ªan llevar a dar respuestas adecuadas. En el ¨¢mbito de trabajo de la Fundaci¨®n Anesvad, esto es, las enfermedades tropicales desatendidas, hemos visto c¨®mo tendencia de introducir servicios verticales en sistemas de salud ya de por s¨ª fr¨¢giles, no es la mejor de las opciones. Existe la posibilidad de una respuesta integrada e integral como tratamos de promover en nuestro trabajo cotidiano.
Gabriel D¨ªez es responsable de incidencia pol¨ªtica y relaciones externas de Anesvad.
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